13: Un baile diferente.

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—¡No puede ser! ¡Estás hermoso! —exclamó Regina mientras miraba atentamente a Addiel y Tony.

Addiel estaba demasiado pero demasiado elegante y de verdad no podía reconocerse. Es decir, hasta tuvo que acomodarse un largo tiempo. Sin embargo, Tony, con su traje azul y su moño negro..., él estaba muy bien. Nunca lo había visto de esa manera.

Naomi estaría fascinada de que su noviecito sea tan perfecto para ella.

—Deja de sacar fotos —le dijo a Regina—. Y ustedes dejen de mirarnos —habló ahora para sus hermanos más pequeños—. Váyanse a dormir. Es tarde.

—Addi, ¿tienes esposa? —preguntó Sophia, unas de las niñas más pequeñas del orfanato. Si mal no recuerda, en unas semanas cumplía 5 años—. El hermano Tony dijo que sí.

Volteó a mirar a Tony.

—¿Qué dijiste?

—Dije que te gustaba alguien, no que te habías casado.

—¿No puedes mantener la boca cerrada, no? —lo empujó levemente casi bromeando. Tony se echó a reír.

Nadie iba a buscar a nadie a la casa de nadie. Todos se encontraban en el gimnasio de la escuela. Addiel y Tony tomaron un taxi hasta la entrada del gimnasio de la escuela. Llegaron más rápido de lo esperado.

Una vez que bajaron del auto, Tony le dijo a Addie:

—Trata de no manchar ese traje. Es el blanco más lindo que he visto en mi vida.

—Y tú eres todo un príncipe azul —llevó su hombro contra el de su hermano—. Naomi se volverá loca.

Tony sonrió levemente. Una sonrisa con desánimo.

—¿Qué tienes? ¿Te has peleado con ella?

—No es eso —negó con la cabeza—. Sólo es que...

—¿Es que...?

—Quiero pedirle que sea mi novia.

Addiel giró su cabeza bruscamente para mirarlo. ¿Cómo es que pasó todo esto tan rápido?

—¿Ahora te gusta?

—En realidad me gusta desde hace mucho, solamente... no podía aceptarlo. Es decir, no podía... hum, no podía creer que ella se fijara en mí. De una manera... diferente supongo. Y siempre dice cosas raras, que... ¿son lindas? Ni siquiera le da vergüenza y ayer fue cuando... me dijo que realmente esperaba mucho de mí porque sabe que soy capaz. Soy capaz, ¿lo entiendes? Fue una forma linda de decirme que le gusto.

Las comisuras de los labios de Addiel se levantaron transformándose en una sonrisa.

—¿Sabes? Ella está enamorada de ti —le dijo—. Y sé que tú la conoces mejor que yo. Ella es distinta contigo y se puede notar a millas de aquí. Pídele porque..., dentro de todo, tú sabes la respuesta.

Tony reprimió una sonrisa y respiró hondo.

—Sí, lo haré.

Cuando llegaron a la fiesta estaban Tony y Addiel delante de una mesa con bebidas. Gina le había enviado un mensaje que ya estaba llegando y que ella quería que salieran a buscarlas afuera porque le daba un poco de vergüenza entrar solas. Y fue lo que hicieron. A diferencia de ellos, Gina y Naomi habían venido caminando. A lo lejos, pudo divisar como las dos discutían de cómo es que no se les ocurrió venir en taxi.

Luego... prestó atención a otra cosa.

A ella.

Se sentía un completo tonto por recordar a aquellas películas dónde... la princesa tenía la atención de todo el público porque, a decir verdad, era completamente hermosa, en este caso, no habían muchas personas afuera y nadie estaba mirando pero ella tenía toda la atención, sí, de Addiel. Solamente de él. Gina tenía un vestido negro que terminaba por encima de las rodillas, este llevaba tul y un poco de brillo en la parte de su torso. Su cabello estaba recogido de un lado, y del otro lado estaba suelto acompañados con unos bucles. Ni hablar de que sus ojos verdes brillaban más de lo normal.

ADDIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora