Me giré para ver de quién provenía esa voz femenina. Detrás de mí encontré a la chica que había visto tras la ventana, mirándome con desagrado. No obstante, yo estaba demasiado impresionada por su belleza como para corresponderle con un mal gesto. Era, sin lugar a duda, un retrato de Monet que había cobrado vida. Tenía una piel tan blanca como la de Yulian, pero ahí radicaba su parecido. Su rostro redondeado era increíblemente suave y delicado, como si fuera una muñeca de porcelana. Mientras que, sus ojos almendrados eran cálidos y confiables, aunque mostraran esa expresión de disgusto.
- Siempre tan dramática Rina. – espetó Yulian ante el comentario de ella.
- Nadie recuerda nunca las comedias ¿no? – respondió.
- Casilda, te presento a mi hermana Chiara.
Por costumbre, me levanté haciendo ademán de saludarla con la mano, pero ambos me hicieron rápidamente un gesto para que permaneciera sentada en la silla. En ese momento no supe si tenía que ver con las diferencias en nuestra educación o la tensión que se respiraba en el ambiente. Una que me oprimía el pecho y no hacía sino ir en aumento.
- Bueno Casilda, ¿y qué te parece todo esto? ¿te gusta tu confinamiento? – se dirigió de nuevo a mí.
- Ya basta Chiara. – le regañó Yulian.
Vi en él una expresión reminiscente de la que, había visto cuando había entrado en mi casa esa misma noche. Y se me heló la sangre. Todo mi instinto primario que, me rogaba confiara en él, se apagó de golpe, y en su lugar mi cuerpo activó todos los sistemas de alarma. Creo que le hubiera ocurrido lo mismo a cualquier que lo hubiera visto. Menos a Chiara, a ella pareció no afectarle.
- Perdona, - corrigió ella – vacaciones obligatorias en una dimensión desconocida.
La miré sin saber bien qué decir. En el fondo no sabía muy bien cómo reaccionar ante todo esto y lo único que se me ocurrió preguntar fue:
- ¿Y que pasa si no participo en las pruebas esas?
- Eso, Yulian, ¿qué vas a hacer con ella si se niega? Cosa por cierto totalmente imprevisible, teniendo en cuenta que amablemente la sacaste de su casa en mitad de la noche y la trajiste a un mundo del que ni siquiera ha oído hablar. Quién podría haber imaginado tal cosa. ¿Verdad? – me apoyó Chiara.
- Casilda puede hacer lo que quiera. Pero sinceramente te recomiendo que por lo menos te quedes en Soulhaven, si no quieres repetir la experiencia de apnea.
- ¿Esas cosas eran Soulhunters también?
- No es necesario faltar el respeto a nadie Artemisa. Esas cosas eran Darkhunters, son seres sin alma, demonios puros.
- ¿Y por qué querían matarme?
- Ni idea. A lo mejor por diversión. A lo mejor porque alguien se lo ha ordenado. Es difícil saberlo con ese tipo de criaturas.
- Lo capto. Según tú mi mundo el cual conozco y entiendo, es peligroso, y este lugar del que no sé nada es seguro.
- Si lo dices así suena fatal.
- Y si al final decidiera participar... ¿Qué tendría que hacer exactamente?
- Para empezar, entrenarte un poco. – respondió con desprecio Chiara.
- Sí, tendrías que aprender las cosas básicas de un Soulhunter.
- Pero espera, ¿estas diciendo que yo soy una Soulhunter de esas? ¿Cómo tú?
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El Laberinto de Almas
FantasíaUnas pruebas mortales transcurren en el Laberinto de Almas. Allí Casilda deberá demostrar que tiene lo que hay que tener para convertirse en Guardiana. Pero antes de eso, deberá descubrir qué clase de Soulhunter es ella y los intrincados secretos qu...