Capítulo 69-Perdónate por lo que Eres

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"Acéptate a ti mismo y habrás silenciado al más severo de los jueces". Alejandro Jodorowsky

Lima, Perú, 21:00 p.m...

Siegfried estaba recostado en la azotea del hotel en el que se hospedaba junto al resto de su equipo, quería mirar las estrellas del firmamento nocturno para despejar su mente un poco. Hace no muchos días, Sigurd había besado a Jane, algo que no dejaba de molestarlo desde que ocurrió. Sentía celos de su otra personalidad por haberle robado ese privilegio, sentía el deseo de besarla también, cada vez que veía sus sensuales labios pintados con aquel labial morado, quería besarla por largo rato. Pero también sentía miedo de echarlo todo a perder, tenía una amistad muy hermosa con la doctora, sería muy sencillo llevarla al siguiente nivel únicamente con decir una sola palabra "te amo", esa única palabra ya era suficiente para expresar todo lo que Siegfried sentía por ella. Había formado sus amistades con el resto del equipo, sentía que poco a poco se estaba acercando a su deseo de poder sentir haber hecho lo correcto, pero le era imposible no sentir ese deseo de soledad que a veces invadía su corazón, deseando poder sentir aquel cálido sentimiento.

En noches como esas, deseaba estar con Jane, quería que estuviera a su lado viendo las estrellas, conversando de varias cosas aunque sean poco importantes, solo oír su voz era suficiente para él. Sin embargo, ¿qué lo detenía de hacerlo?... El temor de alejarla, el temor de echar a perder su relación y amistad, y temor de que Jane caiga junto con él en su mediocridad. Para Siegfried, él no era el hombre indicado para Jane, pensaba que merecía alguien mejor, alguien que no tenga un pasado lleno de sangre y atrocidades.

—Ah, Siegfried, ¿disfrutando de esta magnífica noche?

El Asesino de Dragones fue sacado de sus pensamientos por la llegada de Antonio José de Sucre.

—Hola Sir Sucre, es un viejo pasatiempo de mi época, aunque en este mundo moderno, las estrellas ya no se ven como antes —comentó sin apartar la mirada del firmamento nocturno.

—¡Jajajaja! Lo entiendo, antes Perú era puro monte y ahora hay calles y selvas de concreto, el mundo da vueltas que a veces no entendemos —comentó jovial, sentándose a su lado.

—Sepa disculparme, Sir Sucre, pero quisiera saber ¿cuál es su deseo en La Más Grande Epopeya? ¿Qué es lo que lo hizo retornar al mundo moderno ante el llamado de Hístor? —preguntó lleno de curiosidad.

—¿Te soy honesto? Este mundo moderno es un completo despropósito —confesó con una pequeña sonrisa cínica—. Arriesgué mi vida muchas veces en el campo de batalla, ¿y los peruanos dicen que me odian por lo que venezolanos que vinieron después de mí hicieron? ¿Dicen que no pidieron ser libertados por mí o por Bolívar? Yo digo que esa gente no es más que unos malagradecidos, no todos los peruanos son así, naturalmente, pero los de aquí en Lima no han hecho otra cosa más que atacarme con insultos y desdén. Si estoy luchando ahora, no es tanto por ellos, sino para poder cambiar mi historia y vivir en paz junto a mi esposa y mi hija.

—Ya veo, supongo que al igual que muchas otras Leyendas, su vida también terminó en tragedia —señaló Siegfried.

—Eso es correcto, al final... la revolución creada por Simón Bolívar no terminó tan bien como él hubiera querido, la gente estaba en contra de su más grande proyecto, la Gran Colombia, la unión de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú —explicó cabizbajo, sintiendo una gran lástima por el final que tuvo su general después de su muerte—. Quería ir hacia Quito para reunirme con mi esposa y mi hija, pero unos conspiradores me emboscaron en el camino y me mataron. Perdí toda una vida con mi familia, no pude vivir y morir al lado de mi esposa. Quería ver a mi hija crecer y formar su propia familia, hasta el día que los dioses finalmente reclamen mi alma.

LA MÁS GRANDE EPOPEYA: El Retorno de las Leyendas. VOL 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora