VIII. LEILA

96 5 0
                                    

Al despertar le tenía apoyado sobre mi pecho, la verdad que era muy adorable durmiendo, con cuidado intenté zafarme de su agarre y salir de la cama, a salir me encontré a Lucía saliendo también de su cuarto, bajamos abajo, desayunamos en el patio ya que, hacia un sol tremendo, cuando terminamos recogimos y limpiamos un poco la casa y subí a despertar a pablo. Al entrar a la habitación estaba tapado con la sabana hasta la cintura por lo que se le veían sus resaltados abdominales, me quedé unos minutos observándolos hasta que oí algo.

- Rubia creo que mis ojos están más arriba. –escuche de fondo. – rubia estas ahí. – volvió hablar pablo.

- Decías algo Pablo. – le conteste saliendo de mi trance.

- Que mis ojos están más arriba.

- Pablo deja de decir tonterías y levántate de la cama que tienes entreno por la tarde.

- Joder con lo cómoda que es tu cama.

- Ya por eso duermo yo en ella.

- Bueno tú también eres muy cómoda.

- Ya eso me decía mi ex. - le dije para picarle.

- A pues muy bien. – dijo borde, mientras se levantaba de la cama y se ponía la camiseta.

- Es broma, pero no entiendo porque te picas si solo somos amigos y tu estas con Sheila.

Parecer ser que se lo tomo en serio, porque no me contestó, directamente cogió sus cosas y estaba a punto de salir de la habitación cuando le pare.

- Pablo ¿Qué te pasa? – le dije, pero me ignoro. – pablo contéstame.

- Nada.

- Ya y yo soy pelinegra.

- No te quedaría mal.

- No me cambies de tema dime que te pasa.

- Ya te he dicho que nada.

- Bueno si tú lo dices.

- Solo me tengo que ir, me tengo que duchar comer que son casi las dos e irme a entrenar a las cuatro y quiero tirarme un rato en mi cama.

Le acompañe hasta la puerta, me dio un beso de despedida en la cabeza y se fue.

* Gavi

Cuando salí de casa leila mis labios se convirtieron directamente en una sonrisa de oreja a oreja, leila era de las pocas personas que me hacían sacar mi verdadera sonrisa. Cada vez que estaba cerca de ella sentía una conexión, no sé porque, pero yo solo podía pensar en ella. Estaba llegando a la puerta de casa cuando pensé en las palabras que me dijo ayer leila pero que los chicos también me habían dicho alguna que otra vez. Sabes que Sheila no te hace bien verdad, son las palabras que en mi mente resonaban cada vez más fuerte. A lo mejor ellos tenían razón y ella solo me quería por quien soy y no por como soy, estaba demasiado confundido, Sheila y yo no estábamos pasando nuestro mejor momento eso es cierto, pero tampoco la veía capaz de hacerme eso porque la conozco desde que éramos pequeños, aunque saliéramos desde julio. Entre a casa y todas las miradas se posaron en mi al verme entrar y con esa sonrisa que leila había sacado.

- Gaviiii, te echábamos de menos. – dijo Ferrán haciendo como que lloraba haciéndonos reír.

- ¿Dónde has pasado la noche enano? – me pregunto Pedri.

- Eso ¿no me estarás poniendo los cuernos no? – volvió a decir Ferrán.

- No, cariño no te preocupes. Me quede a dormir en casa de Leila. – les respondí y todos me miraron sorprendidos.

- En casa de mi hermana, ¿Por qué? – me pregunto Héctor.

- ¿Cómo que tu hermana? – le dijo Pedri.

- Si mi hermana, una historia larga un día os la contamos. – dijo Héctor. – Pero, ¿Por qué has dormido en casa de Leila?

- Fui a verla cuando nos dijiste que estaba mala y la lleve un peluche y pues me quede a cenar y me invitó a dormir con ella.

- A encima dormiste con ella, Gavi cuidadito lo que la haces a leila que te parto la cabeza.

- No te preocupes Héctor, yo no la haría daño.

- Gavi, ¿te gusta leila? – me dijo Fermín y yo me puse nervioso.

- Ehhh, bueno me parece guapa. – dije un poco nervioso.

- A Gavi le gusta Leila, a Gavi le gusta Leila. – empezaron a "cantar" Ferrán, Lamine, Pedri y Fermín.

- Yo no he dicho que me guste.

- Ya bueno y por eso has entrado en casa con una sonrisa de oreja a oreja. – me dijo Pedri.

- Bueno tu no hables muy alto, ¿Qué te pasa con Lucía? – le pregunté.

- A mi nada solo somos amigos. – respondió Pedri.

- Ya claro y yo me lo creo. – dijo Lamine.

- Vale la verdad es que me gusta mucho, pero ella está muy rara conmigo y pasa de mí.

- Bueno hermano no te preocupes seguro que acabáis juntos solo tienes que sacar tus dotes de conquistador. – le dije.

Estuve hablando un rato más con ellos y luego se subí a mi habitación, me tire en la cama y me quede pensando en Sheila, quizá sí que debería dejarla, pero en parte yo la quiero y ella a mí también, aunque me lo demuestre pocas veces. Y por otra parte estaba leila que cada vez me estaba robando más el corazón, cada vez que pienso en ella solo me la imagino a mi lado para siempre, pero ella no va a querer nada conmigo porque seguirá pensando que soy un mujeriego y que solo uso a las tías para follarmelas. Yo no soy así, he cambiado desde que ella me dijo lo que pensaba de mí en aquella discoteca de Sevilla, la verdad no había parado de pensar en ella desde que la vi por primera vez, pero como sabía que no la iba a volver a ver seguí con mi vida y empecé con Sheila, aunque todos y cada uno de los días pensaba en ella. Cuando la volví a ver tuve la sensación de que ella era mi alma gemela y que la vida me había hecho reencontrarme con ella.

TODO LO QUE HAGO ES POR TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora