Capítulo 34

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Con un simple gesto de sus manos, Yulian, invocó una ráfaga de viento que nos tumbó a los cuatro, dispersándonos por la habitación, cada uno en una esquina.

Los darkhunters se pusieron en pie rápidamente. Uno de ellos salió corriendo hacia donde yo estaba, dispuesto a agarrarme de nuevo. Yo lo esquivé como pude y me dirigí hacia Yulian, confiando en que su proximidad me protegería de un segundo ataque. No logré alcanzarlo. Otro darkhunter se interpuso en mi camino, impidiéndome llegar hasta él.

Ambos estábamos en posición defensiva, uno contra el otro. Me disponía a atacarle con mis puños cuando un chirrido metálico me distrajo. Los dos nos giramos en la dirección de donde provenía el sonido. No vi nada. Entonces un segundo ruido sordo, como el de la madera quebrandose, seguía sin ver nada. El darkhunter aprovechó que no miraba para lanzarme una patada a las piernas que, hizo que me crujieran y me tumbó en el suelo. Traté de incorporarme, pero las rodillas me dolían demasiado. No podía sostenerme. Un tercer ruido. Y entonces sonó como un aspersor. Se había abierto una grieta en la pared y el agua de la tubería salía disparada. Yulian.

El agua dispersa comenzó a agruparse formando una gran esfera sobre nosotros, de la cual emergieron tentáculos acuosos que fueron rodeando uno por uno a cada darkhunter. Los darkhunters flotaban en el aire sujetados por la corriente de agua que manejaba Yulian, peleando por salir. ¿Por qué no empleaban ellos sus poderes? ¿Por qué no utilizaban su forma para escapar? ¿Por qué no los habían usado tampoco contra mí? ¿A caso no tenían una fuente de poder ilimitada?

No pude preguntárselo, porque en un instante los tres se desvanecieron.

Tan pronto como lo hicieron, algo dentro de mí falló. Como si mi cuerpo hubiera estado aguardando todo ese tiempo para desfallecer. Mis rodillas temblaron, dándome el primer aviso que, yo ignoré. Tenía demasiadas preguntas, estaba demasiado preocupada como para prestar atención a lo que mi cuerpo me pedía. Y cuando me dirigí a Yulian, dejaron de sostenerme haciendo que me cayera sobre él.

Por suerte para mí, Yulian conservaba todas sus fuerzas y me sostuvo entre sus brazos. Las lágrimas empañaron mis ojos, ante un gesto tan simple. Lo había echado tanto de menos. No solo a él, sino la seguridad que me proporcionaba. Me había cuidado cuando yo estaba sola en el mundo. Me había dado un sentido, un propósito. Yulian me había devuelto a la vida cuando estaba muerta por dentro. Me había salvado por tercera vez y él ni siquiera sabía que había habido una segunda.

- Yulian. – susurré.

- No vuelvas a hacerme esto nunca más. – me dijo él muy serio.

- No tenía otra opción...

- No quisiste oír otra opción. – espetó enfadado- No me dejaste hablarlo Casilda.

Aquello dolió más que cualquiera de los golpes que me habían propiciado los darkhunter esa noche.

- ¿Casilda? – me atreví a preguntar con la voz temblorosa.

- Es tu nombre ¿no? – respondió Yulian con frialdad.

- Yulian – le reproché.

- Ese es el mío. – espetó con un tono ácido, lleno de reproche, que me rompió el corazón

- ¡Yulian! – exclamé enfadada aún en sus brazos.

- ¿Qué? – contestó dejando salir toda su rabia - ¿Pensabas que no tendría consecuencias? Que podías dejarme a un lado durante meses como lo hiciste, apartarme de ti por la fuerza, sin siquiera darme una oportunidad... Te pusiste en peligro Casilda. Te jugaste la vida de la forma más estúpida. Cerraste el maldito portal. Me quitaste la posibilidad de luchar por ti.

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⏰ Última actualización: Sep 18 ⏰

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