Te busco

541 88 106
                                    

Beatriz aterrizó sobre la noche en Tumaco. Su corazón latía frenético. Aunque no habían logrado encontrar su rastro en ningún hotel, algo le decía que esta vez sí, que estaba cerca. Lo sentía, sentía esa energía vital que le daba Marcela recorrerle el cuerpo. Estaba esperando que llegara el chofer a recogerla cuando una voz femenina la llamó por su nombre. Se giró conmocionada.

- ¿Betty? - le dijo la rubia mirándola con una gran sonrisa- ¿Betty, usted qué hace por aquí?

Beatriz sonrió de vuelta y la saludó con un beso en la mejilla. 

- Claudia Helena, qué gusto verla - se abrazaron rápidamente. 

- Eso le digo, Betty, cómo va todo - Claudia Helena la miraba con detenimiento, ahora comprendía mejor lo que vio, los rumores. 

- Bien, bueno, más o menos, pero bien, ¿usted estaba trabajando por aquí? 

- Sí, estaba en una sesión de fotos, para una marca de ropa interior, entonces eligieron la locación y estuve aquí tres días - le dijo sonriendo.

- ¿Tres días? Bueno, se nota, el sol le sentó muy bien - más que coquetear , le hizo un cumplido. 

- Betty y ¿es que Ecomoda va abrir sucursal aquí? - trataba de rondear para no ser imprudente. 

-No, no. Más bien es algo personal ¿ por qué? - preguntó confundida.

-Porque como Marcela también está aquí - le soltó, pero fue interrumpida por una Beatriz hablando emocionada. 

- ¡¿Qué?! ¡¿En serio?! - su boca estaba abierta y sonriente, sentía ganas de gritar, llorar - ¿usted me está hablando en serio? - sus ojos comenzaron a brillar de ilusión y por las lágrimas que se esforzaba en retener. 

- Sí - le dijo Claudia Helena comprendiendo ahora todo- sí, está aquí, ¿ustedes tienen algo, cierto, Betty? 

Beatriz asintió con seguridad y ahínco mientras abrazaba a Claudia Helena. Se había convertido en una máquina dispensadora de abrazos ante cualquiera que le diera información de ella. 

-Sí, es mi mujer, aunque ahorita se me está escondiendo, pero la encontré, gracias, en serio, gracias.

-¿Y por qué se le está escondiendo? - Claudia Helena estaba feliz aunque aún trataba de procesar toda la información.

-Porque yo soy una tonta. Solo eso. Pero no importa, vengo por ella - dijo con seguridad y soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo.

- Entonces vaya por ella, mire, yo la vi en Playa de El Morro, tres veces, pero preciso estaba trabajando y no pude acercarme, pero vaya y búsquela - la animó.

La camioneta que venía por Betty llegó en ese momento, una joven hermosa bajó de ella y se quedó embelesada viendo a Claudia Helena.

- ¿Doctora Beatriz Pinzón? - dijo tratando de salir de su embeleso. 

- Sí, hola, soy yo - dijo Betty ansiosa - ya voy, ¿Andrea, cierto?

La joven asintió mientras veía con ojos de adoración a la modelo. 

-Bueno, Betty, entonces nos vemos pronto en Bogotá. De verdad, espero que le vaya muy bien. 

Se despidieron y se fueron rumbo al hotel donde esperaban a Betty. La ubicaron en una suite con vista a la playa. Era demasiado tarde para deambular por ahí, era demasiado tarde para todo. Solo pudo bajar al bar, que quedaba en una fracción de playa y tomarse un jugo. Pero nada lograba quitarle su sonrisa del rostro, nada lograba quitarle esa adrenalina que le devolvía la vida. Estaba viendo el paisaje, no estaban en la misma playa, allí irían al día siguiente, pero aun así no dejaba de buscarla entre la gente, ya no con premura, más bien con la tranquilidad de saberla allí.  Escuchaba el ritmo de una marimba que amenizaba un canto lejano sobre el amor y el mar. Sentía el viento mecerle el cabello y estaba bien, tranquila. El sonido de su celular la sacó de su ensoñación. 

Destino - Marcela y BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora