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—¿Qué me querías mostrar? —preguntó Tomi cuando entré a su pieza.

—Mi próxima canción. Quiero que me des tu opinión.

Con una sonrisa de oreja a oreja, le alcancé la computadora de Joa donde estaba la canción ya terminada, con video incluido. Me senté a su lado a mirarlo atentamente mientras escuchaba mi obra. 

—¿Querés que te diga la verdad? —Asentí rápidamente—. Me gusta. Creo que es de tus mejores canciones.

—¿En serio? ¿No tenés alguna crítica? —pregunté sorprendida.

Él negó con la cabeza. Por lo general siempre tenía alguna crítica constructiva, para cosas qué, capaz, no me había dado cuenta. Con esta canción estaba muy entusiasmada y quería que esté todo perfecto antes de publicarla, por eso lo buscaba a él para una opinión más sincera y sin miedo a lastimarme.

—Realmente me gustó mucho. Hasta el video está bueno, se nota que es casero y eso le da un toque especial.

—Gracias. Tengo muchas ganas de sacarla, siento que le va a ir muy bien.

Yo había hecho bastante publicidad con esta canción y mis seguidores estaban igual de emocionados que yo. Y cuando por fin llegó la fecha de estreno me llené de nervios. Esperé que pasen algunas horas para entrar a los comentarios. En su gran mayoría eran positivos y, estaba tan feliz que ni pude fijarme en los pocos negativos. "Otra vez", cómo había llamado a la canción, estaba teniendo mejor recibimiento que las ultimas que había sacado. Sebas, Ale y Mauro también me habían escrito felicitándome por mi nueva canción, al igual que Iara y Jose.

—Habría que ir a festejar, ¿no? —preguntó Tomi.

—Sí, es verdad —lo apoyó Joa. 

Yo acepté. Le escribimos a los demás para encontrarnos en el lugar más tarde. 

(***)

—¿Ese no es Manu? —le pregunté a Joa, señalando a un chico de buzo marrón comprando en la barra. Joa miró algunos segundos para asegurarse y asintió.

—Me contaron que estaba en España cuando nosotros estábamos allá. Que raro que no lo cruzamos.

—Sí, que raro...

Me sentía un poco culpable por no haberle contado, pero este no era el momento para decirle la verdad. Tampoco había pasado algo muy interesante que sea imprescindible que lo sepa. Había sido una simple charla de "Hola, ¿cómo estás?" y poco más. Ignoré esa culpa hasta que Manu apareció en nuestra ronda y empezó a saludara los demás. Joa lo abrazó como si fuesen mejores amigos que no se veían en muchísimo tiempo. Al principio me sentí un poco incómoda, pero al ver que charlaban animadamente se me pasó.

—Me dijeron que estuviste en España —le mencionó Joa. Manu asintió con una sonrisa—. Que raro que no nos cruzamos, nosotros también fuimos.

—Sí, con Emi nos vimos —agregó Manu. Esa elección de la palabras no fue la mejor y el tono que había usado menos, pero no se dio cuenta hasta que le dediqué una mala mirada. Él no pudo hacer mucho más que agachar la cabeza y mirar la punta de sus zapatos.

Joa solo se rió sin entender mucho de porque Manu había dicho eso. Me miró buscando una explicación, se veía un poco celoso y confundido. El ambiente no era el mejor para empezar a explicar como es que "nos vimos". Con la música alta y la gente borracha bailando al rededor nuestro, una palabra que se perdía en el ruido se podía prestar para confusión. Joa entendió esto y no dijo más nada sobre el tema.

En medio de la noche, ya me empezaba a sentir un poco ahogada, con la cantidad de gente, el calor, las máquinas de humo y la gente fumando, así que salí a tomar aire. Me encontré con Manu tirando la colilla del cigarrillo que se había terminado.

—Hola —dije mientras me sentaba en un banco a un costado de la puerta. No me molestó cuando el viento frío me pegó en la cara revolviendo todo mi pelo, era lo que necesitaba.

—Hola —dijo. Él estaba a punto de entrar, pero se giró y me miró. Tardó unos segundos, pero finalmente se acercó—. Emi —Yo solo lo miré esperando a que hablara—. Perdón si te causé algún problema con Joa por lo que dije hoy, que nos habíamos visto en España. Vos sabés que no lo dije con esa intención, pero se pudo haber malinterpretado.

—No pasa nada. En casa le voy a explicar bien como fueron las cosas.

—Quiero que sepas que ya por fin pude dejar atrás lo nuestro —agregó después de unos largos segundos de silencio—. Y me alegro por lo bien que les está yendo a vos y a Joa. Tanto en su relación como en la música. 

—Gracias. —No sabía muy bien que decir. Esta conversación me había tomado por sorpresa.

—Espero que podamos seguir siendo amigos como antes. Aprecio tu amistad y no me gustaría perderla solo por un error mío... Y perdón si en algún momento también causé problemas entre Joa y vos, más allá de lo de hoy.

La madurez que había demostrado me había hecho sonreír. Me paré para abrazarlo. Por fin sentía que él había dejado atrás lo nuestro y que no era solo un disfraz para ocultar sus verdaderos sentimientos.

Antes de entrar, le pregunté por Amelia. Se limitó a decir que dejarla a ella era parte de dejar de sentir cosas por mi. Que al principio solo había estado con ella por su gran parecido a mi, pero se dio cuenta que eso no lo llevaría a ningún lado, que eso solo haría que este atrapado en un ciclo constante sin poder superarme. Me alegré por él. Por fin había entendido algo que nuestros amigos le habían intentado explicar en varias ocasiones (una de ellas fue en su cumpleaños, luego de que Tomi, Joa y yo nos marcháramos). 

Más tarde, al volver a casa Joa empezó con sus preguntas sobre Manu. No me molestaban en absoluto, en cierto modo le debía una pequeña explicación, pero estaba tan acostada que solo me imaginaba lo cómoda que era la cama de él. 

—¿Cuándo te viste con Manu en el viaje? —preguntó a los pocos segundos de cruzar la puerta.

Con torpeza me saqué los zapatos, los dejé a un costado de la puerta y empecé a explicarle.

—Estaba en una cafetería el día que te fuiste a grabar con Dani y justo él pasó por esa calle. Cuando me vio, entró y se tomó un café conmigo —conté restándole importancia. Seguí caminando para su pieza mientras él me seguía.

—¿Y por qué no me contaste? —Esta vez había usado un tono más triste, que lo hacía lucir inseguro. La culpa se apoderó de mi por no habérselo contado antes.

—Me olvidé. No lo creía muy importante.

Agarré una de sus remeras para estar más cómoda. Él se acostó y me veía cambiarme, fascinado con mi cuerpo en ropa interior, igual que el primer día que me vio desnudarme. Me acosté a su lado y él se apoyó en mi pecho para abrazarme.

—No tenés que preocuparte por estas cosas, amor —dije en tono dulce, mientras acariciaba su pelo—. Si hay cosas que no te cuento es porque no las encuentro importantes o simplemente me olvido, pero no es porque te las quiera ocultar. Seguramente también haya cosas que vos no me hayas contado y está bien.

Él no decía nada, pero sabía que me estaba escuchando porque cada tanto dejaba besos en mi cuello. Era su forma de decir "si, entiendo" cuándo se sentía mal.

—Yo confío muchísimo en vos, sé que no harías nada para lastimarme, pero Manu lo dijo de una manera tan... No sé, me hizo dudar solamente. Perdón.

—Está bien, Joa. La próxima no te hagas la cabeza por un comentario ajeno. Te vi tenso toda la noche.

—Sí, ya sé. Perdón.

—Te amo.

—Te amo.

Él se puso encima mío y empezó a besarme. Sin perder mucho tiempo, me sacó su remera con delicadeza y siguió besando mi cuello bajando por mi abdomen hasta llegar a la costura de mi ropa interior y deshacerse de ella.

Entre besos y dudas (2024) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora