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En la semana, rechacé las invitaciones de Manu con la excusa de que tenía que estudiar. Y en realidad, no estaba mintiendo. Dentro de poco tenía un parcial y tenía que estudiar, pero no tanto como le había dicho a Manu. Tenía casi toda la unidad aprendida y entendida, pero no se me ocurría otra excusa mejor que esa para evitar verlo.

Por otro lado, Joaco no me había escrito. Eso me tenía un poco decepcionada, porque esperaba su mensaje y no paraba de repetir nuestro beso en mi mente a la hora de irme a dormir, pero también aliviada, así no seguía mezclando ideas y sentimientos confusos en mi cabeza y corazón. Pero cuando finalmente llegó el viernes, tanto Manu como Tomi me invitaban a sus casas para el día siguiente. A Manu ya no sabía qué excusa ponerle y a la casa de Tomi no quería ir sabiendo que vería a Joa, pero tampoco tenía alguna excusa creíble para no ir.

Pensándolo bien, antes de ver a Manu me gustaría hablar con Tomi. Todavía no sabía si contarle lo que sentí ese día, pero sí tenía ganas de verlo. En vez de ir a su casa, lo invité a la mía y aceptó. A Manu le propuse vernos el domingo; él dijo que no tenía mucho tiempo ese día, pero que igual quería verme. Otro gesto bonito de su parte que me hacía sentir más culpa de la que ya sentía.

Le avisé a mi abuela que iba a venir Tomi y ella se emocionó mientras pensaba en qué cocinarle para la cena.

—Podríamos comer unas milanesas con puré. ¿Qué te parece? —le preguntó a Tomi cuando llegó.

—Sí, Anita. ¿Querés que vayamos a comprar nosotros las cosas? —se ofreció. Mi abuela asintió y fue a buscar plata—. Yo compro. No nos des nada.

Mi abuela dudó un poco, así que cuando Tomi se dio vuelta me dio algunos billetes. Los guardé pero sabía que Tomi no me iba a dejar usarlos; después se los devolvería.

—¿Cómo vienen las cosas con Manu? —preguntó cuando salimos de mi casa.

—¿Por qué? —pregunté desconfiada.

—Pregunto. No me contaste nada nuevo desde la grabación y siempre tenes algo para contar. ¿Se vieron esta semana?

—No nos vimos, pero yo estuve un ocupada. Tengo un parcial la semana que viene. Igual mañana nos vamos a ver.

—¿Y? ¿Ya sabés lo que querés o algo? —me interrogó con tono picarón.

—¿Por qué tantas preguntas? —pregunté a la defensiva. Él se me quedó mirando incrédulo, sin decir nada, y yo no tardé en arrepentirme—. Perdón, no sé por qué reaccioné así.

—¿Estás bien, Emi? Te noto rara ¿Hay algo que no me contaste?

No sabía si contarle. No sabía si él ya sabía algo y por eso todas las preguntas. Estaba más que segura de que Joa no había sentido lo mismo que yo, por lo tanto, no le había contado nada a Tomi, pero todas esas preguntas me hacían dudar cada vez más.

—Sí, estoy bien. Solo estoy algo estresada por la facu, pero no te estoy ocultando nada —respondí con una sonrisa. Tomi no parecía muy convencido con mi respuesta, aún así no dijo más nada y cambió de tema.

—Conocí a una chica —dijo, un poco tímido. Algo raro en él, por lo general era muy desvergonzado. Me emocioné inmediatamente.

—¿En serio? ¿Dónde? ¿Cómo se llama? ¿Cómo es?

—Mirá quién es la que invade con preguntas ahora. La conocí en el kiosko donde trabajo. Creo que se mudó cerca porque fue varias veces a comprar. Me pareció muy linda entonces le pedí el Instagram.

Casi se me salió un grito de felicidad.

—¿La puedo ver?

—Sí. —Buscó en su celular el perfil de ella y me lo mostró—. Se llama Martina.

Mientras yo miraba su perfil, Tomás terminaba de pagar las cosas que compramos. Tenía algunas fotos publicadas y varias destacadas. Era morocha y rizada, con una linda sonrisa. Parecía buena onda y copada.

—Qué linda que es —le dije devolviéndole el celular.

—Sí. Además es graciosa y re inteligente. Está estudiando biología marina. Mañana vamos a salir juntos.

—¿Sí? —pregunté con emoción y él asintió con una sonrisa—. Después quiero que me cuentes todo.

—Obvio. Cambiando de tema, ¿sabés si ya está listo el videoclip de Joa?

—¿Yo? ¿Por qué sabría eso? Vive con vos.

—Ya sé, pero no me contó nada. Capaz como vos participaste, te contaba algo. Desde ese día que lo veo raro.

—¿Raro en qué sentido? —¿Y si en realidad sí había sentido lo mismo que yo? Tampoco me quería hacer falsas ideas; tal vez solo está preocupado por el éxito de la canción.

—No sé cómo explicarlo. Solo raro, diferente.

Eso solo me generaba más preguntas que respuestas. Y yo necesitaba sacarme ese beso de la cabeza. No quería que afectara mi relación con Manu.

Al otro día, mientras pasaba la tarde con Manu, la imagen de Joaquín no se me cruzó ni un segundo por la mente. Al menos no hasta que él me tomó de la cintura y unió nuestros labios en un tierno y largo beso. Intenté concentrarme y evadir esos recuerdos, así que puse mis manos en su nuca y acaricié su pelo.

—Me gustás mucho —dijo al separarnos. Me miró de esa manera que solo él sabía hacer, haciendo que mi corazón se derritiera. Una sonrisa se me dibujó instantáneamente y volví a besarlo. Por un momento, todas las dudas que daban vueltas en mi cabeza se habían ido y no parecían querer regresar.

Las cosas se intensificaron aún más cuando me pegó a él y dejó besos húmedos en mi cuello. Entre más besos y caricias, terminamos acostados en el sillón. Con el pasar del tiempo, el deseo fue aumentando y la ropa disminuyendo.

Pero una vez que volví a mi casa, me sentía tan confundida y culpable. A pesar de no saber que sentía Joaco hacia mi (o siquiera si sentía algo), estaba bastante segura de que yo sí sentía algo. Todavía no sabía exactamente qué, pero era algo que me hacía pensar en él y recordar ese beso en cada momento del día.ñ

Empecé a dar vueltas en la cama sin poder dormir, con mil pensamientos en la cabeza. De tanto pensar en Joa recordé la vez que me dio consejos para escribir canciones, tales como "Cuando no puedo sacarme cosas de la cabeza las uso para escribir" o "Los sentimientos intensos son los mejores para escribir, a mi me ayudan", entre otros. ¿Y si todo este revuelto me ayudaban a escribir mi primer canción?

Me senté en mi escritorio con una hoja y una lapicera mientras esperaba que las ideas fluyeron. Aunque tardaron alginos minutos, finalmente fluyeron. Escribí algunas frases que no me disgustaban, pero tampoco me terminaban de cerrar. Así estuve alrededor de una hora escribiendo, cambiando palabras y frases de lugar, probando y probando, viendo qué sonaba bien y qué no hasta que me quedé dormida con la canción casi terminada.

Entre besos y dudas (2024) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora