18: Superhéroe.

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Naomi abrió una de las puertas trasera de la mansión.

Estaba temblando, sí, estaba . Tal vez ella quería aparentar algo que no era, como si... no estaba asustada pero claro que sí lo estaba y claro que se sentía una miserable y desgraciada por ser de esa forma con Tony. Era una cretina con su novio. Pero la verdad es que no podía seguir con esta situación. No podía soportar un segundo más que su padre esté arruinando, no sólo su vida, sino la vida de todos sus amigos y novio (debería dejar de repetir la palabra novio, es que todavía no podía creer que salía con el chico más bonito del mundo).

Tony era muy especial para ella.

No recuerda muy bien cuándo comenzó a sentir algo por Tony sinceramente, aunque sí recuerda la primera vez que lo vio. Gina fue la primera persona que le comentó sobre él diciendo algo como:

—Hay un chico. Se llama Tony y es hermano de Addiel.

—No entiendo, ¿qué me quieres decir con esto?

—Siempre lo observo cuando estoy de Maggie con Addiel —siguió ella mientras caminaba por la casa—. Él no suele estar muy bien. Es como si estuviera triste la mayor parte del tiempo.

—¿Tú sabes por qué es?

—Extraña a su madre adoptiva. Escuché decir de Addiel con Regina.

—¿Cómo es que...? Ah cierto, eres una gata chusma.

—No soy una gata chusma.

Lo que ella quería decir es que luego de que Tony haya pasado los primeros 4 años de su vida en el orfanato, una familia lo adoptó. Sin embargo, luego de 4 años, su madre adoptiva, Coraline, lo llevó de vuelta al orfanato. Al pasar el tiempo, Tony no lo sabía con esa actitud pero ella había muerto de cáncer. Su madre tomó la decisión de no decírselo, simplemente las últimas palabras hacia él fueron:

—Estarás mejor aquí.

Su padre adoptivo sólo se quedó en silencio. Y por lo que tenía entendido, él no quería hacerse cargo de un niño.

—Ella me dejó —contó para Naomi una vez—. Tomó mi mano aquél día y me llevó al orfanato nuevamente y le dijo a Regina que no podía tenerme más. Tal vez no usó bien las palabras. Tal vez si me lo explicaba... en ese momento, quizás lo entendía pero... estaba enojado. Siento enojo. Y me siento mal por sentir enojo porque ella ya no está. Murió a los meses de volver a dejarme en el orfanato. Me di cuenta que ese era mi lugar.

Naomi quería echarse a llorar allí mismo pero no lo hizo. Ni siquiera Tony lloraba. Ella no tenía ese derecho.

—¿Y cómo te sientes al respecto? —le preguntó ella.

—No lo sé. A veces lo recuerdo todo el tiempo. No quiero pensar que decidieron abandonarme dos veces, entonces cada vez que se presentaba una familia, simplemente lo rechazaba. Regina insignia en que no sería igual pero... pasaron los años y me quedé junto a Addiel. Vimos cómo cada niño se iba feliz y nosotros aún nos quedamos allí. De cierto modo, eso no nos molestaba. Había algo dentro de nosotros que sentía alivio. Quizás al no dar ese poder a otros de abandonarnos otra vez.

Los recuerdos duelen. A veces, por más bonitos que ellos fuesen, dolían de la misma forma como si fueran tristes. Podía jurar que hasta peor.

La sobresaltó el ruido de una puerta al cerrarse. Sabía que estaba viniendo alguien así que Naomi comenzó a correr. Estaba segura de que las cámaras estaban detectando que ella estaba allí, pero no podía pensar en eso ahora. Conocía la mansión de pie a cabeza solamente... no la recordaba del todo y eso era preocupante. Miró para todos lados tratando de descifrar dónde estaba parada.

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