La vio comiendo en un restaurante casero de la orilla de la playa. Absorta en sus pensamientos. Hubiese querido ir a preguntarle qué hacía allí, pero el trabajo no se lo permitía. Ni siquiera sabía dónde se alojaba, siempre se le perdía de vista.
Marcela estaba recuperando el apetito. Incluso disfrutó aquella comida que le hizo recordar uno de los momentos tan bonitos que vivió junto a ella. Se fue a su cabaña pensando en que, en cuanto volviera, tal vez evitaría recorrer esos mismos sitios que siempre la llevarán a ella. Era parte del proceso para poder estar en paz. Si es que algún día lo conseguía.
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Beatriz despertó por el sonido de las olas chocando en la orilla. Abrió los ojos y miró el techo, reconociendo dónde se encontraba. Giró su rostro hacia la ventana y poco a poco fue hilando sus pensamientos. Tal vez necesitaba salir a caminar. Se despertó y se puso un vestido blanco, sandalias y salió a la playa. Era muy temprano aún. No había vendedores, solo una pareja sentada frente al mar, tomándose un café y riendo abiertamente. Se prometió hacer lo mismo cuando la encontrara, no sin antes entregarle todos esos regalos y decirle que quería la vida con ella, para siempre.
Estando allí, pudo darse cuenta de que sí estaba siendo impulsiva. Después de volver del restaurante, solo pudo llorar un rato de la impotencia que sentía. No sabía dónde más buscar. Salir a recorrer las calles sería gastar demasiado tiempo. Tal vez debía devolverse para Bogotá y esperar. Esperaba solo que algo sucediera, que Patricia dejara alguna pista suelta, que un milagro sucediera esa mañana.
Respiró y decidió quedarse un rato allí, dejando que la brisa mañanera le acariciara el rostro y le regalara un poco de sosiego.
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-Hola, Marce, ¿cómo has estado? - preguntó Patricia recibiendo la llamada matutina mientras encendía el carro de Marcela, el que aprovechaba para usar mientras ella volvía a Bogotá.
- Bien, Patricia, bien. Me preocupa algo. ¿Daniel te envió los comprobantes de pago de las tarjetas? - preguntó mientras se sentaba en el balcón con un vaso de jugo naranja frío.
-Síii, Marce, a mí se me olvidó decirte, ayer los entregaron en Ecomoda - dijo Patricia.
-¿en Ecomoda? ¿No te parece que es mejor que te los lleven a tu casa? - preguntó Marcela nerviosa.
- No, Marce, no te preocupes, tu hermano envió ese sobre a mi nombre, no a nombre tuyo.
-Mmmmh, okay. Patricia, ¿Beatriz sigue en Ecomoda? - preguntó para ver si lograba saber algo.
-Marcelaaaa, ay, Marce, no te voy a decir nada. Tú misma me dijiste que no querías saber nada porque eso te hería, así que averigua por otro lado, porque conmigo no vas a sacar naadaaaa- le dijo con seguridad.
-Ay, Patricia, solo es para saber si puedo volver - mintió.
-Ay, sí, claro, Marce, como yo soy boba, lo que tú quieres es que yo te diga si sufre o no, si te ha preguntado o no, pero no, amiga, conmigo no puedes. Cuando Betty entregue su renuncia a la presiencia y la vea salir con una caja llevándose todas sus cosas, entonces vas a saber de ella.
-bueno, ya, tampoco es para que me regañes, Patricia, solo era una pregunta - dijo con una sonrisa en los labios.
-Pues te regaño, Marcela Valencia, porque tú te fuiste del mundo de Ecomoda, pero aquí quedamos tus dolientes. Óyeme, Marce, ¿y no has pescado por ahí un tinieblo o tiniebla?
Marcela se rio.
- No, Patricia, no estoy en ese plan. La verdad, ayer salí a bucear y también tomé unas fotos divinas, ah y te compré algo.
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Destino - Marcela y Betty
FanficUna nueva Beatriz ha regresado de Cartagena a enfrentar su pasado y con ganas de empezar una nueva vida. La huella de ese desastre amoroso que significó Armando en su vida aún está latente y deberá luchar para erradicarla por completo. Sus planes se...