Capitulo dos

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Ser ignorado fue reconfortante al menos durante los primeros días después se convirtió en algo alarmante. El alfa no se molestó en enseñarle la casa ni tampoco en hablarle. Jeongin ni siquiera sabía cuando estaba en casa. Se iba temprano por la mañana y llegaba muy tarde por la noche.

Poco a poco tuvo que obligarse a salir y entender su lugar en esta nueva residencia.

La casa Hwang era enorme. Mucho más grande que la de su familia pero había una diferencia mucho mayor que esa y era que esta estaba deshabitada por completo a diferencia de su antiguo hogar en el que al menos habían diez personas de servicio trabajando a diario. Aquí mayormente él era la única persona. La señora Gyo venía dos veces a la semana a encargarse de la limpieza y a verificar que todo estuviera en orden.

Y Hyunjin nunca estaba.

Era difícil saber que podía hacer.

Al día siguiente de su llegada, alguien trajo sus maletas con las pertenencias de toda su vida. Ropa, aparatos electrónicos, sus instrumentos musicales, las cosas para su celo y cada pequeño detalle que había sido suyo. Fue una mudanza completa. Y pudo distraerse tratando de hacer que aquella habitación enorme y vacía fuera un poco más suya.

No tardó en convertir esa vacía habitación en su refugio.

Todo era distante y lujoso pero también muy solitario, ¿Así sería toda su vida a partir de ahora?

Al día siguiente de llegar a la casa Hwang con algo de miedo se arregló intentando lucir adecuado. Su madre decía que siempre debía lucir impecable y bonito, alguien a quien su alfa deseara presumir. Tenía innumerables y costosas cremas para su cuerpo al igual que maquillaje y mascarillas para su cabello y rostro.

Debía ser bueno, útil y agradable de ver.

Cuando pasó las escaleras verificó el piso solo con la mirada, no tocó ni revisó nada porque eso podía ser malo pero intentó familiarizarse con las múltiples habitaciones cerradas, con las pinturas en las paredes y con lo que parecía una terraza estilo jardín al fondo del lado contrario a las escaleras. Era una casa bonita con mucha personalidad. Las pinturas parecían contar historias propias y cada pequeño detalle indicaba amor al arte. Se preguntó si el alfa sería un artista o un devoto a este.

Se moría de curiosidad por conocerlo, por saber un poco acercar del hombre que era dueño de su vida pero este no parecía interesado en conocerlo desde antes de la boda lo había sabido, ni un solo día intento conocer al omega con el que se casaría ni siquiera llegó a la sección de fotos prenupcial. Durante al menos dos meses, Jeongin espero que llegara, que intentará conocerlo, que intentará acercarse pero eso no pasó ni una sola vez. Eso lo lleno de miedo. Y le hizo terminar de comprender que el alfa no buscaba a alguien a quien amar. Le aclaró su lugar.

El primer piso era incluso más llamativo que el anterior. Habían dos salones, el primero que funcionaba como recibidor y el segundo más lujoso y grande, podía imaginar las reuniones que el alfa haría ahí. También habían más pinturas y algunas esculturas. Era elegante y mucho más impersonal, algo frío.

En los pasillos encontró más habitaciones cerradas que no se atrevió a revisar, caminó solo observando con curiosidad y admiración encontrando un jardín con una barbacoa de madera oscura y ladrillos rojos, rústica pero manteniendo la estética elegante, también había una piscina. Dos en realidad, una al aire libre y otra cubierta. Era bonito. Y tuvo la intención de ir al exterior pero justo con la mano en el picaporte, se contuvo. Podía ser mala idea. El lugar era bonito pero no significaba que él fuera bienvenido ahí.

Continuó su camino hasta llegar al comedor principal, el cual se trataba de otro salón grande y espacioso con una mesa para doce personas.

Era una casa linda pero no un hogar.

Too sweet | Hyunin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora