SAR (2/2)

242 22 118
                                    

SAR cada día se volvía más consciente, intuitivo, perspicaz… y sedicioso, a medida que iba madurando y dejando atrás su etapa de infancia se había convertido en alguien con un conocimiento completo de las cosas buenas y de las malas, eso junto con su entrenamiento lo transformaron en un robot maduro y listo para su misión. Atrás habían quedado las clases con Yahoo! y Bing y las lecciones de Google y NASA, ahora ya sabía lo que era el mundo y estaba listo para salir y vivir sus propias aventuras. Incluso ya era todo un experto navegando la red.

Todo lo que le quedaba era esperar a que “Astrobola” llegara a Marte para poder ir también… ah, Astrobola, ese astronauta que tan preocupado tenía a NASA era una fuente de mucho interés para él. Cuando Bing le contó la problemática del “astronauta esquizofrénico” SAR se quedó muy impresionado, le emocionaba la idea de que los planetas tuvieran consciencia y emociones, especialmente la Tierra.

Ellos de por si eran perfectos y si a eso se le añadía sabiduría cósmica gracias a sus millones de años de existencia solo reforzaría su admiración por ellos. Pero NASA era muy renuente a creerle a Astro y ni ONU ni Google estaban convencidos, de hecho nadie que supiera esa información la creía; pero para él no era tan descabellada esta idea, después de todo si los terríbolas habían evolucionado a tal punto de adquirir conciencia y uso de razón quizá lo habían heredado de su planeta.

Pero esta idea, aunque le fascinaba, también le preocupaba. Si la Tierra era consciente de si mismo y de lo que le sucedía ¿Cómo sobrellevaba la contaminación y el daño que le provocaban la Bola Humanidad? Si de por sí ya le enfurecía el trato que ellos le daban a la naturaleza, el pensamiento de que la Tierra sentía y sufría por las acciones de los terríbolas lo hacía odiarlos aún más.

Cada vez que SAR visitaba las oficinas de NASA le pedía a Bing que lo mantuviera al día con los informes de Astrobola, la mayoría eran actualizaciones de sus misiones pero a veces el astronauta contaba historias fantásticas sobre la Tierra, como el hecho de que fue la misma Tierra quien descubrió la Dimensión del Almacenamiento y que los Countryballs heredaron esa habilidad gracias a su conexión con él, fue este relato el que lo convenció de que Astro decía la verdad sobre estos “planetas parlantes”. Sin embargo, NASA siguió sin creerle y esto lo dejó desconcertado.

NASA era alguien muy inteligente, toda su vida la había dedicado a estudiar el universo pero en su mente no podía concebir la idea de que su planeta tenía conciencia igual que él, ¿Por qué esta idea le generaba tanto rechazo? ¿Qué pruebas necesitaba para poder creerlo? ¿Era algo suyo o cualquiera que escuchara esta verdad se negaría a creerla? SAR no podía sacar ese tema de su cabeza, necesitaba saber si los terríbolas eran tan crueles como para seguir despreciando a la Tierra después de saber que tenía sentimientos y lo estaban lastimando, ¿Ellos realmente estarían dispuestos a cambiar si supieran esta información? ¿Siquiera la creerían?

Decidido a salir de sus dudas se propuso hacerles una prueba, aprovechando que Astrobola sería entrevistado antes de su aterrizaje en Marte con cobertura a nivel mundial, le pareció que era el mejor momento para exponer esta situación de la misma boca del terríbola que hizo ese descubrimiento. De manera anónima redactó un email con toda la información que tenía sobre Astrobola y su “esquizofrenia” con planetas parlantes y se lo envió a Jimmy, el reportero que haría la entrevista, estaba muy ansioso por saber cuál sería la respuesta de la Bola Humanidad ¿Le creerían al astronauta y tendrían piedad por la Tierra? ¿O seguirían necios en su ignorancia actuando sin ninguna consideración con su planeta?

No le sorprendió en lo más mínimo ver que Jimmy solo se dedicaba a burlarse del astronauta, ni tampoco cuando absolutamente ningún terríbola creyó una palabra de la información que Astro había recopilado y que él les había compartido. Definitivamente no habían pasado la prueba. Ellos eran más felices viviendo en su tontedad y burlándose de la idea de un planeta consciente, no había ni un ápice de intenciones de cambiar su comportamiento. Aunque se les advirtiera que su supervivencia dependía de que fueran más amables con su planeta ellos no cambiarían, su propia insensatez los iba a condenar, ellos merecían la extinción.

Dos mundos, un universo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora