Capítulo 21

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Cuando llegué a casa Yulian estaba sentado en el sillón orejero de mi habitación. Tenía esa cara que ponía cuando las cosas no salían como a él le gustaba, entre disgustado y frustrado. Era sin duda un sentimiento poco frecuente para él, de eso estaba segura.

- ¿Dónde estabas? – inquirió.

Sin embargo, yo no estaba para sermones, no después de nuestra discusión de antes. Él había dejado muy claro que consideraba mi juicio bastante malo, lo cual era irónico, teniendo en cuenta que no le había molestado que confiara en él desde el principio. Me había hecho sentir como una tonta, y lo que era peor, como si hubiera traicionado a mi madre por ser amiga de alguien.

- ¿Perdona?

- Me he pasado buscándote toda la noche. – su tono delataba autentica preocupación- Saliste corriendo del comedor y luego... desapareciste por completo.

Pero yo seguía molesta. Por mucho que me agradara el hecho de que estuviera pendiente de mí. Aunque después de nuestra conversación en el baile, no podía evitar que mi cabeza acabara en el mismo sitio de siempre. Solo le importa por la promesa que, le hizo a su padre.

- Lo siento Yulian, que no puedas controlar cada paso que doy. Debe ser difícil para ti.

- No es eso Artemisa.

Me dolió que usara ese apodo, porque solía hacerme sonrojar, y en ese momento, no se merecía hablarme con cariño, no después de todo lo que había pasado. Había dejado que yo no era nada para él, las personas que no te importan no tienen apodos, eso era así en Valencia y en Soulhaven.

- Deja de llamarme así.

- ¿No lo entiendes? Te podría haber pasado algo. Soulhaven ya no sé si es un lugar seguro para ti. – insistió él.

- Llegaré viva a la firma del juramento. ¿Eso es lo que te preocupa? ¿no? Cumplir tu maldita promesa. – yo ya me había cansado de esa conversación.

- No entiendes nada... Casilda. – entonces su tono cambió por completo, paso del reproche a la desilusión - Esto ya no tiene nada que ver con eso. Te has convertido en mucho más. Es demasiado complicado para que puedas entenderlo.

- Pues explícate Yulian. Inténtalo. Porque yo me estoy cansando de tanto secreto.

- Créeme este no querrás saberlo. – dijo frustrado

- Eres un cobarde Yulian. – le rebatí.

Hubo un largo silencio entre los dos, mientras él parecía buscar las palabras adecuadas. Miraba a la ventana como si en las estrellas estuvieran las respuestas, pero ahí no había nada. Entonces, se rindió y se limitó a soltarlo todo, como una corriente de agua cuando se rompe una presa.

- Eres más que una promesa para mí Artemisa. Eres más que una amiga. Eres el mayor de mis problemas. Eres la que lo va a poner todo en jaque. Y eres la única que ha conseguido despertar en mí estos sentimientos, que me atormentan, día y noche. No lo podrías entender. Pero tú eres lo único en lo que pienso. Y eso me convierte en alguien diferente, alguien capaz de traicionar su propia promesa con tal de que sobrevivas. ¿Lo entiendes? todo lo que soy, estoy dispuesto a ponerlo en riesgo por ti. No quiero que te presentes el día del juramento. No importa lo que mi padre me pidiera, ni lo que te haya dicho hasta ahora. No vayas. Vuelve a casa.

Aquello me había pillado completamente desprevenida. Ni siquiera sabía qué decir o qué sentir.

- Yulian... tú...

El Laberinto de AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora