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Carlos

A la mañana siguiente, seguimos en una extensa reunión durante toda la mañana, afinando detalles antes de concretar todo. Esta vez, estuve un poco distraído y como evitarlo teniendo al hombre que bese ayer sin un parche y dejando que llegue a mi nariz su olor.

Cuando termino la reunión, igual que ayer vamos a comer, pero está vez con Verstappen. La comida transcurrio de forma normal, con una conversación entre Charles y Verstappen en la cuál no participe, no me importo.

Al llegar al hotel, los 3 nos vamos directamente a nuestras habitaciones. Yo, aún pensando en lo ocurrido ayer.

Decidí que no podía dejar las cosas así. Necesitaba hablar con Charles, asegurarme de que ambos estábamos en la misma página y entender cómo nos sentíamos realmente. Levanté el teléfono y marqué su extensión. Cada tono que sonaba parecía durar una eternidad.

—¿Carlos? —Respondió finalmente, su voz suave y un poco temblorosa.

—Charles, necesito verte. Ahora. ¿Puedes venir a mi habitación? —Pregunté, mi voz firme pero cargada de emoción.

—Claro, voy para allá —Respondió sin dudar.

Colgué y me quedé de pie junto a la puerta, esperando. Mi corazón latía con fuerza, y cada segundo parecía prolongarse interminablemente. Finalmente, escuché un toque suave en la puerta. La abrí de inmediato, y allí estaba Charles, mirándome con una mezcla de emoción e incertidumbre que reflejaba exactamente cómo me sentía.

Lo invité a entrar, cerrando la puerta detrás de él. Nos quedamos allí de pie por un momento, sin decir nada, simplemente mirándonos a los ojos, tratando de leer las emociones del otro.

Finalmente, tomé su mano y lo guié hacia la pequeña sala de estar de la suite. Nos sentamos en el sofá, nuestras manos aún entrelazadas.

—Charles, tenemos que hablar. Seriamente.

—¿Sobre que?

—Lo nuestro... Me refiero a lo que pasó ayer.

—Creo que estamos bien, ambos dijimos lo mismo.

—Y si lo está, pero quiero hablar sobre como llevar esto. Por cuestion de que soy tu jefe.

—Puede ser en secreto ¿No?—Es una buena idea.

—Si, puede ser secreto solo para los demás empleados.

—Si, claro—Dice serio.

—No suenas muy convencido, pero de otra forma no creo que sea posible algo.

—Esta bien, solo no esperaba que aceptaras tan rápido.

—Igualmente, aquí nadie nos conoce entonces, podemos salir un poco a disfrutar la tarde, si quieres.

—Suena bien, dame tiempo a cambiarme y te llamo—Se levanta para irse de la habitación, sin antes darle otro beso antes de que se vaya.

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Nos encontramos en el vestíbulo del hotel, vestidos casualmente, listos para una tarde de descubrimiento.

—¿Listo para explorar? —Me preguntó Charles con una sonrisa, sus ojos brillando con entusiasmo.

—Más que listo —Respondí, devolviéndole la sonrisa.

Salimos del hotel y comenzamos a caminar por las calles adoquinadas, dejándonos llevar por el ritmo relajado de la ciudad. Londres tiene una energía especial, una mezcla de historia y modernidad que la hacía única. Decidimos empezar nuestro recorrido en el emblemático Covent Garden, con sus tiendas pintorescas y artistas callejeros que llenaban el aire con música y risas.

Nos detuvimos a observar a un talentoso violinista que tocaba una melodía clásica, y Charles, siempre atento a los detalles, dejó caer unas monedas en el estuche del músico. Luego, nos dirigimos hacia el mercado cubierto, donde los puestos ofrecían desde artesanías hasta delicias culinarias.

—Mira esto —Dijo Charles, señalando un puesto de libros antiguos—Aquí podría pasarme horas.

—Vamos a echar un vistazo —Respondí, encantado de descubrir otra faceta de su personalidad.

Pasamos un buen rato hojeando libros y comentando títulos. Finalmente, salimos del mercado y continuamos nuestro paseo, dirigiéndonos hacia el río Támesis. Caminamos por el South Bank, disfrutando de las vistas icónicas del Puente de la Torre y el London Eye.

—¿Te apetece un café? —Pregunté, señalando una acogedora cafetería con vista al río.

—Me encantaría —Respondió Charles.

Entramos en la cafetería y pedimos dos capuchinos, luego nos sentamos en una mesa junto a la ventana, observando cómo las luces de la ciudad comenzaban a encenderse. La conversación fluía con facilidad, hablando de todo y de nada, disfrutando simplemente de la compañía del otro.

—Me sorprende que no lo hayas pedido a exactamente 55°C.

—La verdad, eso lo hacía para fastidiar—Me mira con odio, lo entiendo.

—Estuve a punto de tener canas por eso, te odio.

—No, te encantó—No hay protesta alguna—¿Te ha gustado Londres?

Piensa—Londres tiene algo mágico —Dijo Charles, mirando por la ventana—Es como si cada rincón tuviera una historia que contar.

—Sí, y me agrada que estemos descubriéndolo juntos —Respondí, sintiendo una calidez que no tenía nada que ver con el café—Aunque realmente, yo estoy redescubriendolo.

Después de terminar nuestras bebidas, continuamos caminando por el río, cruzando el Puente del Milenio hacia la Catedral de San Pablo. Las campanas comenzaron a sonar cuando llegamos, y el sonido reverberó en el aire, añadiendo un toque solemne y hermoso a la tarde.

Finalmente, nos dirigimos hacia un pequeño pub que Charles investigo previamente, famoso por su ambiente acogedor y su excelente selección de cervezas artesanales. Nos sentamos en una esquina y la conversación se tornó más íntima.

—Carlos, esta tarde ha sido increíble. Me alegra mucho que hayamos hecho esto —Dijo Charles, tomando mi mano sobre la mesa.

—A mí también, Charles. Esto significa mucho para mí, nunca había hecho algo así—Respondí, apretando su mano con cariño.

La tarde en Londres no solo nos permitió descubrir la belleza de la ciudad, sino también fortalecer nuestra conexión. Al final del día, mientras caminamos de regreso al hotel, se que este viaje podría cambiar nuestras vidas para siempre.

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Capitulo corto, pero lo considero como el puente a lo bonito de la historia.
Si tienen alguna duda o sugerencia no duden en decírmelo.

LEC16SAI55 🫶🏻.

Obra Del Destino || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora