Capítulo 15- Agarraros que nos vamos a California.

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Alana.

Me despierta la luz que sé cuela por la ventana. Estoy acostada prácticamente sobre Cam que sigue durmiendo plácidamente. Hoy vamos a ir a por mi madre y Lucas al aeropuerto. Me quedo observando a la rubia que está debajo mía, me paro en sus tatuajes, tiene varios. Tiene una especie de camino hecho por mariposas a lo largo de su cuerpo, la primera se dibuja en el tobillo izquierdo, la segunda en la parte externa del muslo, la siguiente en la ingle, cerca del ombligo, dos revoloteando juntas en su antebrazo y la última un poco más arriba de la clavícula, todas las mariposas miran a la siguiente. Yo acaricio suavemente los tatuajes. La frase de iris, la canción, al apartarle un mechón de pelo dejo al descubierto una especie de símbolo que no entiendo, hace como la forma de una llama, son dos palitos curvos y por último uno un poco más arriba del codo, justo encima, es una figura de un solo trazo de dos mujeres, una supongo que será ella y la otra lleva un gorro, no tiene la silueta del pelo, lo que me lleva a pensar que es su madre y la presión se va extendiendo por mi cuerpo cuando creo entender porque falleció. El simple hecho de pensar como lo tuvo que pasar Cam hace que una sensación amarga se adueñe de mí. Empiezo a llenarle la cara de besos en un intento de despertarle.

-Buenos días - le digo mientras la lleno de besos.

-¿Qué hora es? - su voz de recién levantada hace que mi estómago se llene de mariposas.

Como las que tiene tatuadas.

-Pues no lo sé, pero tampoco creas que me preocupa - junta su boca con la mía -. Hoy estás muy guapa.

-Me lo dices todas las mañanas - se ríe.

-Pues deja de estar guapa todas las mañanas y no lo diré - su risa lo llena todo y me hace sonreír a mi.

Pero no nos gusta eh.

-Tú también estás guapa todas las mañanas - me devuelve el halago.

-Dime algo que no sepa - ruedo los ojos dejándolos en blanco con ironía.

Estamos cayendo, hacia abajo y sin frenos.

-Te quiero - se me cierran los pulmones, se me rompen o no lo sé, lo único que sé es que no puedo respirar. Un sentimiento que no sé definir se extiende hasta llegar a todos los rincones de mi cuerpo. No he escuchado bien, no puedo haber escuchado bien. No son dos palabras que me hayan dicho mucho y yo no sé decirlas, no puedo hacerlo. Pone su mano en mi mejilla y vuelve a besarme, yo ya estoy tensa, no paro de darle vueltas a lo que acaba de decir. Lo ha soltado sin más, como si lo sintiera.

¿Y por qué no podría sentirlo?

Ya sabes, porque somos bueno, soy yo.

-Vamos a bajar a desayunar - Cam se levanta resoplando y a mí se me cae el alma a los pies. No sé qué estará pasando por su cabeza ahora mismo pero no quiero ni pensar en que ella crea que yo no le quiero.

-Está vez se quedan solo tres noches, y el cuarto día por la mañana se van - me explica Noah.

-Quiero ver a Lucas - es mi hermano, depende de cómo lo mires también puede ser mi hijo, tal y como estaba nuestra familia éramos él y yo contra el mundo. Cam no dice nada, ni en el desayuno ni en el coche hasta llegar al aeropuerto. He hecho una pancarta que grita "Lucas vuelve a Madrid" y la mantengo levantada con orgullo. Visualizo a mi hermano, un chico alto, de constitución delgada pero con los músculos marcados. Mi corazón salta de alegría, Lucas viene hacia mí y me abraza, alzándome en alto y dando vueltas.

-Para que me mareo - me quejo.

-Es que no puedo ni saludarte ya. Te he echado de menos y todo, no tenía a quien joder - yo sonrío, deja espacio a mi madre que aparece ante mis ojos y nos damos un fuerte abrazo.

Contamos con medio año. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora