El día de la tan esperada colección había llegado. No había rastro del cuartel, pues estaban todas en su proceso de transformación en el taller de Hugo, quien no paraba de maldecir, pero en el fondo, sentía placer por su plan para esa noche.
Marcela no paraba de contestar llamadas en su celular coordinando todo con Catalina. Mario y Armando daban constantes vueltas por Ecomoda con los inversionistas, obviamente Armando no desaprovechaba para presentar a Beatriz y alagarla, de una manera sincera, por su gestión con la empresa.
Beatriz era un manojo de nervios, era la primera colección bajo su mando, dando la cara al mundo de la moda con una ambiciosa estrategia de ventas. Representaba la ruptura de ciertos paradigmas de la moda y eso, sabía que tendria consecuencias. Una apuesta casi del todo por el todo.
Por otro lado, también estaba segura de lo que haría esa noche. En realidad estaba apostando a un cambio total en su vida y eso la tenía demasiado ansiosa.Realmente se cruzó poco con su novia. No tenían el tiempo ni la disponibilidad real para consentirse. Apenas cruzaban y sonrisas, una complicidad palpable, ya no pasaba desapercibida para nadie.
Llegó la hora de inicio del evento. En realidad fue tal como lo planearon, un gran despliegue de prensa, invitados nacionales e internacionales. Marcas de la estética y de la moda recorrían el gran salón. Entre ellas, una rubia de mirada curiosa se paseaba observando todo, como buscando algo o a alguien.
Beatriz apenas sí podía creer lo que veía en su espejo. Aún no se habituaba a ver su proceso de transformación potenciándose. Su madre sonreía junto a ella frente al espejo. La hermosura de su hija parecía no acabar y jamás pensó verla así. Luciendo tan elegante y formal.
Marcela ingresaba al evento acompañada de Patricia, quién no paraba de hacer chistes sobre Armando y sus celos. Estaban riéndose casi a carcajadas cuando la risa de Marcela se congeló y sus ojos parecían querer salírsele.
Su corazón pareció paralizarse y luego revivió, para latir con mucha fuerza. Sentía que todo le daba vueltas y no atinaba a decir nada. Se quedó ahí plantada, no sabía cómo actuar ni qué decir o hacer. Y entonces, la mirada de ella por fin logró chocar con la de ella.
La sonrisa de ella seguía intacta. Parecía que el tiempo no hubiese pasado, parecía que su corazón se volvía a detener como aquella primera vez que la vio sonreír.
Intentó moverse y no pudo. Solo pido quedarse ahí, parada, viendo cómo ella se acercaba cada vez más.Patricia no daba crédito a lo que veía. Sabía de sobra de quién se trataba. Apenas y pudo hacerse un poco a un lado cuando advirtió la contundencia y seguridad con que la rubia se acercaba.
— Hasta que te encontré, Marcela.
Dijo con su notable acento italiano y se quedó parada frente a ella, cerca, con los ojos brillando de emoción.
— Viviane... Hola, yo ... ¿Qué haces aquí?
Por fin pudo hacer algo medianamente coherente. Le salió mejor de lo que pensó. No estaba preparada para ese momento. Pensó que jamás volvería a verla, que jamás volvería a tenerla así de cerca, se había prometido olvidarla y se supone que lo había logrado¿Entonces por qué la inquietaba su presencia cercanía?
— era un sorpresa, ¿Te parece si tomamos una copa y hablamos?
Patricia solo abría los ojos y miraba a Marcela. Era evidente su desconcierto y nerviosismo. Estaba afectada.
— Sí... Vamos — hizo un ademán para invitarla a seguir y Viviane le tomó del brazo, dejando claro que quería estar a solas con ella.
Hablando con Viviane no pudo evitar volver al pasado. Se vio caminando por el campus en Italia con ella de la mano mientras sentía el amor más grande que había podido sentir. O eso pensaba hasta que Beatriz reapareció en su vida y descubrió un amor que no conocía.
Estaba atrapada por la nostalgia, por un recuerdo hermoso y doloroso de un momento de su vida que había decidido con mucha fuerza,dejar atrás. Su primer amor.
Beatriz ingresaba al evento con una sonrisa nerviosa. Las miradas de los demás se ponían sobre ella y eso la hacía sentir insegura, sabía que esta vez era diferente. No era solo por como se veía sino por su cargo y lo que representaba. Marcela vio como Viviane volteaba a ver y siguió el curso de su mirada.
Sus miradas se encontraron un instante y Beatriz sonrió bajando un poco la mirada, ese gesto modesto que le enternecía el corazón a Marcela. Doña Julia observaba el intercambio de miradas y rogaba que su esposo no lo notara.
Viviane no pudo evitar también observar ese momento. Pudo notar cómo la expresión y la postura corporal de Marcela cambiaron, vio una energía arrolladora apoderarse de ella y un brillo genuino en sus ojos que le pellizcó el corazón. Se tomó el whisky de un solo trago, evidentemente ellas tenían algo y eso no lo esperaba, no así.
Alguien más, entre la gente, observaba todo el panorama con una sonrisa en los labios, Pero con acidez estomacal al tener que ver la complicidad entre ellas.
Armando movía el whisky y maquinaba todo el tiempo en qué podría hacer, tenía una oportunidad que no podía desaprovechar.La presidenta de Ecomoda fue asediada rápidamente por medios de comunicación y perdió de vista a Marcela. Pudo sortear la situación con agilidad y pudo seguir a saludar a varios invitados y presentarse con algunos socios. Armando aprovechó y se acercó a ella, a Marcela seguramente la tendrían muy ocupada esa noche.
El cuartel cuchicheaba sobre Marcela y la rubia y entonces Aura María recordó quién era y cómo la había preguntado. Eso encendió las alarmas y desconfianza. Había una historia detrás.
Todo pasaba rápido y Beatriz no tenía tiempo de ir a buscar a su novia al menos para darle un abrazo. Sin embargo, le extrañaba que ella no se acercara, lo adjudicó a que estaba dándole su espacio; o eso imaginaba hasta que , en medio de la gente, la vio charlando animadamente y con mucha cercanía con una rubia hermosa que le sonreía mientras Marcela se escondía su mirada como apenada.
Se sintió tensa y cuando pensó en ir a observar qué pasaba, fue interceptada por Inés, quien le pedía ir al camerino por pedido de Hugo. El diseñador le pidió presentar la colección porque ya debían iniciar.
De repente sintió que ya no podía. No sé había preparado para eso porque no consideraba ser apta para hacerlo. Sería poner la cara realmente de frente, sería hablar de algo que toda la vida le dijeron que no poseía ni entendía.
Su nerviosismo fue notado por Armando y se dirigió a ella con ímpetu. La interceptó y logro calmar su nerviosismo, su inseguridad y la conocía.
Le habló con sinceridad y le dijo lo que realmente pensaba de ella, supo cómo aterrizarla y darle ánimo. La miraba con sinceridad, diciéndole como hombre, como amigo todas las virtudes que veía en ella y que la había llevado al lugar donde merecía estar. Si hubiese podido verbalizar que la amaba lo habría hecho, Pero no pudo. Solo le entregó su mirada y puso sus manos sobre sus hombros, tratando de descargar lo que sentía.Beatriz sintió esa mirada y optó por evitar el contacto. Le agradeció sus palabras y le dió un corto abrazo.
— A pesar de todo, a su lado también crecí, don Armando y se lo agradezco. Gracias, gracias.
Y se encaminó con firmeza hacia el atril a enfrentar su obra.Se emocionó muchísimo al terminar y ver la cara de orgullo de su padre y madre. Luego buscó a Marcela entre los invitados, la encontró junto a la rubia y eso la incomodó, no había lugar para ella, Pero Catalina le tenía uno reservado.
ESTÁS LEYENDO
Destino - Marcela y Betty
FanfictionUna nueva Beatriz ha regresado de Cartagena a enfrentar su pasado y con ganas de empezar una nueva vida. La huella de ese desastre amoroso que significó Armando en su vida aún está latente y deberá luchar para erradicarla por completo. Sus planes se...