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"TWENTY SEVEN"




































Fué agradable despertar y no aspirar el nauseabundo aroma a detergente y medicamentos del hospital, en cambio, el vago olor a loción masculina se coló por la nariz de Nakia como una caricia a sus sentidos, haciéndola abrir los ojos con calma para encontrarse sobre una gran y tremendamente cómoda cama en una enorme habitación que no reconoció -ni siquiera con los pocos recuerdos que había recuperado el día anterior-. Hubiese entrado en pánico ante la familiaridad de la situación con aquella vez, pero reconoció tan bien ese aroma que Hongjoong siempre desprendía, por lo que intuyó que debía ser su casa en dónde se encontraba.

La mujer se sienta recargando la espalda contra la cabecera y, mientras estira los brazos, le da un recorrido a la habitación. Era demasiado grande, y lucía extremadamente vacía ya que literalmente la cama era lo único que "ocupaba" espacio. Su mirada cae en el reloj sobre una de las mesitas de noche y casi se le salen los ojos al ver la hora, era demasiado tarde, había dormido demasiado.

Tomando en cuenta que el incidente en el auto de Hongjoong ocurrió antes de que anocheciera, y que ahora eran cerca de las seis de la tarde, definitivamente tuvo una larga siesta, la más larga que pueda recordar. Se sentía descansada, pero también sumamente avergonzada, ¿que pensaría Hongjoong? Estuvo invadiendo su cama por más de diez horas, ¿en dónde había dormido él?.

Como si alguien estuviera observando, aparta las sábanas de cuerpo y baja de la cama cautelosamente. Luego de avanzar hacia la puerta, permanece frente a ella sin atreverse a salir, estaba algo nerviosa por verlo ahora que tenía un poco más de conocimiento sobre él, sumándole a eso la cercanía que tuvieron mientras estuvo en el hospital. Finalmente toma la perilla de la puerta y la gira despacio, al salir se encuentra con un largo y angosto pasillo que, al ir recorriendo, es como atravesar un túnel artístico debido a tantas pinturas colgadas en las paredes, cada tantos pasos se encontró también con alguna escultura o artefacto sobre una mesita, todo se sentía como un recorrido a un museo de arte.

Al llegar al final del pasillo, se encuentra con una intersección, un pasillo a su derecha y otro a su izquierda, estaba a punto de tomar el de la izquierda cuando escucha algo de movimiento al fondo del pasillo a la derecha, así que se encamina hacia allá luego de darle un último vistazo a uno de los tantos cuadros en las paredes, le resultaba familiar pero no recordaba de dónde.

Bajando unas escaleras que se encontró al final, descubrió que la pasión de Hongjoong por el arte era algo serio, pues la pared del lado derecho a las escaleras era prácticamente un mural abstracto en blanco y negro, también, al final de la escalera y al centro de la gran habitación abierta, había un piano blanco con algo sobre el, no supo descifrar lo que era con exactitud pero lo encontró interesante a la interpretación.

Siguiendo su camino hacia dondequiera que escuchaba algo de ruido para guiarse, finalmente dió con la cocina, en dónde Hongjoong se movía hábilmente de un lado a otro, hasta que de reojo la mira en la entrada y se gira para observarla con una linda sonrisa, deja de lado los utensilios en sus manos y se acerca a ella luego de limpiarse con un trapo que cargaba en el hombro izquierdo.

ㅡ Hey. ㅡla toma por las mejillas y recorre su rostro con una rápida pero meticulosa mirada.ㅡ ¿Cómo te sientes?

ㅡ Como si el dios de los sueños me hubiera seducido, creo que nunca había dormido tan bien. ㅡmenciona con algo de vergüenza, la cuál se disipa ante la mirada que él de brinda, la hizo sentir cómoda.ㅡ Entonces, ¿cocinas?

THE OUTLAW¹: Case 143  |  K.HONGJOONGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora