Capítulo 92-Sita

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"El amor no muere de muerte natural, muere de ceguera y errores y traiciones. Muere de cansancio, se marchita y se opaca". Anais Nin. 

La India, hace miles de años...

Gracias a la ayuda del Rey de los Monos y de Hánuman, Rama pudo encontrar el país de Lanka donde reinaba Ravana y donde tenía secuestrada a Sita. Hánuman se pudo infiltrar dentro de su palacio y encontrar a Sita, quiso sacarla volando de allí, pero la mujer se negó ya que Ravana tenía a un montón de humanos secuestrados también en Lanka, los cuales eran esclavos y ganado para los Demonios, por lo que Sita le pidió a Hánuman que le contara la situación a Rama para que rescatara a todos los cautivos.

Tras desatar un poco el caos dentro del palacio de Ravana, Hánuman fue con Rama y le explicó todo.

—La única manera de ganar será yendo a la guerra contra Lanka, hermano, ¿está seguro de ello? —inquirió Láksman, cruzado de brazos.

—Son los deseos de Sita y debo respetarlos ante todo, además, tampoco puedo dejar que esos humanos se queden allí como esclavos —respondió con tono sereno—. El problema ahora sería la forma de cruzar el mar hacia Lanka.

—Cualquier barco que usemos será atacado en menos de segundo por todos los Demonios que infestan los mares de Lanka —advirtió Sugriva.

—¡Rama, Sr. Sugriva! ¡Tenemos un visitante! —informó Hánuman, con jovialidad.

Ante ellos apareció Vibhisana, hermano de Ravana, junto a varias escoltas. Cuando se presentó ante Rama se arrodillaron pegando la frente al suelo.

—Oh gran Rama, por favor, permítenos a mi y a mis hombres servirles en esta dura batalla contra Ravana, no soporto más la violencia con la que gobierna Lanka —pidió con cierta melancolía—. Con gusto les diré cómo llegar hacia Lanka sin preocuparse por los Demonios.

—Vibhisana, veo en ustedes un corazón muy noble, con gusto estarán entre nuestras tropas como iguales —declaró Rama, con una sonrisa amistosa.

Gracias a la ayuda de Vibhisana, Rama recitó mantras durante diez días y diez noches sin comer o beber agua, con esto buscaban liberar a una Diosa que Ravana había maldecido y mantenido cautiva en el fondo de los mares, infestándolos con Demonios para evitar que cualquiera pudiera acercarse a Lanka. En el onceavo día, logró su cometido y la Diosa le reveló que tenía que pintar sobre unas rocas un símbolo sagrado que le permitiría crear un puente totalmente estable por el cual comandar sus tropas hacia el país de Lanka.

En poco tiempo, comenzó la guerra entre los Demonios liderados por Ravana y los monos liderados por Sugriva y Rama.

La batalla se prolongó durante meses, gracias al liderazgo de Rama, los monos y otros animales que lo apoyaban pudieron sobreponerse a los poderosos Demonios, obligando así a Ravana a mandar a sus soldados más poderosos, empezando por sus sobrinos, los hijos de su hermano Kumbakarna, pero estos fueron derrotados por paliza por Hánuman.

 Fue entonces que Ravana mandó a despertar a su otro hermano, Kumbakarna, quien había sido maldecido a dormir y únicamente poder despertar una vez cada seis meses debido a la Diosa Saraswati.

Kumbakarna fue por mucho uno de los rivales más poderosos a los que Rama se enfrentó en la guerra, era un gigante de ciento veinte metros que arrasaba con todo a su paso, los ejércitos de monos fueron masacrados por él. Hánuman, uno de los compañeros más poderosos junto a su hermano Láksman, también fue derrotado y por poco pierde la vida de no ser por la intervención de los dos hermanos. Rama llamó la atención de Kumbakarna al lanzar su poderoso Chakram, provocándole un daño crítico, pero que se regeneró en pocos segundos.

LA MÁS GRANDE EPOPEYA: El Retorno de las Leyendas. VOL 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora