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Llegó diciembre y, junto a él, el cumpleaños de Manu. Sorprendentemente habíamos sido invitados Joaquín y yo. Por un lado me puso contenta pensar que ya había podido dejar lo nuestro atrás, pero por otro lado tenía mis dudas sobre su superación. Es verdad que él se notaba bastante enamorado, a comparación de mí, y desde que decidí cortar la relación hasta este momento no habíamos hablado ni mucho menos nos habíamos visto. Aun así, decidimos ir.

Al llegar, me sentí un poco tensa. Pero al ver a Manu tan tranquilo, relajado y sonriente supe que lo nuestro ya no le afectaba. Por las dudas, tratamos de no ser tan cariñosos con Joa, aunque nos dijo que ya había visto el video de la propuesta y hasta nos felicitó por nuestra relación. También me felicitó por mis canciones y cómo iba mejorando en mi carrera musical.

Por cierto, ya había sacado tres canciones más en estos meses. Habían sido todas canciones románticas y un poco más movidas, muy diferentes a la primera que había sacado. Me había acostumbrado a escribir lo que sentía, así que ahora que estaba de novia con Joa y estos meses habían sido una completa maravilla, solo me salían letras de amor, dedicadas a él. A pesar del éxito de mi primer canción, estas ultimas no habían llegado a las cincuenta mil reproducciones, ni siquiera a la mitad. Aún así, me habían gustado y me sentía con más confianza cada vez que grababa. 

—Estoy conociendo a una chica —nos comentó Manu, de repente.

Me descolocó un poco que lo haya dicho de la nada, pero me alegraba por él. Si yo pude encontrar el amor, ¿por qué él no?

—Te felicito. ¿Cómo se llama? —le preguntó Tomi.

—Amelia. La invité para que la conozcan, aunque no somos nada oficial todavía —respondió. El timbre sonó y él se levantó con una sonrisa—. Debe ser ella. Ahora vengo.

Todos asentimos.

—Che... —dijo Tomi, pero se calló.

Sebas lo miró y asintió.

—Sí, no sé —dijo Mauro, dudando un poco.

—No entiendo. ¿De qué hablan? —pregunté.

—Emilia, Amelia. Son parecidos. Pero capaz es solo una coincidencia —me explicó Joa.

Yo los miré extrañada. Sería muy raro que esté con una mina solo porque su nombre es parecido al mío. Amelia no es muy común, pero debe ser una coincidencia.

Manu entró charlando con Amelia. Cuando terminó de presentarla todos se miraron entre sí. Y esta vez los entendí perfectamente. No solo el nombre era parecido, sino también físicamente.

Amelia tenía el mismo corte y color de pelo que yo, pecas casi en la misma cantidad que yo y hasta la forma parecida de vestir tenía. La única diferencia obvia era el color de ojos, porque hasta la forma de ellos era como los míos. Al darme cuenta de todas estas cosas, un escalofrío me recorrió el cuerpo.

Alejo le empezó a conversar para poder conocerla.

—¿Estás estudiando?

—Sí, veterinaria. Nos conocimos en la facu —respondió Amelia, con una sonrisa.

—Ah, bien. ¿Y hace cuánto se hablan?

—No mucho. Desde septiembre, creo.

No había pasado mucho tiempo desde que yo había decidido cortar todo y desde que se empezó a hablar con ella. Sumando su curioso parecido físico a mí, me hacía creer que realmente no me había superado.

Su manera de expresarse y de ser sí era muy diferente a la mía, y agradecía por eso. Aun así, me sentía un poco incómoda cada vez que la veía o cruzábamos miradas. 

Joa, al sentirme tan tensa, me agarró la mano y la acarició un poco. Su tacto me relajaba, pero en esta situación era un poco complicado relajarme tan fácilmente.

Ignorando su parecido a mí, aunque era difícil, Amelia me había caído bien. Parecía ser una chica buena y era graciosa, solo esperaba que Manu no estuviera con ella solo por su evidente parecido.

Después de casi una hora, Tomi fingió una llamada de "emergencia" para poder irse. Nosotros habíamos venido con él, así que si él se iba, nosotros también. Saludamos a todos, excepto a Manu que nos acompañó hasta abajo para poder abrirnos la puerta del edificio.

—¿Les cayó bien? —preguntó mientras nos abría.

—Sí, es linda —respondí. En cambio, los chicos solo respondieron con un simple "Sí".

—Dios. Ya no soportaba estar en la misma habitación que tu clon —dijo Tomi cuando subimos al auto. Yo me reí.

—¿No te da miedo que se haya buscado a alguien parecida a vos? —me preguntó Joa, más serio.

—Miedo no sé. Sí me parece raro e incómodo en cierto punto, pero no puedo hacer nada.

—Me hace sentir un poco mal. Capaz si yo no hacía nada de lo que hice en su momento, ahora estarías bien con él. Encima yo sabía que estaba re enamorado de vos —dijo, en tono arrepentido.

—No seas boludo. Yo te elegí a vos desde el momento en el que te besé durante la grabación, que me diera cuenta tarde y te haya dado vueltas es otro tema.

—Pero si no te invitaba a grabar no iba a pasar nada de lo que pasó después.

—O capaz sí. Uno nunca sabe las vueltas de la vida.

—Pero...

—Ya está, amigo. Emi te ama a vos, te eligió. El pasado ya no importa —lo interrumpió Tomi antes de que dijera algo más.

Joa me miró y yo le sonreí.

—No pienses en eso. Sabes que te amo.

Lo besé. Cuando nos separamos, él besó mi frente.

—En estos días viene mi familia a visitarme —dijo, cambiando de tema. Los nervios no tardaron en aparecer.

Algo que no comenté antes es que Joa, antes de mudarse a Buenos Aires, vivía en el norte de Entre Ríos. A los padres los había visto algunas veces, pero antes de que fuéramos pareja. Ellos ya sabían sobre mí, hasta habían visto el vídeo, y, por lo que sabía, les caía bien. Pero no es lo mismo hablar por una llamada a realmente conocerlos como "la novia" en persona. Si bien ellos habían sido amables conmigo desde el primer momento, toda esa situación siempre me había puesto tensa, hasta con parejas anteriores.

A la única que conocía un poco mejor era a la hermana más chica y la única que tenía, Candela. Joaco solo le llevaba dos años y algunos meses. Ella vivía en Buenos Aires como nosotros porque estaba estudiando en la facultad y solíamos verla más seguido. Ella siempre me había tratado bien y hasta decía que le caía mejor que la exnovia de su hermano. Si Cande iba a estar cuando finalmente conozca a los padres, no me pondría tan nerviosa, así que deseaba que eso sucediera.

—Tranquila. A mi mamá ya le caes bien —dijo Joa al ver mi cara de preocupación—. Tiene bastantes ganas de conocerte.

—No me metas más presión de la que tengo —dije.

Tomi se rió por mi comentario y yo lo miré mal a través del espejito.

—Falta para que vengan, tenés tiempo para prepararte mentalmente y esas cosas que necesitas vos —dijo burlándose un poco, pero no me había molestado.

Cada vez que sentía que las cosas se calmaban, aparecía algo que me volvía a poner en una situación tensa. Pero al menos esta vez, sentía que podía llevar mejor las cosas y con más calma. Y aunque me había tomado por sorpresa, todavía tenía tiempo para pensar en qué responder ante todas esas preguntas que hacen las madres por primera vez. Por ahora, evitaría preocuparme.

Entre besos y dudas (2024) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora