Me desperté el día siguiente a las once, con un poco de dolor de cabeza de los chupitos, pero nada que no pueda solucionar un paracetamol. Como Lucía tampoco se había despertado fui a su cuarto y cundo entre estaba vacío, la escribí que donde estaba y al pasar dos horas y no contestarme escribí a Pedri.
Tocaron el timbre y fui abrir.
- Hola Leila. – dijo Pedri.
-Hola chicos. Pensaba que solo iba a venir Pedri.
- Bueno es que nos ha dicho que venía a tu casa y pues nos hemos acoplado para que nos la enseñes en lo que llega Lucía. – hablo lamine.
- Bueno pues pasar que os enseño la casa.
Les enseñe la casa, por lo que me dijeron les gustó mucho, pero el tiempo pasaba y yo seguía sin tener noticias de Lucía estaba nerviosa pero no quería decírselo a ninguno de los chicos, pero parece ser que se dieron cuenta.
- ¿Estás bien leila?, estas temblando. – me preguntó Héctor.
- Sisi no os preocupéis.
- ¿Segura? es que estas moviendo la pierna mucho. – volvió hablar Héctor.
- Que sí que está todo bien de verdad no os preocupéis.
- Leila, dinos la verdad, ¿estas así por lucia? – dijo Ferrán.
- Sí, es que imagínate que la ha pasado algo me muero.
- No la habrá pasado solo habrá salido a dar una vuelta y se ha quedado sin batería. – dijo Héctor otra vez, viniendo abrazarme.
Al sentir los brazos de Héctor sobre mi cuerpo sentí algo que nunca había sentido, ese típico abrazo que te dan tus hermanos en el que sientes que entre ellos nada malo puede pasar, pues así me he sentido yo sobre los brazos de Héctor.
- No se chicos.
- Haber, pero cuéntanos desde el principio que ha pasado. – dijo Pedri.
- Yo me he levantado de la cama, he bajado y como no estaba he subido a su habitación he tocado dos o tres veces la puerta y al ver que no me habría pues he abierto yo y me he encontrado la cama, hecha todo ordenado y no estaba ni en su cuarto ni el baño. La he llamado más de diez veces mínimo, la he escrito un montón de mensajes y ninguno le llega y no sé qué hacer. Tampoco quiero llamar a sus padres para no preocuparles, pero de verdad que no sé qué hacer. – hablaba a punto de llorar.
- Leila, una pregunta. – comenzó hablar Fermín. – ella en Sevilla ¿era igual?, es decir, se iba de casa y no volvía hasta dentro de muchas horas y no daba señales de vida.
- Pues que yo sepa nunca ha hecho eso, sí que a veces apagaba el móvil y pasaba del todo el mundo, pero nunca se ha ido de casa sin avisar ni nada.
- Bueno, pues abra que esperar. – hablo Ferrán.
Eran ya casi las ocho y media, los chicos e habían comido en casa y aquí seguían, yo ya no sabía que hacer estaba a punto de ir a la policía a decirles que había desaparecido, pero ellos tampoco podrían hacer mucho, hasta que no pasaran 48 horas no se pondrían n su busca, entonces esa idea tampoco me servía de mucho. Estaba en mi cuarto y los chicos abajó, me acababa de despertar de dormir un rato porque me dolía la cabeza de tanto llorar por no saber qué hacer, baje y me senté en el sofá en medio de Héctor y lamine.
- ¿Estas mejor? – me dijo Héctor.
- Bueno ya me duele menos la cabeza, pero no paró de pensar en si la ha pasado algo.
- Bueno, tu tranquila seguro que está bien. – dijo Pedri, aunque el también parecía nervioso.
Me puse hablar con los chicos, sobre cuando empezaban a entrenar, bueno, en general, sobre el futbol, hasta que oímos las llaves.
- Lucía donde coño has estado desde esta mañana, no sabes lo preocupada que estaba por ti, he estado a punto de ir a la policía.
-Leila déjame en paz, no estoy de humor para que me regañes como si fueras mi madre.
- Lucía llevas 12 horas sin dar señales de vida, ¿te parece normal?
- Leila que me dejes y diles a tus amiguitos que se vayan de casa quiero estar sola.
- No se van a ir, porque también es mi casa.
- pues muy bien que también sea tu casa, pero yo quiero estar sola.
- Lucía que estás diciendo también son tus amigos.
- No, no lo son, eso pensaba, pero no. – finalizó la conversación subiendo a su cuarto y pegando un portazo.
- ¿Qué la pasa? - pregunto Fermín confuso.
- No lo sé, pero si quiere estar sola, sola va a estar, vámonos a vuestra casa por favor.
- Si vamos.
- Darme un minuto que subo a mi cuarto y nos vamos.
Subí me puso algo de ropa ya que como no había salido de casa seguía en pijama, cogí el móvil, el cargador y nos fuimos. Llegamos a casa de los chicos.
- Chavales donde estabais, llevo toda la tarde aquí solo aburrido. – habló Gavi cuando nos vio entrando en el salón.
- Estábamos en casa de leila, que estaba nerviosa porque parecía que a lucia se la había comido la tierra. – dijo Ferrán exagerándolo.
- Bueno vamos a dejar el tema, he venido aquí a despejarme un rato no a seguir pensando en tema.
- Oye yo no sé vosotros, pero yo tengo hambre, nos casi las doce y no he comido nada. – dijo Ferrán.
- Tú siempre pensando en comer, no cambias chaval. – le contestó lamine.
- Y qué queréis comer ahora si son casi las doce. – hablé yo.
- Pues un McDonald. – dijeron todos a la vez, haciendo que me riera.
Pedimos al mc, nos lo trajeron cenamos y al acabar nos pusimos a ver una película por decisión mía, pero de miedo por decisión de ellos porque querían que lo pasara mal. Estaba sentada la esquina y a mi lado Gavi, pusieron "un lugar tranquilo", que por lo que habían dicho daba miedo, pero tampoco tanto.
Estaba tapada con una manta porque ya me había llevado varios sustos, pero ahora me lleve uno peor haciendo que abrazara a Pablo de la inercia.
- Pobrecita tiene miedo como una niña pequeña. – me dijo intentado hacerse el gracioso.
- Pablo no haces gracia.
- Pero es que eres como una niña pequeña, en todos los sentidos.
- Gavi vete a la mierda.
- Pero sabes qué... - hizo una pausa. – así me pones más todavía.
Yo simplemente le mire, no le contesté ya demasiadas cosas habían pasado hoy como para que pablo me dijera esto también. Al final me termine quedando dormida en su hombro.
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TODO LO QUE HAGO ES POR TI
FanfictionLeila se muda a la ciudad donde quiere vivir desde pequeña, Barcelona, con su mejor amiga Lucía, pero algo la hace cambiar el rumbo de su vida cambiándosela por completo en poco tiempo.