NASA

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(Hola, hola 👀 ¿Quién extrañaba los miércoles de actualización?)

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Con el rostro lleno de ojeras y un café cargado en su mano, NASA se dirigía a su lugar de trabajo con paso perezoso y bostezando cada cinco minutos. Últimamente había tenido dos malas noches de sueño por culpa de cierto astronauta.

Todo comenzó con esa bendita Bitácora que inundó Internet a la velocidad de la luz hace tan solo dos días, ni siquiera había tenido tiempo de desayunar algo decente cuando Google lo llamó diciéndole que había todo un libro escrito por Astrobola expandiéndose por las redes como un virus. Eso de por si lo dejó perplejo, pero lo mas interesante fue descubrir de qué se trataba. Apenas necesitó leer el primer encabezado que decía: “Bitácora número uno sobre la familia planetaria”, para saber que todo el libro trataría sobre planetas parlantes.

Estando temeroso de un nuevo escándalo, NASA le había pedido a Google que por favor censurara toda información que tuviera que ver con esa Bitácora para minimizar los daños, pero este le dijo que ya lo había intentado, que desde el primer instante en que se dio cuenta de su existencia había intentado suprimir la noticia pero no logró hacerlo, no podía detener la viralización de esa Bitácora porque había alguien más con mucho poder sobre Internet que se lo había impedido.

Y Google estaba bien seguro de que ese alguien era SAR.

Google conocía muy bien a su creación, había pasado años trabajando en sus códigos y en su cuerpo, sabía muy bien cual era su firma digital por lo que pudo reconocer de inmediato que era él quien estaba detrás de todo ese alboroto. Eso, en parte, tenía mucho sentido, era obvio que Astrobola no se pondría asimismo en esa posición y SAR era el único que tendría acceso a esa Bitácora como para tomarla y publicarla. Pero lo que no tenía sentido era la razón de por qué haría eso, ¿por qué se molestaría en pasar horas luchando contra Google para evitar que borre el libro, y en su lugar, esforzarse para que llegue a cada rincón? ¿Cuál era el objetivo de publicar los desvaríos de un astronauta que sufría de alucinaciones? NASA no lo entendía y eso le asustaba.

NASA había visitado a Google en la Dimensión del Internet para intentar resolver el problema pero nada pudieron hacer, cada página de la Bitácora de Astrobola estaba al alcance de cualquiera con acceso a Internet y ya medio planeta las había leído, ese había sido un día muy frustrante para NASA y su malestar se manifestó en un dolor de cabeza que le duró varias horas. Google había intentado tranquilizarlo diciéndole que eventualmente esa noticia desaparecería en el océano de información cambiante que caracterizaba a esa Dimensión, que la Bitácora sería solo otra cosa con fama efímera que sería opacada a los pocos días por nuevos escándalos más interesantes, y con ese consuelo lo había despachado a su casa con la promesa de seguir vigilando los movimientos de SAR en las redes. Pero a pesar de todo, NASA aún se sentía muy inquieto y no podía sacarse esa situación de la cabeza.

Esa noche la pasó en vela leyendo y estudiando ese libro a profundidad, era fascinante el mundo complejo que la mente de Astrobola había construido, el como le había dado una personalidad a cada cuerpo celeste y las interacciones entre ellos parecían tan fluidas, las historias que les había dado a cada uno influían en sus relaciones y construían una sociedad de amigos que se divertían pero que también tenían sus problemas, era digno de admirar también como había incluido las anomalías espaciales en su relato de tal forma que todo se explicaba perfectamente con “los planetas están conscientes y se mueven a su antojo”, ¿cuál era el misterio detrás de los movimientos irregulares de la Luna y de la desestabilización en las órbitas de los planetas vecinos? No era otra cosa más que los cuerpos celestes juntándose para jugar cartas. Eso era tan hilarante.

Dos mundos, un universo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora