"Los que escapan del infierno nunca hablan de ello, y después de haber escapado, no hay nada que los moleste después". Charles Bukowski.
Panteón griego, hace miles de años...
Tras haber caído víctima de la Maldición de la Locura de Hera y de matar a toda su familia, Heracles junto a su inseparable sobrino Yolao, decidieron partir hacia el Oráculo de Delfos por consejo de su amigo Quirón para poder saber como librarse del dolor, la culpa y la depresión que lo habían invadido tras la tragedia. Al llegar al lugar, aquellas personas con túnicas negras y máscaras de teatro blancas lo recibieron y dictaminaron lo que el destino le aguardaba.
—Debes ir con tu primo, el Rey Euristeo y realizar doce trabajos en su honor que el te impondrá, si lo haces, serás purificador del pecado que mancha tu alma, pero también... un oscuro destino te esperará, hijo de Zeus. Incluso cuando logres limpiarte de la sangre que hay en tus manos, morirás como un vil perro.
Heracles desató su aura, haciendo que todo el Oráculo tiemble a medida que varias venas se marcaron en su rostro.
—Soy hijo de Alcmena y Anfitrión, Zeus no es mi padre, ni siquiera le importé una mierda —corrigió frunciendo el ceño—. Al menos Anfitrión si estuvo presente en mi vida.
Heracles abandonó el Oráculo junto a Yolao ahora que tenía lo que buscaba.
—Tío, ¡no debería hacer eso! ¡El Oráculo dice que sin importar que haga esos trabajos morirá de una forma horrible! —advirtió Yolao, preocupado—. No es necesario que purifique sus pecados si fue culpa de la Diosa Hera.
—¿"Morir"?... Eso ya no importa, Yolao, sin mi familia aquí conmigo ya nada más vale la pena —respondió cabizbajo, apretando con tanta fuerza los puños que se enterró sus uñas en las palmas, haciéndolas sangrar—. Este dolor que siento desde lo más profundo de mi alma, ya no me permite vivir en paz, prefiero mil veces morir con honor tratando de expiar mis pecados a seguir viviendo con este dolor insoportable.
Sin importar la funesta predicción del Oráculo, quería poder abandonar toda la culpa que lo atormentaba.
Yendo ante su primo, el Rey Euristeo, Heracles le explicó su situación y se puso a sus servicios para poder redimirse.
El primer trabajo de Heracles, fue cazar y matar al León de Nemea, una temible bestia hijo de Tifón y Equidna que tenía una piel totalmente invulnerable a cualquier arma mortal. Ni siquiera Heracles con su enorme fuerza pudo dañarlo, por lo que se vio obligado someterla para así poder estrangularla y matarla. Al culminar su labor, recibió una visión de su media hermana, Atenea, la Diosa Griega de la Sabiduría, la Guerra y las Artes, quien le indicó que despellejara al León de Nemea con su propias garras para así obtener una armadura impenetrable que le ayudaría en su odisea, por lo que haciendo caso a sus instrucciones, Heracles se fabricó su mítica armadura de León.
Al regresar al reino de su primo, Heracles fue recibido nuevamente como un héroe, como cuando mató al león de Citerón, pero en su mirada, parecía no había ni una pizca de felicidad o de siquiera orgullo. Ser un héroe era algo que no le podría importar menos ahora.
Como segundo trabajo, Heracles viajó hasta Lerna, donde tenía que cazar y matar a la legendaria Hidra de Lerna, un Dragón de nueve cabezas que despedía un vapor venenoso de cada una de sus bocas. Por lo que el Semi-Dios y su sobrino tuvieron que cubrirse su nariz y boca con unos pañuelos especiales fabricados por su amigo Quirón para así poder sobrevivir a ella. Sin embargo, hubieron varios factores que dificultaron mucho su misión. El primero de todos, es que por cada cabeza de la Hidra que cortaban del muñón salían otras dos cabezas; y el segundo, fue la Diosa Hera, quien al enterarse de los trabajos de Heracles, decidió terminar de romperlo, queriendo que fuera igual de miserable que ella, por lo que mandó a un cangrejo monstruoso para matarlo a él y a su sobrino.
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LA MÁS GRANDE EPOPEYA: El Retorno de las Leyendas. VOL 1.
FantasíaEn el año 2050, un evento extraordinario ocurrió por todo el mundo. Todos los televisores, teléfonos, radios y computadoras del mundo transmitieron un mismo mensaje. Un hombre que se hacía llamar "Hístor, el Dios de las Historias", anunció que dentr...