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El último fin de semana de las vacaciones, Joa festejó su cumpleaños. Invitó a varias personas por la tarde para merendar algo todos juntos. Aproveché está ocasión para hacerle un brownie, de esos que tanto le gustan.

—Te hice un brownie —le comenté, luego de desearle un feliz cumpleaños. Sus ojos se iluminaron igual que un nene.

—¿En serio? —preguntó emocionado. Asentí mientras me reía. Destapé un poco la bandeja para mostrárselo y al verlo se notaba que no quería esperar un segundo más para probarlo.

Saqué un cuchillo del cajón de la cocina y corté una esquina del postre.

—Vos no digas nada —dije con complicidad. Él asintió rápidamente. 

—Está muy bueno. Gracias, Emi —dijo feliz. Se acercó a abrazarme y dejar un beso en mi frente. Me alegraba demasiado saber que le había gustado.

Volvimos al living y Tomi le estaba dando los últimos detalles. 

—¿Necesitas ayuda con algo? —le pregunté. Él negó.

—Ya terminé —dijo mientras ponía un ultimo almohadón en el sillón.

Después simplemente nos relajamos para esperar a que llegara la gente. 

(***)

No sabía que Joa conocía a tanta gente, y menos que invitara a todos, hasta que vi la casa de mis amigos casi llena. Aunque, a decir verdad, los muebles ocupaban bastante espacio. Tal vez hasta entraban muchas mas personas si los sacábamos. 

Entre todas las personas solo conocía a unas pocas. A Alejo, Sebas, Mauro y sus novias, que todos trajeron distintos regalos que Joa se guardó para verlos mas tarde, y Manu que todavía no había llegado. También había podido conocer a Nico, el productor de Joa. No conocía su nombre artístico, ya que me lo presentó como "Nico, mi productor".

A los pocos minutos había llegado Manu, parecía que lo había llamado telepáticamente o algo parecido. Vi como se dirigió a la cocina donde estaba Joa para saludarlo. 

—Gracias, amigo. No hacia falta —dijo Joa cuando yo estaba entrando a la cocina. Se abrazaron y ambos estaban con una sonrisa—. Lo voy a guardar.

Joa salió de la habitación y yo me acerqué a Manu.

—Hola —saludé.

—Hola —dijo él con una sonrisa. Lentamente me acerqué y dejé un beso corto en sus labios. Tenía que aprovechar este momento a solas para darle mis muestras de cariño, hacerlo en frente de los demás todavía me daba un poco de vergüenza. Además no quería que nadie se metiera entre nosotros. Cuánto menos sepan, menos pueden hablar.

Él me tomó de la cintura y me dio otro beso antes de volver al living con los demás.

El lugar al lado de Tomi seguía libre así que me senté ahí con una sonrisa.

—¿Lo saludaste bien? —me preguntó de manera pícara. Se parecía mucho a mi abuela en ese sentido, con razón ella lo veía como un nieto más.

También llegó Manu. Cuando lo vi entrar no pude evitar pararme e ir a saludarlo.

—Hola, Emi. ¿Todo bien?

—Sí, sí, ¿y vos?

—Bien. ¿Viste a Joa?

Asentí y le señalé la cocina, aunque igual lo acompañé.

Manu saludó a Joa y se abrazaron. Le había traído un regalo que Joa guardó para ver después.

Cuando quedamos solos con Manu, le di un beso corto. Durante la semana nos habíamos visto algunas veces más y empezaba a sentir más cosas por él que solo atracción. Al separarnos, él estaba sonriendo. Me agarró de la cadera y me acercó un poco para darme otro beso.

—Qué linda que sos —dijo. Ese tipo de comentarios me volvían un poco tímida, entonces solo me reí y miré al piso.

—Gracias —susurré.

—¿Vamos? —Hizo un gesto con la cabeza señalando el living, donde estaban los demás. Asentí y fuimos.

Tomi me tiró una mirada pícara cuando me vio salir con Manu de la cocina. Yo me reí y me senté al lado de él.

—¿Lo saludaste bien?

—Sí —respondí sin dar más detalles.

—Hacen linda pareja —me susurró.

—Shh, cállate —dije nerviosa por si alguien lo había escuchado. No es que me diera vergüenza que sepan que estoy con él, pero todo es tan reciente que prefiero no contar nada. Además de que cuanta más gente sabe más gente se puede meter a arruinarlo y no me gustaría.

Apareció Joa con una torta en las manos y dos velas con el número 22. Apoyó la torta en la mesa y prendió las velas. Todos empezamos a cantarle el feliz cumpleaños y se le veía muy contento. Después de soplar las velas y de algunas fotos, empezó a cortar y repartir porciones.

—Está muy buena. ¿Quién la hizo? —pregunté después de probarla.

—Mi mamá la hizo —me respondió.

—Qué bien que cocina.

—Vos también. El brownie estaba espectacular. Es más, me tuve que guardar un pedacito para después —me dijo en voz baja para que nadie nos escuche y yo me reí.

—No seas boludo. Otro día te hago otro. Un día que Tomi me invite, traigo y comemos.

—O un día que te invite yo —dijo mirándome a los ojos.

—Sí, también —dije sin dejar de mirarlo a los ojos. Esos ojos verdes tan atrapantes.

Uno de los chicos que yo no conocía llamó a Joa, haciendo que dejemos de mirarnos.

Aproveché para cortarme otra porción de torta, un poco más chica que la anterior, y me fui a sentar con los chicos.

Entre besos y dudas (2024) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora