Capítulo 9 - Bilecturas.

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Alana.

Al llegar a casa veo como Pili se mete con Oliver en la habitación y sonrío al verles, podrán decir lo que quieran, pero se quieren con locura, lo suyo no es solo sexo.

Lo digo yo, que tengo el tercer ojo.

Yo subo con una Camila borracha para llevarle a su habitación. Se tumba en la cama y le quito los zapatos.

Teniendo en cuenta que vas coja no está mal.

-Apestas a alcohol Cam - le digo mientras ella llora y balbucea cosas sin sentido -. Te voy a poner el pijama.

-Para eso me tienes que quitar la ropa primero pillina - suelta una risa tonta.

¿Estos cambios de humor?

Vamos a ignorar qué sí que me tienta quitarle la ropa.

Mucho, nos enciende mucho.

-Créeme, ojalá te la quitara en otras circunstancias pero lo primero es ponerte cómoda y que descanses lo que puedas.

-¿Cómo que en otras circunstancias? - me pregunta inocentemente.

Pues en otras circunstancias.

-A ver levanta los brazos - le pido ignorando su pregunta.

Ella lo hace sin rechistar y yo tengo que coger aire antes de posar mis manos en la parte baja de la prenda y tirarla suavemente hasta que pasa su cabeza.

Intento no mirarla pero me resulta imposible y al hacerlo siento un ápice de culpabilidad, como si me estuviera aprovechando de su estado.

Es preciosa, lleva un sujetador de banda que realza la figura de sus pechos y un colgante que reza Camila de oro, pecas, muchas pecas y por un segundo me imagino besando cada una de ellas.

Aparto ese pensamiento y le pongo la camisa del pijama.

Los latidos de mi corazón son erráticos.

Centrémonos.

-Quítame el sujetador - me ruega en un murmullo.

-Cam yo no...

-Quítamelo, no pasa nada - mi corazón late cada vez más fuerte mientras me agacho lo que mi pierna me permite.

Estamos cara a cara y me vuelve esa sensación de asfixio. Al rozar su piel se que ha sido un error pues no querré dejar de hacerlo. Tengo las manos frías en contraste con su caliente piel, la rodeo con los brazos hasta alcanzar el enganche del sujetador y me quedo mirándole. Me tiemblan las manos mientras muy lentamente le desengancho las anillas y la prenda sale por debajo de su camisa.

-Ves, ya está, no pasa nada - me explica tranquila y yo sé que no voy a quitarme de la cabeza la sensación de haberle tocado, ni el sentimiento que ha provocado en mi.

No es normal.

Me siento estúpida, ¿por qué ella?

Tengo que largarme de aquí.

-Buenas noches Cam.

Mi intención es irme pero ella me para.

-No, quédate aquí, conmigo, en la cama cabemos las dos.

-Esto no está bien - espero a que rectifique porque yo no voy a ser capaz de decirle que no.

Debería de ser capaz de decirle que no.

-Me importa una mierda que no esté bien, solo quiero dormir contigo.

Por favor no insistas.

Contamos con medio año. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora