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Carlos

Al día siguiente, fue casi la misma rutina de ayer excepto porque ahora solo iba ocasionalmente a la habitación de Charles.

Por más que quiera estar con el, no se cuánto tiempo aguantaría encerrado en una habitación con el en celo. Se que terminaría muy bien, pero no es el momento.

Estoy a punto de darle una visita a Charles, cuando alguien toca mi puerta.

—¿Que haces aqui?—Es Max.

—Necesito explicaciones.

—¿Sobre que?

—¿Desde cuándo eres tan cercano a Charles?—Se va a poner de detective, no le conviene.

—No te importa y si me disculpas tengo que ir con el.

—No, primero me explicas todo porque es tu empleado y si tú padre se entera de esto, te mata a ti por estar con el y a mi por cubrirte.

Hago que pase a la habitación, esto no es algo que se pueda hablar en el pasillo de un hotel.

—Mi padre no se va a enterar, ya pensé en eso y si llegamos a algo concreto lo mantendremos en secreto. De igual manera, si no tenemos algo nadie dirá nada.

—Carlos, nunca es una buena idea mantener una relación en secreto. De una u otra forma las cosas salen a la luz—Me mira fijamente.

—Max, no me hables de secretos, cuando viste a Charles en el avión te pusiste pálido, y como no, si saliste de su casa a medio vestir—Agradezco a Charles por decirme eso.

—¿Como sabes eso?

—¡Entonces es verdad! Eres el menos indicado para hablar de relaciónes en secreto cuando tú tienes una relación con el amigo de Charles y el solo lo supone, aunque es demasiado obvio.

—De igual forma, si sigues con esto que sea en serio, pero sobre todo, no tardes mucho antes de que se entere alguien más.

—Claro, ahora mismo voy a su habitación y tenemos un cachorro. Todo a su tiempo, Max—Abro la puerta, la visita a Charles ya se retraso lo suficiente.

Llegué a su puerta y, sin dudar, toqué suavemente. La puerta se abrió casi de inmediato, como si Charles hubiera estado esperando. Me miró, sus ojos brillando con una mezcla de preocupación y deseo.

—Carlos, creo que los supresores no funcionaron del todo—Dijo, aunque su tono era suave, casi un susurro.

—Charles... —Mi voz temblo, no pensé que podría pasar esto.

Me tomó del brazo, guiándome dentro de su habitación. Cerró la puerta detrás de nosotros, creando un refugio íntimo y seguro.

—Estás en celo—Dije.

Asentío, mi cuerpo temblando de la tensión acumulada. Charles se acercó más, su presencia calmante y eléctrica al mismo tiempo.

—Charles, si esto es lo que realmente quieres... estoy aquí para ti —Susurre, sus manos encontrando mi rostro, acariciándolo con ternura.

Sin palabras, me lancé hacia él, nuestros cuerpos chocando con una urgencia desesperada. Sus brazos me rodearon, mientras sus labios encontraban los míos en un beso feroz y apasionado. El alivio de sentirlo, de saber que estaba dispuesto a qué lo ayudara, me hizo gemir contra su boca.

Lo empuje suavemente hacia la cama, sus manos recorriendo mi espalda, trazando líneas de fuego en mi piel. Nos despojamos de nuestras ropas con rapidez, cada pieza cayendo al suelo como una barrera desechada. Cuando finalmente estuvo desnudo, vi la lucha en sus ojos: el deseo de tenerme y la necesidad de hacerlo.

—Charles, voy a cuidarte —Prometi—Voy a asegurarme de que estés bien.

Me tumbé en la cama, su cuerpo temblando de anticipación y deseo. Charles se acomodó encima de mí, su peso y calor son reconfortantes. Bese su cuello y su pecho, cada beso enviando oleadas de placer que se mezclaban con la necesidad.

—Por favor, Carlos... —Jadeo, mis manos aferrándose a sus caderas—No puedo esperar más.

Con cuidado y precisión, me alinee en su entrada, y cuando finalmente lo llenó, su mirada cambio, como si una parte de el que había estado vacía se completara.

Nos movimos juntos en un ritmo que era tanto salvaje como tierno, cada embate acercándonos más al alivio que necesitaba desesperadamente. Charles murmuraba palabras de aliento y cariño, mis manos nunca dejando de acariciarle, de asegurarme de que estuviera bien.

La ola de placer que nos atravesó cuando finalmente alcanzamos el clímax juntos fue abrumadora, un torrente de sensaciones que me hizo gemir su nombre mientras me aferraba a él. Sentí su abrazo más fuerte, sus besos más suaves, y supe que en ese momento, en esa conexión tan profunda y fundamental, habíamos encontrado algo que iba más allá de cualquier barrera.

Quedamos tumbados, nuestros cuerpos entrelazados, respirando juntos en la calma que siguió.

Esto se sintió tan diferente, algo que quiero repetir. Ya mañana me encargaré de que no haya ningún cachorro de por medio, al menos no por ahora.

「」

2/5
Si tienen alguna duda o sugerencia no duden en decirmelo.

LEC16SAI55 🫶🏻.

Obra Del Destino || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora