Capítulo 6

46 14 19
                                    


Era el décimo día desde que había llegado a Soulhaven y Yulian seguía sin aparecer. Lo peor de todo es que empezaba a acostumbrarme a mi vida en la capital de almas, rodeada de magia y elementos extraordinarios. Había normalizado que la gente se desplazaba por el río surfeando sobre sus propios pies, impulsados por un agua que los llevaba en la dirección que ellos deseaban. Había aprendido que, si me quemaba cocinando, tenía que acudir a Chiara, que a regañadientes me lo sanaría. Y entendía más o menos las dinámicas entre los elementales y los Soulhunters.

Por aquel entonces, mi mayor preocupación, más allá de volver a casa que, no tenía claro era lo que quería, era averiguar lo máximo posible sobre mi madre antes de que eso ocurriera. Esto era especialmente complicado desde que sabía que Sora, no solo me odiaba a mí, sino también a ella. No conocía a nadie fuera de la familia Evergray en Soulhaven a quién preguntar, pero era algo que necesitaba saber.

Leía libros de las estanterías de la casa en mi tiempo libre con el objetivo de tener un entendimiento mayor acerca de los Soulhunters y de su papel en el mundo. Esto tampoco era tarea fácil, puesto que la biblioteca de la casa tenía libros en multitud de idiomas, y yo me tenía que limitar a aquellos que estaban en inglés o español, las dos únicas lenguas que dominaba.

Encontré un libro en particular que me enamoró. Se titulaba "Creados iguales" y era de una tal Nina Bovari. No era un libro de teoría acerca de los Soulhunters, ni tenía nada que ver con Soulhaven. Era simplemente la historia de una chica, aparentemente normal, como yo, una mortinata, que decían ellos. Vivía en las montañas, en un pueblo que no conocía llamado Alibury, y narraba las vivencias cotidianas de su vida allí como pastora. Me capturaba con cada página, estaba narrado de tal forma que te hacía preocuparte por las mayores nimiedades. Y al mismo tiempo me inundaba de paz, trasladándome a un mundo más sencillo que cualquiera de los dos que había conocido. Por algún motivo la historia conectaba conmigo de una forma extraña.

Tanto fue así que me preocupé por investigar acerca de la geografía de Almáfera. En los mapas que hallé figuraba como un único continente rodeado de islas, y cuya posición central la ocupa una cordillera donde se localizaba Alibury, tras la cual, se encontraba Soulhaven. Al parecer, la ciudad se había construido al lado del Laberinto de Almas, para dar servicio a los Guardianes del Laberinto. No encontré ningún registro anterior a la existencia del Laberinto de Almas, ni más información de la que ya sabía sobre él. Allí se custodiaban las almas, y se ejecutaban las Pruebas del Destino. Eso era todo lo que se sabía.

Así pues, pese a mis esfuerzos, mi pasado, los Soulhunters y las Pruebas seguían siendo un misterio para mí. Lo cual, debido a mi naturaleza curiosa, propiciaba que quisiera quedarme para descubrir todas las verdades. Y así seguía pivotando de una idea a otra como un péndulo. ¿Cuál era el precio que estaba dispuesta a pagar por la verdad? Eso era algo que todavía tenía que averiguar.

Un día de esos mientras rebuscaba por la biblioteca, Pyron me interrumpió.

- ¿Qué buscas todos los días por aquí? No hay más que papeles viejos y libros rotos.

- Busco información acerca de las Pruebas, de los Soulhunters.

- No la encontrarás.

- ¿Cómo?

- Nadie excepto los Guardianes sabe lo que ocurre dentro del Laberinto. Y tampoco creo que descubras mucho acerca de los Soulhunters aquí. No era un tema que a Berkher le interesara. Yo lo intentaría en la Biblioteca de Sangre.

- ¿La Biblioteca de Sangre?

- Sí, la biblioteca de Soulhaven, aunque claro, tendrás que esperar a ser guardiana para poder entrar.

El Laberinto de AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora