Dos mundos, un universo.

Luna.

—Quería conocerte... —dijo Titán.

—Ajá, ¿Algo que decir? —preguntó Tierra.

—Decepcionante —fue lo único que el satélite respondió antes de irse a toda prisa.

Luna recordaba con mucho disgusto todo el intercambio de palabras que tuvieron Tierra, Marte y Titán antes de que este último se fuera viéndose muy enojado, y no podía culparlo, él también estaba molesto con su planeta por prácticamente insultar a todas las lunas del Sistema Solar. De por sí era desagradable percibir ese aire de superioridad que tenían los planetas en cuanto a los satélites, pero Tierra dijo algo en específico que lastimó a Luna, y lo peor de todo es que su planeta no parecía tener ni idea del efecto que tuvieron sus palabras en los demás, especialmente en él.

Es por eso que Luna se encontraba pensando con mucha seriedad en ir a disculparse con Titán en nombre de su planeta, porque sabía que este no iba a hacerlo. Ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que se disculpó por algo, y aunque a él no le importaba que no le pidiera perdón pues ya estaba acostumbrado a su actitud, si le preocupaba como se sentía Titán. Entonces Luna, después de un rato de estar simplemente flotando en el espacio sumergido en sus pensamientos, decidió que tenía que ir a buscar a Titán. Mientras tanto los planetas habían estado en un silencio incómodo, por lo que Tierra intentó hacer como si nada había pasado y quiso continuar con el juego de cartas que tenían antes de la llegada del intruso.

—Oye, Marte, ¿tienes una mala mano ahí o qué? —dijo Tierra sintiéndose incómodo y nervioso deseando que Marte le siguiera el juego para olvidarse de lo que había pasado, pero él no se esperó la actitud agria de su compañero.

—Cállate —le ordenó.

—Woow, ¿oíste eso Luna? —preguntó sorprendido esperando encontrar apoyo en su satélite, pero no fue así.

—Si, te dijo que te calles.

Respondió Luna con enojo reprimido mientras abandonaba su órbita y se iba en dirección al Cinturón de Asteroides, Tierra sólo lo vio irse con angustia en su interior mientras se preguntaba por qué esos dos se comportaban tan raro, quedándose así a solas con Marte. Luna supuso que Titán estaría camino a su órbita natural al lado de Saturno, así que se apresuró para ver si lo alcanzaba antes de que llegara muy lejos, sabía muy bien que no podía estar mucho tiempo separado de Tierra por los problemas que este tendría para mantener su eje, así que por más enojado que estuviera con él debía darse prisa para volver a su lado.

Mientras Luna iba en la búsqueda de Titán, las palabras que Tierra pronunció vinieron a su mente: “¿Qué podría saber una tonta luna sobre tener vida?”, y recordar eso hizo que una nueva ola de amargura inundara sus emociones. Bien, pues él era una tonta luna que sí sabía algo sobre tener vida, no de la misma manera que Tierra pero si tenía conocimiento de ello. Cielos, él había estado ahí desde el mismo principio en que su planeta tuvo sus formas de vida primigenias, él tuvo asiento en primera fila para ver el largo proceso de cambios y formaciones que Tierra tuvo en su superficie para lograr lo que tiene ahora, de todos los cuerpos celestes es él quien tiene una posición privilegiada para ver esa vida cada vez que se le antoje, es por eso que Luna si tiene una idea de lo que tener seres vivos significa y no es tan bonito como Tierra lo quiere hacer ver ante los demás.

Descartando el hecho de que ya había pasado por cinco extinciones masivas en las que Tierra sufrió e hizo duelo a su manera, las formas de vida que tenía actualmente no eran fáciles de llevar y Luna creía que su planeta no debería presumir tanto de ellas. Y si, se refería específicamente a los terríbolas. Luna estaba en un gran conflicto con ellos, le alegraba que hicieran feliz a Tierra pero también se daba cuenta de lo mucho que lo hacían sufrir, era algo bastante complicado porque nunca antes ninguna forma de vida había jugado tanto con las emociones del planeta, simplemente nadie podía hacer que Tierra pasara de una gran felicidad a una furia absoluta o la más miserable tristeza como los terríbolas lo hacían, ellos eran expertos en desestabilizar sus emociones y Luna los odiaba por eso.