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Charles

Checo y Pierre me miran confundidos, como si no fuera una posibilidad de que pasara esto.

—Entonces, te vas a ir con Sainz a Londres una semana, solo ustedes—Dice Pierre, desconfiado.

—No, también irá uno de los arquitectos, Verstappen creo—Checo escupe la cerveza que apenas había tomado.

—¿Que pasa? No fuera tequila—Cuestiona burlón Pierre.

—Olvide que me había lavado los dientes hace poco—No suena muy verídico.

—¿En serio? No recuerdo que hayas ido a tu habitación

—Si les digo que fue por eso, fue por eso.

—Si claro, igual yo ya me voy, tengo una cita.

—¿Otra?—Pierre ha tenido muchas citas desde hace un tiempo.

—Si y de hecho ya voy un poco tarde, los veo luego—Sale disparado por la puerta antes de que lo invadimos más de preguntas.

—¿Con quien será su cita?

—No lo que, hay que mandar a George a investigar—Dice mientras se levanta y avanza hasta la puerta.

—Y tu ¿A dónde vas?

—Tengo que ir al supermercado, faltan cosas en casa.

—Voy contigo, quiero que me digas realmente porque escupiste cuando mencioné a Verstappen—Es hora de ser George.

—No es necesario, ya me voy.

—¡No! Te dije que voy contigo y no pienses en salir por esa puer...—No termino de hablar cuando ya salió disparado por la puerta, el segundo del día.

Vuelvo a mi habitación, tengo que seguir haciendo maletas o voy a tener que comprar ropa en Londres y no es que vaya a tener tiempo de sobra o que sea factible para mi billetera.
Nunca había viajado a otro país solo, la única vez que salí de Monaco fue para venir aquí y ya no he vuelto, no es algo que desee por el momento. Desde que murió mi padre, el ambiente en casa fue pesado, tanto que no he hablado con mi madre o hermanos desde hace años.


「」

Si otros días me cuesta pararme de mi cama, hoy más. Apenas pude dormir unas horas, después de que Checo llegó del supermercado volví a insistir para que me dijera que paso cuando escupió, pero entre tanto tiempo que hablamos solo evito mis preguntas y saco otros temas.

Llegué a la oficina aún más temprano esta mañana. Hoy no era un día común y corriente.

Entre a Sainz Industries mientras Carlos llegaba, quizá llegue muy temprano. Pronto veo como llega una camioneta y supongo que es el.

Al salir, vi a el Sr. Sainz. Me acerqué, tratando de controlar mi creciente nerviosismo.

—Leclerc, justo a tiempo —dijo el con una sonrisa—. Vamos, Verstappen ya nos espera en el avión.

Asentí y subí al coche, sintiendo la adrenalina mezclada con la emoción. El viaje al aeropuerto fue rápido, con el Sr. Sainz hablando sobre la importancia de la reunión y lo crucial que era para la empresa. Mientras hablaba, no pude evitar pensar en Verstappen, esperando en el avión privado. Su presencia añadía una presión extra.

Llegamos al aeropuerto y fuimos directamente a la zona de vuelos privados. El avión nos esperaba en la pista, un jet elegante y moderno que parecía brillar bajo el sol.

—Aquí estamos —dijo el señor Sainz mientras bajábamos del coche y nos dirigíamos hacia el avión.

Subimos las escaleras y, al entrar, vi a Verstappen ya instalado, revisando algunos documentos. Levantó la vista y fue como si fueramos dos fantasmas, viéndonos el uno al otro.

Obra Del Destino || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora