28: Recuerdos.

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Gina se encontraba entrenando con Quentin mientras Naomi le enseñaba cómo usar las armas precisamente. Quería que Tony supiera de todo ya que, si en algún momento, se llegara a quedar sin flechas entonces él estaría en peligro. Algo que no debía pasar.

Gina comenzó a cambiar de formas repetidas veces, concentrándose en cambiar a lo que ella realmente quería y no perder tiempo en el momento de alguna pelea. Primero en un gato, Maggie, luego en un Maine Coon y por último en un Cattus, el cual esta última transformación estaba volviéndose una de sus favoritas. Era rápida, ágil y estaba perfeccionando sus técnicas de lucha.

—Quédate aquí —le dijo a Quentin—. Iré a correr. Quiero averiguar qué tan rápido lo hago con cada transformación.

Quentin asintió.

—Ten cuidado —dijo él.

De acuerdo con la velocidad que ella iba con cada transformación, podría decirse que el Maine Coon ganaba. Pero cuando era un Cattus, entonces era verdaderamente útil y ágil. Llegó a la conclusión que tal vez Maggie era muy buena para escabullirse y escapar, pero no lograba mucho. Existe, realmente, para estar con Addiel y acompañarlo.

Gina estaba corriendo aún, cuando se detuvo por un peculiar olor. Otra vez. Volvió rápidamente a la normalidad. Su respiración era agitada.

—¿Es Addiel? —Se preguntó a sí misma.

El olor había llegado como una brisa muy lejana y suave. No estaba lo suficientemente cerca pero lo identificó. Aceleró sus pasos hacia donde provenía el aroma de él. Luego de eso, a medida que se iba acercando, comenzó a oír voces. Reconoció una, especialmente. Gina se quedó detrás de un árbol no queriendo hacer ruido y arruinarlo todo. Claro que... no estaba para nada bien lo que estaba haciendo. Estaba espiando algo que no era de su incumbencia pero ya todo le importaba un carajo, entonces decidió proseguir.

Divisó dos personas a unos metros de ella. Unas de las ventajas de Gina, era que su audición era increíble. Ella podía escuchar hasta las cosas que no necesitaba escuchar. En este caso... creo que hubiese sido mejor arrancarse los oídos a pedazos. Logró ver a Addiel con Tessa, estaban demasiado cerca hablando de, al parecer, que el joven necesitaba la verdad. Gina se imaginó de qué trataba. Lamentablemente había mucha interferencia. De repente Addiel tironeó de Tessa para sumergirse en un profundo abrazo.

El corazón de Gina iba a explotar, y no precisamente de amor. Este se aceleró con mucho miedo, con mucha angustia y desesperación, como si... acabara de descubrir la verdad. Era el típico sentimiento de cuando estás apunto de ver algo que no quieres pero precisas hacerlo. El mismo sentimiento de cuando te están por romper el estúpido corazón.

Apoyó la espalda contra un tronco para ocultarse. No iba a verlos. Quería escucharlos solamente... Tragó saliva en seco. Su garganta se cerró por completo y quedó expectante para oír lo que Addiel tenía para decirle a Tessa.

—¿Por qué habría de dejarte, Tess? ¿Quién dijo que no podríamos estar juntos?

¿Juntos? ¿Acababa de escuchar bien? Gina abrió los ojos enormemente. Sintió como un balde de agua fría le caía encima de su cabeza. Cómo su pecho se reventaba a golpes millones de veces. Mierda. Eso dolió como nunca. Sabía, con exactitud, que no era del todo él. Pero si Addiel quería saber la verdad, era porque algo del antiguo él había quedado muy en el fondo. Por un momento, no se oyó más nada. Gina frunció el ceño confundida y pensó que se habían marchado.

Ojalá lo hubiesen hecho.

Sin embargo, cuando giró y asomó su cabeza para espiar; lo siguiente que vio fue lo que volvió abrir la herida gigante que tenía hace tres malditos meses. Addiel estaba besando a Tessa. Pensó por un momento que, tal vez, ella había iniciado el beso. Pero eso a Gina no le importó una mierda nuevamente, porque él en ningún momento paró sino que estuvieron así unos largos segundos. Segundos que Gina estuvo viendo, y segundos que no parecieron segundos sino... años. Ni en su peor pesadilla hubiese imaginado ver a Addiel besarse con otra persona, quizás sonara estúpido e inmaduro pero ella estaba desgraciadamente enamorada de la misma persona hace años, y esa persona, a la que más quería, estaba besando a otra. Y lo estaba disfrutando. O eso creía Gina.

ADDIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora