Capítulo 56-Tiranos

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"De todos los animales, el hombre es el más cruel. Es el único que inflige dolor por el placer de hacerlo". Mark Twain.

Bangkok, Tailandia, 29 de abril del 2050...

Los habitantes de la capital de Tailandia vivían en constante terror, por las calles patrullaban sin descanso hombres con rasgos de los habitantes de Asia Central, quienes vestían una túnica de lana amarilla y pantalones holgados de color rojo, armados con espadas, lanzas, lazos y arcos. Cada calle, cada callejón, ningún detalle escapa de sus ojos y oídos, estaban atentos a cualquier conspiración o intento de rebelión en contra de aquellos que ahora gobernaban no solo Tailandia, sino también el país vecino de Myanmar, también conocido como Birmania.

En un antiguo templo tailandés, con más de quinientos años de antigüedad, era el lugar donde algunos de los monstruos conspiradores se reunirían para saber lo último que ha acontecido en La Más Grande Epopeya, y también para planificar sus próximas conquistas. Estaban sentados en una mesa rectangular alargada, hecha completamente de cuarzo, con asientos hechos de oro y con terciopelo rojo.

El primero de ellos era un hombre hindú de treinta y tantos años, de piel morena, cabello negro largo y alborotado, ojos rojos, pintura roja en su rostro, torso y brazo derecho, así como también varios collares de cuentas, similares a los utilizados por los monjes hinduistas, lo más resaltante de su apariencia, era una llamativa gema de color rojo en forma de gota en su frente. Su físico era considerablemente musculoso, y llevaba puesto una túnica anaranjada como los monjes que dejaba expuesto el lado derecho de su torso, junto a unos pantalones holgados de color negro, andaba descalzo y en su mano derecha llevaba un trisula, un tridente de origen hindú. Aquel hombre, era El Ashura, Asvatthama, del poema épico del Mahabharata.

La segunda persona era una mujer de treinta años, de rasgos del mediterráneo, de 1,68 metros, su cabello era de color avellana, sus ojos eran de un color esmeralda, su piel era pálida, poseía un pecho modesto, pero caderas anchas

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La segunda persona era una mujer de treinta años, de rasgos del mediterráneo, de 1,68 metros, su cabello era de color avellana, sus ojos eran de un color esmeralda, su piel era pálida, poseía un pecho modesto, pero caderas anchas. Su cabello era adornado por una diadema dorada con hojas de laurel, vestía una túnica blanca que le llegaba hasta los tobillos, junto a sandalias griegas de cuero. Se trataba de La Envenenadora Más Grande de Roma, La Primera Asesina en Serie, Locusta.

 Se trataba de La Envenenadora Más Grande de Roma, La Primera Asesina en Serie, Locusta

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LA MÁS GRANDE EPOPEYA: El Retorno de las Leyendas. VOL 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora