Capítulo 4- Una familia de guapos.

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Alana

No os recomiendo viajar en avión en silla de ruedas, es una experiencia curiosa.

Y mucho menos si estás bajo la responsabilidad de alguien como Noah.

-Mi sueño frustrado es ser azafato - dice mientras nos lleva a nuestros asientos.

-Pues el mío es llegar sana y salva a mi asiento y sobrevivir a estar bajo tu responsabilidad a miles de kilómetros de mi casa - digo yo -. Me das más miedo que la recuperación.

Llegamos a nuestros asientos y con la ayuda del personal me sientan en mi sitio mientras una chica se lleva mi silla de ruedas dejando en su lugar unas muletas.

Privilegios de lisiados, no lo entenderías.

El avión se empieza a llenar, la gente va poniendo sus pertenencias en las cabinas correspondientes y rápido me convierto en el foco de miradas. Me genera incomodidad, me siento observada, incluso juzgada.

Noto como Noah posa su mano sobre la mía.

-Alana, que miren, todo lo que quieran y más, con admiración o con decepción, no te conocen, no de verdad al menos. No le des tanto poder a tu cabeza, a esos pensamientos que no tienen ni pies ni cabeza, lo que piensen los demás no lo podemos controlar, está fuera de nuestro alcance, así que no puede ser foco de tu preocupación.

A veces pienso que me conoce mejor que yo misma.

-No es eso, es que intento mantenerme a flote y llevar la situación lo mejor que puedo, pero todo mi entorno me lo recuerda constantemente. En el hospital no ponía la televisión porque todos los canales hablaban de la deportista lesionada. En estos momentos simplemente, no me siento yo - respondo mientras se me va rompiendo la voz -. Y ahora seis meses en Londres, recuperándome, simplemente es surrealista, todo ha cambiado completamente en cuestión de una semana. Cuando voy a Londres es porque tengo un torneo, no para quedarme en casa de tu primo sin saber qué hacer día tras día.

-Bueno, ahora conocerás mi ciudad, conocerás a gente, mis sobrinos son los mejores y lo más importante, vas a alejarte del tenis, vas a centrarte más en ti.

No me gusta esa idea.

Más que no gustarme la realidad es que me aterroriza esa idea.

-El tenis es mi trabajo Noah...

-Exacto, tu trabajo, no tu vida Alana, la vida te ha puesto un stop por algo. Gracias a Dios empezar de nuevo existe, pero nunca desde cero, ya cuentas con la experiencia. Tómatelo como una nueva oportunidad que te da la vida, en vez de auto compadecerte aprende de la situación y saldrás adelante, como siempre, de peores hemos salido.

Lo que yo amo a este hombre no es normal.

Siempre sabe que decir o que hacer, es digno de admirar.

Aproximadamente hora y media después aterrizamos. No voy a engañar a nadie, estoy nerviosa, la incertidumbre no me gusta, con lo bien que se está con todo controladito.

Al salir del avión maldigo a mi madre, puto frío, ¿esto es junio?.

No me estoy congelando pero en comparación con Madrid...

Volvemos a ir con la sillita de la reina.

-Te veo contento.

-Contento es poco, demasiado tiempo sin verlos Ali. Viene a recogernos mi sobrino mayor, Thomas.

Por un momento me recuerda a Jean, la misma sonrisa de ilusión.

-Qué vergüenza Noah.

-Si ya te conocen, somos una familia fanática del deporte, además soy tu entrenador, saben quién eres.

Contamos con medio año. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora