24: Triángulo.

9 5 0
                                    

Cuando el Círculo se marchó sólo quedaron Quentin, Naomi, Gina y Tony en el bosque. Sin Addiel. El fuego se apagó alrededor de Naomi, a lo que él silencio reinó en ese lugar.

Lo siguiente que se escuchó fue los sollozos de Gina. Tenía miedo. Mucho miedo de no volver a Addiel y que le sucediera algo malo. La sensación de ahogo que sentía en su pecho, era impresionante. ¿Cómo harían, ahora, para poder recuperarlo? ¿Cómo podrían enfrentarse a Daniel sin que uno de ellos saliera muerto? No podía dejar de pensar en todas las cosas malas que podrían ocurrirle a, prácticamente, su mejor amigo. Su supuesto mejor amigo de la cual ella estaba completamente enamorada hace años. Sintió levemente que una mano fue apoyada en su hombro, se sobresaltó y levantó su mirada.

Los ojos de Quentin estaban cristalizados.

—Gina —habló él—. Iremos por él. No te preocupes.

Normalmente, era ella la que hacía ese papel. No era para nada extrovertida. Para nada. En realidad era bastante parecida a Addiel. Quizás un poco más sensible que él. Quizás... muchísimo más sensible mejor dicho.

—Tenemos que sacar a Tony de aquí —dijo Naomi en un tono desesperado y preocupado—. Q, ¿puedes llevarnos a casa? Por favor. Ahora.

Quentin se acercó a Tony, a su vez que Gina y Naomi estaban allí; se teletransportaron en un lapso de segundos hacia la casa.

########

Tony estaba durmiendo. En realidad hace horas estaba haciéndolo. Gina se encontraba echada en el sofá mirando hacia el techo. Pensando en... ¿qué iba a hacer ahora? Sus ojos no dejaban de picar. Pareciera que esto la colapsó por completo. Cómo si... hubiese estado acumulando algo durante años y acababa de estallar.

—Gina —llamó Naomi.

Gina se incorporó quedándose sentada en el sofá. Miró a Naomi, quien se sentó junto a ella.

—¿Cómo está Tony? —preguntó.

—Mejor —respondió su amiga—. Mucho mejor. Está descansando. Aunque se queja de vez en cuando quizás... debe sentir alguna presión en la mente. Es normal de todas formas.

Había sido una situación horrible. Naomi también había llorado a más no poder. Estaban apunto de matar a su novio delante de ella. Y si... Naomi se desesperó era porque sabía que Daniel iba a hacerlo.

Recordó, de repente, la situación.

No se dio cuenta que estaba llorando hasta que Naomi habló.

—Gina. Mírame. —Secó sus lágrimas con las mangas de su suéter. Ella no levantó su cabeza—. Sé lo que está pasando por tu cabeza pero tienes que confiar en él. Va a estar bien. Y nosotros no nos quedaremos de brazos cruzados.

—Siento... mucho miedo, Naomi —dijo Gina mirando sus manos—. Cada vez siento más. Los sentimientos son cada vez más fuertes.

—Porque te gusta y mucho —dijo ella—. Y no puedes controlar lo que sientes.

—¿Y si lo lastiman? ¿Tienes idea de que no sabemos cuándo volveremos a verlo y si él está bien en estos momentos? ¿Y si tu padre se le ocurre matarlo? Carajo. ¿Qué hago, Naomi? Si a Addiel le llegara a pasar algo, yo-

Naomi la interrumpió tomándola por los hombros para que la mirara a los ojos.

—Mi padre no le hará nada porque lo necesita, Gina. Él está complemente desquiciado con tener en su Círculo a alguien como Addiel. En realidad, hay algo... en la sangre de él que es diferente. No es cualquier Cyano.

—Me dijiste que tu padre es un Cyano también.

—Las gemelas Montgomery también lo son pero no es igual. Addiel es diferente. Estuve pensándolo y llegué a la conclusión que tiene que ver mucho con sus antepasados.

ADDIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora