Capítulo diez

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Volver a dormir solo no fue para nada como pensó.

Se había acostumbrando a dormirse envuelto en brazos cálidos y fuertes que le hacían sentir protegido incluso en sueños pero ahora hacía tanto frío. No recordaba lo frío que era dormir solo. Nunca había imaginado lo bien que se sentiría tener a alguien a su lado, alguien que le brindara protección e hiciera sentir cómodo a su lobo pero ahora todo había vuelto a como era antes. Y los recuerdos de esa noche lo estaban atormentando.

Los toques y besos compartidos, las charlas juntos y todo el tiempo en que se sintió especial sobretodo esa noche en medio de una tormenta.

Se cubrió el rostro intentando contener las emociones que lo envolvían al pensar en ello. Hyunjin había sido tan dulce, amable y apasionado. Había sido perfecto. Había hecho que su primera vez fuera mejor de lo que alguna vez soñó.

Pero después... al día siguiente fue tan incómodo, tan complejo tan difícil de entender.

Quizás fue su culpa o fue de ambos pero se alegraba de salir de esa cabaña y de despertar de ese sueño lejano.

—No entiendo que es eso tan terrible que me tienes que contar para hacerme venir aquí. —murmuró el omega mirando a los lados. Era la primera vez que Seungmin lo visitaba en la casa de Hyunjin. —Wow... esto es impresionante. Tu alfa debe estar forrado en dinero. —dijo sin poder contener mucho más lo que pensaba.

—No digas esas cosas. —susurró enrojeciendo y temiendo que alguien los escuchara a pesar de estar solos.

—Es la verdad. —se encogió de hombros. —Pero bueno, pareces preocupado no diré nada más.

Ambos se encerraron en la habitación del omega. Seungmin tenía muchos comentarios que hacer al respecto pero prefirió esperar. Guardando silencio y dándole el espacio que su amigo necesitaba para entrar en confianza.

Jeongin respiro profundo tres veces antes de armarse del valor suficiente.

—Hyunjin y yo nos acostamos. —pronunció en un susurro forzado sin siquiera mirar el rostro de su mejor amigo. Hablo mirando al piso e intentando no enloquecer por ello.

Decirlo en voz alto lo hacía real. Tan real que sentía que iba a enloquecer en ese instante.

Seungmin boqueo varias veces antes de poder responder.

—¿Qué? —pronunció con su boca abierta y sus cejas arqueadas en impresión. —¿Qué tú que?

Jeongin se cubrió el rostro con ambas manos ocultándose. Se sentía tan avergonzado. No sabía que debía hacer. Esto no estaba en sus planes. Ellos se supone que apenas eran amigos.

¡Amigos!

Los amigos no duermen juntos pero... a su vez ellos estaban casados pero eso seguía sin quitar que que todo era una farsa.

No había nada que justificara lo que pasó.

—Jeongin. —llamó el omega sacándolo de sus pensamientos. Lo miró y ahí Seungmin pudo notar las pequeñas lágrimas que se acumulaban en sus ojos. —Ven aquí y déjame abrazarte. —pidió abriendo sus brazos y haciendo un puchero al ver a su mejor amigo tan afectado.

Jeongin no dudo ni un segundo en saltar a sus brazos dejándose envolver en su dulce aroma y permitiendo que su esencia floral y angelical lo tranquilizara.

—No entiendo lo que pasó pero no puede ser tan malo, ¿no? Están casados, tarde o temprano iba a pasar. Es normal que pase a menos que... uh haya sido- bueno, este... El no te forzaría, ¿No? —tartamudeo dudoso. Ciertamente él tampoco sabía qué esperar de un alfa que en la actualidad era capaz de comprar un omega.

Too sweet | Hyunin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora