Capítulo 19-Justicia

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"En medio del bullicio y del ruido del mundo, encontrar momentos de silencio nos permite conectarnos con nosotros mismos y reflexionar sobre lo que verdaderamente importa". Haruki Murakami.

Hace una semana y media atras...

El caos se apoderó rápidamente de Tokio tras la llegada del Shinsengumi, su primer ataque fue en el barrio especial de Shibuya. Les tomó menos de una semana reunir a todos los nuevos reclutas, gente común y corriente cansada del gobierno y del crimen que inundaba la ciudad. Gracias a un Legendarium, todos los que portaban el haori del Shinsengumi se volvieron espadachines experimentados en menos de un segundo.

Mientras las calles eran tomadas por cientos de espadachines y tiradores que le hacían frente a la policía, comandados por Hijikata. Kondo Isami y Okita Souji veían desde los tejados toda la acción.

—Este es solo el comienzo, necesitamos suficientes tropas y armas si queremos vencer a Oda Nobunaga en Kioto —mencionó Kondo, cruzado de brazos—. Una vez que él esté fuera de la ecuación, podremos limpiar todo Japón del crimen y de la injusticia.

—¿Acaso esto es lo correcto, Kondo-san?... ¿Y si hay alguna mejor manera? —cuestionó Okita, cabizbajo—. Esto no funcionó en el Periodo Bakumatsu, Kondo-san, esto debería ser ya una injusticia.

—¿Justicia e injusticia?... Okita, he aprendido algo muy importante en el pasado —dijo emitiendo un aura sombría y llena de sed de sangre—. ¡Únicamente los ganadores pueden decidir que es justicia e injusticia!. He fracasado antes, pero esta vez no caeré. Lucharé con todo hasta el final y haré que mi justicia... no..., ¡haré que la justicia del Shinsengumi prevalezca durante cientos de años!

Okita Souji miró a quien se supone que era su compañero de armas, su comandante, su maestro y quien para sus ojos también fue un padre, pasmado. Para él, todo lo que estaba viviendo le recordaba todo lo malo que había hecho en su anterior vida. Sentía una espada atrevesarle el pecho al ver que no estaba cumpliendo la promesa que le hizo a todos aquellos a los que juró ser un verdadero héroe de la justicia, como a su antiguo compañero Yamanami Keisuke. Estaba cansando de que la historia se repitiera, necesitaba hacer algo, incluso si eso implicaba traicionar todo lo que en lo que creía.



En la actualidad...

Okita Souji se encontraba enfrente de todo el equipo de Fahrenheit 451 y de la Naicho, con un pizarrón al lado que mostraba todo un mapa del barrio especial de Shibuya. Tomó un marcador que le pasó Min-seon Ryu y marcó con un óvalo dos lugares específicos que estaban al lado el uno del otro.

—Estas son las dos bases principales del Shinsengumi, la comisaría principal de Shibuya, la más grande del barrio especial y el antiguo dojo de algo llamado Taiho-jutsu que no sé que es, que también fue tomado por Kondo-san ¡digo! Kondo Isami —explicó señalando los lugares con el dedo índice derecho—. Deben tener sumo cuidado si quieren atacarlos, a parte de superarlos en números, también poseen todo el equipo anti-disturbios de la policía de todos los barrios especiales.

—¿Cuáles son los Legendarium de Kondo Isami y Hijikata Toshizou? —inquirió Jane, levantando la mano.

—Esa es una pregunta difícil de responder —dijo Okita, rascándose la nuca—. Ni siquiera yo sé cuántos tienen en total.

—¿No será que los estás protegiendo? —inquirió Alastor, con tono burlón.

—No es eso, los guerreros somos algo... reservados con nuestras técnicas —explicó llevándose las manos entre las mangas de su haori—. Es algo natural en nosotros desde que empezamos nuestro entrenamiento. Todos los miembros originales del Shinsengumi entrenamos en el mismo dojo de Tennen Rinshin Ryu con el mismo maestro, pero aún así, todos desarrollados estilos de combate diferentes y nunca compartimos todos los secretos que teníamos. Yo no conozco todos sus Legendarium y ellos no conocen todos mis Legendarium.

LA MÁS GRANDE EPOPEYA: El Retorno de las Leyendas. VOL 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora