Capítulo 3 - Londres.

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Alana

Voy a hacer un resumen rápido de la semana: la operación salió genial pero los dolores son insoportables, vivo a base de medicamentos que consiguen que no sienta mi pierna, mi padre ha venido varias veces; ninguna agradable la verdad, mi madre y Noah no se han separado de la cama, he tenido algunos mareos y náuseas pero bien, la comida está asquerosamente asquerosa y si todo va como tiene que ir, hoy me dan el alta.

He mejorado mucho en el parchís y en los juegos de mesa, mi entrenador sigue siendo pésimo y he conseguido ganar a mi madre en ajedrez.

Histórico.

-¿Cómo te sientes? - pregunta Lily que acaba de entrar a la habitación trayendo el desayuno.

-Mucho mejor que ayer la verdad.

-Cuánto silencio ahora que no está Noah, no sé calla ni debajo del agua - dice riendo.

Nos llevamos bien, supongo que una semana haciéndome de niñera da para conocerse.

-Es el mejor.

Mentira no es.

-Se nota que te tiene estima, tendrías que ver cómo habla de ti, ya eres famosa en el hospital y no por el tenis - deja escapar una risa entre dientes -. Sabes, a mi hijo le encantas, no sé si te he hablado de él, cuando llegué a casa y le dije que eras mi paciente se volvió loco. Se disgustó mucho cuando se enteró de que no competirías por una temporada, Jean se apuntó al tenis por ti, antes de dormir se pone en YouTube entrevistas tuyas y recopilaciones de tus mejores puntos.

Estoy mejorando en francés, me doy cuenta cuando consigo entender a la perfección lo que dice.

No tiene ni idea de que me acaba de alegrar el día, creo que no hay nada que me haga más feliz que la admiración de los demás, que les guste lo que hago y ahora ese tipo de apoyo no me viene nada mal.

-Tráelo, que me haga compañía, me encantaría conocerle - mi intención es que no se note la emoción que me genera.

Lily niega con la cabeza.

-No sabes lo que dices, es un bicho - sube su mirada hacia mí al ver que no contesto -. ¿Lo estás diciendo en serio?

Y tan en serio.

¿No había sonado convincente?

-Si, totalmente en serio, no veo porque no, él quiere y yo también.

-Muchísimas gracias por la oportunidad, lo harías el niño más feliz del mundo, pero tienes que reposar Alana.

Se hace de rogar nuestra niñera.

-Que no, un niño pequeño jamás me molestaría, además estoy muy sola, Noah y mi madre están preparando todo para cuando me den el alta - hago énfasis en las últimas tres palabras.

Me van a dar el alta, no contemplo otra opción.

-Tú ganas. Pero no vale quejarse. Quien avisa no es traidor - yo levanto las manos en señal de rendición y sonrío mientras se marcha.

Veo a Lily entrar con un niño de la mano apenas unas horas después, supongo que será Jean, no pasará de los cinco años y son dos gotas de agua. Ambos son rubios con unos ojos azules que impresionan, que te atrapan.

-Mami mami, es ella, es Alana, pero de verdad de la buena - me mira con una cara de asombro que me hace sonreír.

¿Soy capaz de generar ese entusiasmo? ¿Esas sonrisas?

-Si, es ella Jean.

-¿Cómo se siente ser la mejor tenista del mundo mundial? - pregunta con una gran sonrisa que deja al descubierto que se le han caído varios dientes y haciendo un gesto con los brazos abiertos simula el planeta.

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