Epílogo

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Charles

8 años después...

Nunca voy a olvidar aquel viaje a Santorini dónde mi esposo me marco, fue algo mágico. Alguna vez pensé que ya no iba a amar a nadie más, menos si me hacen daño. Pero con Carlos es todo lo contrario a hacerme daño.

Y mi vientre confirma eso por segunda vez. 2 meses de mi  embarazo.

Hubo una gran cantidad de problemas para llegar aquí, pero supimos superarlos. Dejo de divagar cuando Carlos llega con nuestro primer hijo del parque, Jules. Aquel niño que llegó a nuestra vida después de un año de nuestra boda y que no ha dejado de darnos amor, risas y un poco de sufrimiento cuando se pone en plan de no querer hacer algo.

—¿En qué piensas?—Dice Carlos mientras se acerca a mi, algo que evito, está completamente sudado al igual que Jules.

—En que necesitan una ducha.

—¿No nos quieres recibir con un cálido abrazo?

—Despues de una ducha.

—Papá ¿Papi no nos quiere?—Inquiere Jules, con una expresión triste.

—Jules ¿Porque dices eso?¿Paso algo?—Esto último le cuestiono a Carlos.

—No, todo estuvo bien—Dice mi esposo.

—No nos quieres abrazar, no nos quieres—Jules empieza a sollozar.

Normalmente me abstengo de abrazar a alguien sucio, incluído Carlos cuando vuelve del gimnasio. Simplemente no dejo de pensar como su sudor ahora lo tendré yo en mi ropa, esto no me detiene de abrazar a Jules.

—Jules, te quiero muchísimo, solo que necesitas un baño porque estás muy sudado y no me gusta mucho eso—Por fortuna mi abrazo y aroma lo logran tranquilizar, consiguiendo que vaya a esperarme para ducharse.

—Yo también quiero un abrazo o un beso, estaría mejor—Interfiere Carlos antes de que vaya tras nuestro hijo.

—Primero ve a bañarte, tienes edad para hacerlo solo ¿No?

—Quiza necesito ayuda, un poco—Una sonrisa picarona se dibujo en su rostro.

—Quiza vaya en un rato.

Termino de vestir a Jules y voy a la cocina mientras el juega en el salón, alguien se quedará con ganas.

Descubrí que cuando quiero puedo hacer una buena cena, sin que mi vida esté en peligro.

Me movía de un lado a otro, revisando el horno, removiendo la salsa en la estufa y cortando pan fresco. Jules, cambio de lugar, ahora estaba sentado en la mesa de la cocina, concentrado en un rompecabezas, mientras Carlos con una cara de molestia en su cara terminaba unos correos de trabajo en la sala.

El reloj marcaba las siete y media, y sabía que pronto sería hora de reunir a la familia para la cena. Revisé el pollo asado en el horno, asegurándome de que la piel estuviera crujiente y dorada, mientras el aroma del romero y el ajo llenaba la habitación. En la estufa, la salsa de champiñones burbujeaba suavemente, y el puré de papas estaba listo para ser servido. Puse la mesa con cuidado, alineando los cubiertos y colocando los vasos justo en el lugar correcto.

—Jules, ¿puedes llamar a tu papá para que venga a cenar?—Le pedí, sonriendo al ver su concentración en el rompecabezas.

—¡Claro, papi!—Respondió, saltando de la silla y corriendo hacia la sala—¡Papá, es hora de cenar!

Unos minutos después, Carlos apareció en la cocina, seguia molesto, pero no me puede culpar, amo hacer esto—Huele increíble aquí—Dijo, acercándose para darme un beso en la mejilla—¿Qué tenemos para la cena?

—Pollo asado con salsa de champiñones y puré de papas— Respondí, devolviéndole la sonrisa—Y pan fresco que acabo de cortar.

—Espero que el postre seas tu, estuve a punto de salir desnudo por ti—No puedo evitar sonrojarme, hubiera sido una gran vista. Sin Jules aquí, claro.

Nos sentamos en la mesa, Jules charlando animadamente sobre su día en la escuela y todo lo que hicieron en el parque. Carlos y yo lo escuchábamos, compartiendo miradas cómplices y risas, disfrutando de esos pequeños momentos que hacen que la vida sea tan especial.

Después de la cena, una vez que la cocina estaba limpia y ordenada, subimos las escaleras hacia los dormitorios.

—Vamos, campeón, es hora de lavarse los dientes y ponerse el pijama—Le dije a Jules, guiándolo hacia el baño.

Carlos y yo nos turnamos para leerle un cuento antes de dormir. Esa noche, elegimos uno de sus favoritos sobre un dragón valiente y un caballero amistoso. Su risa resonaba en la habitación mientras pasábamos las páginas, sus ojos pesados de sueño pero aún brillantes de alegría.

—Buenas noches, Jules—Le dije, dándole un beso en la frente mientras lo arropaba—Duerme bien

—Buenas noches, papi. Buenas noches, papá—Murmuró, ya medio dormido.

Nos retiramos a nuestra habitación, agotados pero felices. Carlos se estiró en la cama mientras yo terminaba de apagar las luces y cerrar las cortinas. Me uní a él, sintiendo el calor de su cuerpo al acercarme.

—Gracias por la cena—Dijo en voz baja, pasándome un brazo por los hombros—Pero aún falta el postre.

Inmediatamente lo tengo arriba de mi besando cada centímetro de mi cuerpo, amo mi vida.

「」

Oficialmente aquí acaba está historia, sin contar los extras.
Nos vemos pronto.
Si tienen alguna duda o sugerencia no duden en decirmelo.

LEC16SAI55 🫶🏻.

Obra Del Destino || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora