Epilogo

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Estaba a punto de casarse.

Era el día de su boda y era tal y como siempre lo había imaginado. Incluso mejor. Era mucho mejor porque el hombre que lo esperaba al final del pasillo era más que el alfa de sus sueños, era también su confidente y cómplice y de quien estaba profundamente enamorado. Si Seungmin no fuera capaz de golpearlo diría que también era su mejor amigo.

Soltó una risita risueña.

A su lado ayudándole a prepararse estaba Seungmin, Jisung, la señora Gyo y Woonie quien en realidad solo parecía estresado de que tardaran tanto y que no pudiera salir a correr y a comer dulces.

Nunca se había sentido tan querido como ahora rodeado de tantas personas que lo querían verdaderamente y que estaban igual de felices de verlo feliz.

—Te ves precioso, Innie. —susurró Seungmin a su oído apareciendo a su lado y sonriéndole a través del espejo. —Se va a enamorar por tercera vez de ti. —bromeó haciéndolo soltar una risa mezclada con un sollozo de emoción. —No llores, no llores. Llegaremos tarde si es así. —dijo en un tono más suave intentando comprender su emoción.

Se sintió como un dejavú pero era totalmente diferente.

No tenía miedo ni ansiedad no estaba asustado ni expectante por ser agradable a un desconocido.

Todo era diferente.

Estaba ansioso pero de poder verlo y besarlo y finalmente ser su esposo. Uno tan real como siempre quiso que fuera. Estaba ansioso de ser suyo de cerrar el contrato y estar juntos por siempre. La ansiedad era burbujeante alegría y nada más que felicidad.

—Estoy muy feliz. —dijo con la emoción escapando de su voz. Seungmin lo recibió en sus brazos dándole un fuerte abrazo no de despedida como había sido aquella vez hace unos meses atrás sino de alegría compartida.

—Justo esto era lo que quería para ti. —confesó Seungmin con el cariño brillando en sus ojos.

—Lo sé.

¿Cómo había terminado todo así?

Hyunjin lo amaba y estaban a punto de casarse.

Se iba a casar con el amor de su vida y en cuanto tuviera su marca tendrían sus propios bebés. Parecía uno de esos sueños de los que no quería despertar nunca.

—Estas perfecto, Jeongin. —asintió Jisung apareciendo con Changbin en sus brazos. El bebé le sonrió moviendo sus bracitos hacia el pareciendo curioso a su entorno. Jeongin acarició su puño haciéndolo reír.

—Si, tío Jeongin, bonito. —apareció Woonie a su lado listo con su trajecito. Parecía un muñequito de pastel.

—Tu te ves más bonito. —murmuró picando su naricita y haciéndolo reír.

Seungmin sería quiero lo acompañaría hasta el altar. En su anterior boda había caminado solo todo el pasillo bajo el escrutinio de docenas de personas desconocidas pero ahora solo estaría rodeado de sus allegados y en compañía de su hermano del alma.

Ambos se miraron y Jeongin asintió suspirando antes de abrir la puerta y salir juntos.

Estaba viviendo en su propio cuento de hadas.

Todo estaba cubierto de flores y era al aire libre. El sol parecía igual de feliz que ellos y todo brillaba con un tono cálido y jovial. La música de fondo era dulce y algo clásico.

Jeongin buscó con la mirada rápidamente a Hyunjin, sonriendo en seguida al atrapar su mirada ya fija en el. El alfa llevaba un traje negro que le sentaba de maravilla. Se veía tan atractivo que sentía que sus piernas flaquearían en cualquier momento sintiéndose repentinamente nervioso y tímido bajo su intenso escrutinio y su sonrisa amorosa.

Too sweet | Hyunin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora