Entre besos y dudas (2024) (Terminada)

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—En el viaje escribí algo diferente a lo de siempre. ¿Querés ver? —le pregunté a Joa, tímida, evitando su mirada.

—Sí, obvio.

Le pasé mi celular con la aplicación de notas abierta.

Solo le mostré la que escribí pensando en Amelia y Manu, tras haber visto esa discusión y haber charlado con él. Aunque eso ultimo no se lo había contado a Joa. No lo creía relevante y simplemente lo dejé pasar. También pensé en mostrarle la que había escrito en mi momento de vulnerabilidad, pero la seguía sintiendo muy personal como para que alguien la leyera. Por ahora solo la guardaría por si en un futuro decido guardarla.

—Yo creo que no estas muy lejos de lo que sintió Amelia ese día —dijo, un poco triste al recordar esa escena y después de decirme que le había gustado—. ¿Sabes algo de Manu?

—No. ¿Por qué yo sabría algo?

—No sé. Se me hace muy raro que hasta ahora no haya dado señales de vida o algo parecido —dijo bromeando.

Recordé nuestra corta conversación en la cafetería y no creí necesario mencionarla.

—Capaz está de viaje —dije. Él asintió convencido por mi respuesta—. Me gustaría grabar esa canción.

—¿La de Manu y Amelia?

—Sí.

—Vamos.

Lo miré pensando que estaba bromeando, pero su mirada me dijo todo lo contrario.

—¿Ahora? No puedo. Me falta plata para pagarle a Nico.

—Yo te lo pago.

Se le notaba muy convencido. Sabía que el dinero no era un obstáculo para él, siempre que podía me intentaba pagar o comprar cosas. Aún así negué con la cabeza. Si ni siquiera sentía propia la canción por haber tomado inspiración de otras personas, menos mía la iba a sentir si Joa me pagaba la producción.

—O dejame ayudarte a pagarle. Hace mucho no te veo con ganas de grabar y me gusta verte en el estudio. Te veo feliz cuando estas ahí y eso me hace feliz a mi.

Tomó mi cara entre sus manos y me miró a los ojos. Yo le sonreí.

—Por favor —pidió mientras me daba besos. Algunos en los labios, otros en la frente y otros en los cachetes.

Finalmente acepté que me ayudara a pagarle a Nico. Me costaba mucho decirle que no a Joa cuando él solo trataba de ayudarme y más cuando me lo pedía de esa manera. Él, muy feliz, agarró las llaves del auto e hizo un gesto con la cabeza apuntando a la puerta. 

—¿Hoy? —pregunté, sorprendida.

—Sí. Vamos, dale —insistió. Se acercó, me agarró suavemente de la muñeca y me llevó hasta la puerta.

—¿Le preguntaste a Nico si estaba libre?

—No hace falta. Me dijo que podía ir cuando yo quisiese.

Nos subimos al auto y fuimos a lo de Nico. Él nos recibió con alegría, desde el viaje que no lo veíamos. Y, después de haberle contado como nos había ido, Joa le comentó sobre mi nueva canción. Emocionado, pidió leerla. Nico también creía en mi, pero a veces llegaba a pensar que esa confianza que tenía en mi era solo por ser la novia de su amigo.

A Nico le sorprendió lo diferente que era esa canción, a comparación de todas las anteriores que había escrito. Para mi suerte, no le había disgustado. Más bien, todo lo contrario. 

—Yo creo que le puede ir muy bien a este tema —dijo. Sin perder un segundo más se puso a trabajar en la computadora—. Le llegas a hacer un video y explota.

Era la primera vez que lo veía tan emocionado con una de mis canciones que me terminó contagiando esa felicidad. 

La idea de un videoclip no la había tenido en cuenta, pero no era mala. Podría probar hacer algo más casero y no con tanta producción como Joa con sus videos, además de que no me alcanzaba para pagarle a todo un equipo de grabación y un editor. Algunas ideas se me vinieron a la cabeza hasta que Nico me preguntó si quería grabar hoy u otro día.

Aproveché que ya estaba ahí y grabé la letra. A pesar de estar viviendo una situación muy diferente con Joa, le había puesto mucho sentimiento. Me gustaba intentar transmitir emociones a través de las canciones con mi voz. Nico empezó a editar la canción ni bien terminé de grabar, pero más tarde me pidió que repitiera algunas partes y grabara los coros y apoyos. Parecía muy concentrado. Con Joa nos sentamos en los sillones que tenía detrás de él para no molestarlo.

—Estaba pensando en lo que dijo Nico del video —le dije a Joa. Él me miraba atento y yo continué hablando—: Estaría bueno hacer algo sencillo. Algo que podamos hacer nosotros, sin tanta producción.

—Sí, me parece una buena idea. ¿Qué tenés en mente?

Emocionada, empecé a contarle mis ideas. Algunas escenas de nosotros discutiendo, otras mías cantando y otras más cariñosas, e ir intercalándolas según la letra de la canción. Hacía un tiempo había visto videos sobre aplicaciones de edición y no parecía complicado.

—¿Sabes qué estaría bueno?

—¿Qué? —pregunté curiosa.

—Que las escenas tuyas cantando sean acá en el estudio. Como si hubieses venido a descargarte acá después de discutir o algo parecido. Nico no va a tener problema con que grabemos acá.

—No, obvio que no. Si lo editas bien puede llegar a quedar muy bueno —comentó Nico. Él tenía los auriculares puestos, pero con una oreja descubierta para escucharnos por si necesitábamos hablarle—. Tengo un amigo que es editor de producciones de este estilo, cortometrajes y esas cosas. Si querés te paso el número y le pedís algunos consejos. Él no va a tener drama.

Yo acepté. Nunca estaba de más tener a alguien a quien consultar cuando vas a hacer algo que nunca hiciste en tu vida.

Aunque Nico no había llegado a terminar mi canción me mostró lo que tenía hasta ese momento. De todas las que tenía grabadas esta se había convertido en mi favorita. Ya podía imaginarme lo bien que quedaría con el video. Lo llamé a Joa e hice que la escuchara. A él también le había gustado y eso me alegraba aún más. Una vez que tuviera el resultado final se lo mostraría a Tomi, que era 100% sincero en cuánto a mis canciones. Y después empezaría a grabar para hacer el video. 

Era obvia mi emoción por esta canción. Todos esos malos pensamientos que me habían atormentado durante el viaje en España se habían esfumado y parecían no querer volver. Cuanto más entusiasmo le ponía a este proyecto, más fe me tenía a mi misma.