Capítulo 27- Corazas a base de lágrimas.

7 1 2
                                    

Alana.

Ya estábamos a veinticuatro, qué emoción.

Ironía ante todo.

Los últimos días han sido intensos, Cam y su nueva amiga se animaron a ir a comisaría y denunciar al ex de estas, lo cual es admirable solo de pensar en el miedo que debe de dar. Oliver y yo subimos a su casa a comentarle un par de cosas que espero que le hayan quedado claras porque la próxima vez no creo que seamos tan pacíficos. Ahí donde lo ves, Jackson es un cobarde, se alimentan del miedo y la dependencia que crea, sin eso no es nada. En cuanto le bajas un poco el ego ya no sabe qué hacer ni cómo actuar. No está acostumbrado a que respondan ante él.

Solo de recordarlo un sentimiento de coraje y enfado se apodera de mí.

Al igual que una sensación de orgullo y alivio al saber que se enfrenta a cargos judiciales.

No sé cómo pudo aguantar tanto Camila, a lo mejor no lo entiendo por mi forma de ser, yo no lo aguantaría. O si, viendo lo que aguanté por parte de mi padre a lo mejor sí que soy capaz de soportarlo y no saber imponer mis límites.

Al día siguiente fuimos a la feria, me lo pasé realmente bien y me hinché a manzanas caramelizadas. Besé a Cami en la noria y subí a un par más de atracciones, me acordé de aquel día en Los Angeles, cuando no pude tirarme del edifico en los estudios de Hollywood y casi muero de envidia. El paso del tiempo me abofeteó fuerte al darme cuenta que por esos días aún necesitaba muletas y ahora estoy a dos semanas de volver a competir.

Un poco más de dos semanas pero que más da.

Al imaginarme en una pista otra vez siento desahogo, descanso y una gran oleada de felicidad. Por otra parte miedo, terror y mucha ansiedad. A mí la incertidumbre no me gusta, no saber lo que va a pasar. Todos me dicen que no vaya con expectativas, una cosa es entrenar y otra jugar en un estadio rodeada de gente que espera grandes cosas de mi regreso.

No es lo que más me asusta. Antes si lo habría sido, no llegar a las expectativas. Ahora no.

Es que en menos de veinticuatro horas estaré en Madrid.

Es el problema de enfrentarte a las cosas justo cuando las tienes en frente, no estoy preparada.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

La culpabilidad de lo que voy a hacer lleva robándome el sueño unos cuantos días. Tengo que olvidarme de ella. Tengo que irme.

No se lo merece.

No me la merezco.

Mi padre será un capullo integral pero sigue aterrorizándome. Mi carrera es lo que está en juego y no puede pender de un hilo tan fino.

No sé en qué momento contemplé la posibilidad de quedarme.

No es mi sitio.

Ojalá lo fuera.

-Te vas a arrepentir - escuché la voz de Noah -, y cuando lo hagas no habrá vuelta atrás.

-Es lo mejor, para todos.

-No, es lo mejor para tu padre.

Me quedé paralizada mirando a mi entrenador. No sabía qué contestar, tenía razón.

-Sigues vendiendo tu felicidad con tal de que él esté orgulloso. O por lo menos no tan decepcionado como siempre te hace saber. A estas alturas de tu vida ya deberías saber que eso no va a pasar, que contra la mente de un narcisista no puedes luchar.

Contamos con medio año. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora