—Agita ese abanico más fuerte, Venus, tengo mucho calor.
—Deberias dar gracias que no te lo he clavado en un ojo.
—Tú deberías dar gracias que decidí guardar ese pequeño secreto tuyo antes que contárselo a los demás —dijo Tierra antes de guiñarle un ojo a Venus, ojo que él tuvo ganas de arrancarle.
Tierra no podía creer que realmente hubiera funcionado. De haber sabido que podía tener a Venus como esclavo tan solo contándole el significado de su nombre se lo habría dicho hace mucho tiempo, ahora no podía entender como había vivido hasta la fecha sin tener a ese amargado cumpliéndole sus caprichos.
Él no trataba de ser malvado, pero le resultaba muy divertido que alguien con la personalidad de Venus estuviera dispuesto a servirle con tal de que mantuviera la boca cerrada. Es que Venus era tan… indomable, de un carácter difícil de manejar, bastante enojón, te decía las cosas de forma directa sin temor a ofenderte (a veces cayendo en el bullying), y por supuesto, era un amargado. Pero ahora estaba ahí, abanicándolo cuál sirviente, simplemente le resultaba divertidísimo. Era como haber domado a una bestia.
¿Cuánto tiempo podría soportar Venus así? ¿Cuan lejos estaba dispuesto a llegar con tal de mantener el secreto? De pronto Tierra tuvo ganas de hacerlo enojar y poner a prueba su paciencia. Talvez era una idea suicida pero sin riesgo no hay diversión.
—Escucha cariño, se bueno e invoca otro abanico para que hagas un mejor trabajo. En verdad tengo calor —Tierra disfrutó de ver cómo a su compañero le dio un tic en el ojo cuando escuchó lo que dijo.
—No… me… digas… cariño —Venus masculló las palabras conteniendo su enojo.
—Como quieras querido, pero hablo en serio con lo del abanico. A menos que quieras que me de la vuelta y hable con los demás sobre cierto asunto —Honestamente Tierra pensó que el otro planeta le tiraría el objeto que tenía en la cara y se iría mientras lo mandaba a volar con un colorido vocabulario. Pero no fue así, su amigo simplemente hizo lo posible por tragarse su enojo y orgullo e invocó otro abanico para hacer lo que le pedía.
—Tampoco me digas querido —Venus se sentía humillado, pero más humillante le parecía la perspectiva de los demás planetas llamándolo “diosa del amor y la belleza”, por eso estaba soportando las idioteces de su vecino.
—¿Y cómo quieres que te diga, darling?
—¡No quiero apodos! —si Venus pudiera matar con la mirada, Tierra y toda la vida que hay en él dejarían de existir.
—Ok, ok, sin apodos —el planeta azul hizo lo posible por aguantarse la risa. No podía tomarse en serio el enojo de su vecino, menos cuando lo tenia abanicando para él. Que fácil y divertido era molestarlo—. Pero empiezo a aburrirme. Has algo para entretenerme.
—¿Tengo cara de ser tu payaso?
—No, tienes cara de ser una diosa hermosa que tiene mucho amor para dar —se burló de él mientras le volvía a guiñar un ojo.
Venus estaba que se ahogaba del coraje, si Tierra continuaba así corría el riesgo de que le partieran el núcleo mientras le insultaban hasta la existencia. Por otra parte, Luna no entendía muy bien lo que pasaba pero estaba muy pendiente de la situación. La visión de Venus siendo un sirviente de la Tierra era tan extraña que le daba mucha curiosidad, pero no pudo seguir recolectando información porque Marte y Mercurio lo llamaron para preguntarle algo. Ellos también estaban curiosos.
—Te juro que si sigues así tendré que tomar medidas drásticas para mantener mi secreto sin tener que estarme humillando —de pronto la idea de mandar a la Tierra a dormir para siempre sonaba atractiva.

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Dos mundos, un universo.
FanfictionHasta ahora, los terríbolas vivían tranquilamente su vida cotidiana y los Countryballs se ocupaban de sus asuntos y problemas comunes de una agitada vida política, todos ignorantes de una verdad que podría cambiar el estilo de vida que han llevado d...