Capítulo 20- Confesiones

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Camila.

La comida de hospital sabe a puta mierda. Estamos Alana y yo en el comedor, llevamos toda la mañana aquí, casi no veo de lo hinchados que tengo los ojos.

Lo que tiene llorar querida.

-Eres un mapache, pero rojo.

-Gracias Ali, ten amigas para esto - susurro lo último pero ella lo escucha y me lanza una servilleta arrugada - ¡Oye!

-¿Amigas de qué?

-No sé, tú dirás - ya me he puesto nerviosa.

-Vale, esto depende de mí entonces - yo asiento con la cabeza -. No es justo - cruza de brazos consiguiendo hacerme reír - ¿Las demás ya están en el avión no?

-Si - hoy vuelven todas.

-Buenos días - aparece Pili que estaba arriba con Oliver.

-Buenos días - le contesta Alana.

-¿Buenos días? Es la hora de la comer - digo confusa.

-Déjame, tengo la cabeza en otro lado. ¿Qué hay de comer?

-Han hecho pollo y patatas.

-Da igual, no tengo hambre tampoco - no es normal ver a Pili así, está claro que la situación nos está afectando a todos. La única que come es Ali, yo también tengo el estómago cerrado.

-Hola chicas, soy la enfermera de Noah. Podéis ir a verle, ha despertado - siento un alivio inmenso, durante horas habíamos estado el la sala esperando con una mezcla de miedo y esperanza, y al escuchar la noticia, una oleada de emociones me recorrió. Nos levantamos rápidamente de la silla, yo puedo respirar por fin con normalidad. Quería verlo y asegurarme de que estaba bien, que realmente estaba despierto y todo había ido según lo previsto. Se lo agradezco a la enfermera con una sonrisa temblorosa y me apresuro a la habitación, ansiosa por ver a mi tío consciente y seguro. Pilar y Alana van detrás. Entramos y vemos a una mujer que no reconozco. Está hablando con él.

-Hola chicas, ¿cómo estáis? - me quedo perpleja.

-La pregunta aquí es, ¿cómo estás tú?

-Yo bien. Mirar, es la chica de la que os hablé - me giro hacia ella, es una mujer alta, bastante alta, más que Noah por lo menos, rubia con el pelo liso por los hombros, los ojos de un azul claro y la nariz grande, es una mujer con porte elegante que incluso intimida.

-Encantada chicas.

-Igualmente - respondemos las tres - ¿Vas a decirnos qué pasó?

-Que los Londinenses conducís como el puto culo, cabronazos, sois un peligro para mi persona. Yo no sé quién os ha dicho que sois aptos para conducir pero no os lo creáis - no puedo tomármelo en serio con todos esos cables enganchados, se me escapa una risita.

-No vuelvas a dame esos sustos - Alana se acerca llorando a darle un abrazo - porque te pegaré un raquetazo y adiós a tu fertilidad - ambos ríen.

-No me hagas reír Alana, que estoy recién operado.

-Es mi momento de reírme de ti después de lo que lo hiciste tú conmigo.

-No fue para tanto.

-Mira, el cachaun de rayo McQueen al final lo has hecho tú, y te ha salido mal - no entiendo nada, pero ellos están riéndose y es tranquilizador que Noah siga siendo Noah, es buena señal, permito que mi corazón descase y la preocupación se esfume un poco.

-Esta tarde tengo entrene - menciono -. Y ya puestos os aviso de que dentro de nada empezarán los partidos - lo dejo caer.

-Que si Camila que iremos a verte - dice Pili.

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