Caída libre

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Tras una semana desde la desaparición de Marcela, de la Beatriz que todos conocían, apenas quedaba una sombra. Era un autómata que se la pasaba entre papeles, llamadas y llanto silencioso. Lograr que comiera era una tarea titánica y dormir no era su deporte favorito en los últimos días. 

El Cuartel ya sabía todo lo sucedido y se esmeraban en ayudar, pero no conseguían nada. Extrañamente, la peliteñida se había convertido en una tumba. Incluso aprovecharon el fin de semana para revolcarle el escritorio y no encontraron más allá de facturas y cuentas por pagar. 

Por su parte, Beatriz había revisado hasta el último rincón en el apartamento de Marcela. Incluso se había quedado allí dormida una noche después de llorar, aferrada a una almohada que aún conservaba su olor. Por más que quiso encontrar una pista, una señal, no había nada, ni siquiera su ropa se había llevado. Eso la habría ayudado a descartar lugares, si hubiese llevado abrigos, tal vez ninguna playa o costa era la opción, pero nada. Había decidido desaparecer sin dejar rastro y su angustia cada vez era más grande. 

Para ese día, Beatriz estaba terminando el informe para Roberto Mendoza. Eso le daría un respiro y le permitiría dedicarse más tiempo a buscarla. Por otro lado, decidió no moverse de Ecomoda, por si llamaba, por si volvía, para cualquier posibilidad de saber de ella. Ya había agotado casi todas las posibles fuentes: Daniel, María Beatriz, Hugo - quien aparte se enojó por recibir llamadas de trabajo durante sus vacaciones-. Nada funcionó. En sus manos, quedaba poco por hacer. Por eso, necesitaba tiempo, para hacer contactos, conexiones, escarbar y escarbar hasta encontrar algo.

Una vez envió el informe, sintió que un gran peso se le quitó de encima. Era hora de iniciar de nuevo. Aunque estaba destruida por dentro y por fuera, la fuerza del amor le daba la energía suficiente para seguir. No iba a parar hasta encontrarla, no iba a darse por vencida. Perderla para siempre no era una opción. Aunque se escondiera debajo de las piedras, iba a encontrarla e iba a ir por ella para decirle que era la mayor de las estúpidas por haber tentado la suerte y perderla. Que la amaba, que era el amor de su vida, que era la mujer de su vida. 

Tomó el teléfono e hizo la llamada que había evitado hacer porque las explicaciones la avergonzaban. Pero la vergüenza era la que menos importaba ahora, solo ella, nada más. Incluso llevaba varios días sin hablar con su padre porque no quiso explicarle por qué no llegó aquella noche que se quedó dormida. Marcó y en cada tonada mantenía la esperanza. 

- Hola, doña Catalina- dijo con emción.

-Bettyyyyy- respondió la relacionista con igual entusiasmo- hasta que se acordó de mí. 

-Ay, doña Catalina, si le contara ¿tiene tiempo en la tarde? - preguntó cruzando los dedos.

Dos horas después, Catalina arribaba a Ecomoda con su gran sonrisa. Saludó a todos, pero pudo captar de inmediato la energía baja que vibraba en el ambiente. Aura María la saludo con mejor ánimo que el resto y le dijo que podía pasar.

Después de tres horas y de saber todo lo que estaba pasando con Marcela y Beatriz, comprendió por qué la pesadez en el ambiente. Lo primero que le pidió a Beatriz fue que ordenase un aseo general para toda la empresa. Veladora blanca en su escritorio y flores de colores cálidos en algunas estancias. Lo segundo, una lista de posibles lugares a los cuales se haya ido. De inmediato descartaron Miami, ya Betty había hecho las averiguaciones. 

-¿No hay la más remota idea, Betty? ¿Segura?- le preguntó con cautela.

-No, eso es todo lo que tengo, por eso estoy tan desesperada, ya va una semana y no sé nada, me voy a volver loca- se llevó las manos al rostro mientras su voz se entrecortaba. 

-No, no, tranquila, Betty. No llore, mire, vamos a hacer algo. Yo mañana voy a hacer algunas llamadas a ver qué logro averiguar, pero necesito que usted, señorita - la señaló- se vaya para su casa, descanse y coma algo, porque a este ritmo se va a enfermar y menos vamos a poder hacer.

Destino - Marcela y BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora