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Un artista reconocido de España se había puesto en contacto con Joa. Sabía que estaba en Madrid y lo había invitado a grabar algo. Este artista hacía música muy parecida a la de Joa, así que seguramente iban a quedar bien juntos. Aunque yo le había dicho que fuera solo, porque la invitación era para él y no para mí, insistió en que yo fuera también. Siempre buscaba oportunidades para ayudarme y quería llevarme a todos lados. Finalmente, acepté y lo acompañé.

—He estado escuchando un par de canciones tuyas y tengo algo guardado que creo que te puede gustar —dijo el español, muy convencido. Por cierto, se llamaba Dani. No recordaba su nombre artístico.

—Sí, obvio. Mostrame —dijo Joa, intrigado.

Estábamos en un estudio bastante parecido al de Nico, lo que me hacía sentir cómoda. Dani puso un audio que tenía guardado en la computadora y se escuchaba cómo cantaba hasta cierta parte, después continuaba la instrumental sola. Era un beat que tranquilamente podía usar Joa para alguna de sus canciones, era muy de su estilo.

—Ahí le falta algo y creo que quedaría muy bien con tu voz y estilo.

—A ver, ponelo otra vez —pidió Joa. Dani le hizo caso y Joa empezó a mover la cabeza al ritmo, casi siempre que hacía eso era porque se le venían ideas a la mente. Me parecía impresionante su capacidad de improvisar—. Sí, tengo algo. ¿Te parece grabar ahora? Vemos que sale.

—Sí, sí. ¿Cuándo os vais?

—Nos queda una semana todavía.

Dani asintió.

Joa se metió en la cabina y grabó su parte. A él no le había convencido y quedaron en volverse a juntar para regrabar algunas partes, agregar los coros, los apoyos, entre otras cosas. Para mí le había salido perfecto. Todo lo que grababa y cantaba me parecía hermoso.

Durante el resto del día lo único que pude hacer fue alegrarme por él y por sus logros, pero al llegar la noche los malos pensamientos se apoderaron de mi mente. Me resultaba tan difícil deshacerme de ellos rápidamente que no vi mejor opción que hablar. Por lo general, terminaba despejando mi cabeza después de una pequeña (o larga, en algunos casos) charla.

—Creo que voy a dejar la música... —dije, acostada mientras miraba el techo. Joa estaba apoyado en mi pecho, pero al escuchar eso se incorporó para alejarse algunos centímetros y poder mirarme a la cara.

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó confundido.

—No voy a llegar a ningún lado. Es inútil que siga con este sueño cuando la vida ya me dijo de mil maneras que era imposible.

—Pero... ¿Qué? No es así, Emi. ¿A vos te gusta? —Asentí—. Bueno, entonces no lo dejes solo porque no tenés éxito o lo que sea que pienses. Mirá lo que lograste, llegaste a las 200 mil reproducciones y eso no es fácil.

—Sí, pero me llevó meses. —Meses de tu ayuda, pensé.

—¿Y? A mi tampoco me resultó fácil estar donde estoy. ¿Pero viste que haya querido tirar la toalla en algún momento? —Negué—. ¿Entonces? Haceme caso, una vez, y no lo dejes. Además, a mí me encanta cómo cantas y las canciones que haces.

—Eso lo dices porque soy tu novia.

—Lo digo porque es verdad. ¿No viste cómo les gustó nuestra canción a la gente? —Me miró a los ojos y me dio un beso lleno de cariño y comprensión.

En eso tenía que darle la razón. Habíamos hecho un adelanto de nuestra canción en su show y el público lo había recibido bien. Cuando terminó el show, nos llegaron algunos mensajes preguntando cuándo sería la fecha de estreno y pidiendo que la lanzáramos. Al leer esos mensajes se me llenó el corazón de emoción y felicidad, hasta me subió un poco la autoestima en cuanto a mi carrera musical.

Entre besos y dudas (2024) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora