XX. TE QUIERO

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LUCIA*

Me desperté sobre las diez ya que había quedado con Pedri para dar una vuelta y luego ir a comer, estaba en la cocina terminándome de beberme el café en lo que le esperaba, pero escuche un ruido proveniente del salón, asique me acerque a ver y me encontré a Gavi durmiendo en el sofá, supuse que se había quedado ayer después de que Leila no quisiera hablar con él y de que yo le dije que se fuera que hoy no iba a hablar con él, pero conociendo lo cabezota que es Gavi seguro que se le había ocurrido algo y que por eso estaba aquí durmiendo y no se fue a su casa. Me llamo Pedri que estaba fuera que le abriera.

- Hola guapo. – le dije al verle.

- Hola preciosa. – me contesto y seguido me dio un beso.

- Pasa, estaba terminando de tomarme el café. – estábamos en la cocina. - ¿Quieres algo?

- No, me he tomado un café en casa.

- Vale, me pongo los zapatos y nos vamos.

- Venga sube que te espero en el salón.

- Tienes una sorpresa.

- ¿Dónde? ¿en el salón?

- Ve y las ves.

Él iba delante mío y cuando llego al salón miro al sofá y luego e miro a mi confundido.

- ¿Qué hace aquí? – me pregunto confuso.

- Supongo que se quedó a dormir ayer después de que Leila no quisiera hablar con él.

- Ya me conto Leila lo que les paso y porque está enfadada.

- Déjale dormir, subo y nos vamos.

Subí me puse los tacones y nos fuimos.

GAVI*

Me desperté pegando un salto cuando escuche un portazo, no le di importancia y seguí durmiendo un rato más, era pronto hoy tenia entreno por la tarde asique por la mañana no tenía nada que hacer. Seguí durmiendo hasta que escuché una voz pronunciando mi nombre seguidas veces.

- Gavi, despierta. – decía otra vez mientras me zarandeaba para que me despertara. – GAVI. GAVI. GAVI. – empezó a gritar mi nombre y yo me hice el dormido porque reconocía esa voz y quería ver hasta qué punto llegaba. – Gavi, o te despiertas o te tiro un vaso de agua fría. Ósea que esas tenemos. – dijo y escuche como se alejaba y segundo después abría el grifo. Me levante sigilosamente para que no me viera y llegue hasta la puerta de la cocina donde me pos ciñe para asustarla.

- BUUUUU. – grite.

- AHHHH. – grito ella y del susto tiro el vaso al suelo. - ¿Qué haces aquí Gavi? – dijo mientras me miraba con una miraba fulminante.

- Creo que ya sabes porque estoy aquí. – suspiro. – Leila por favor perdóname sé que lo dije no está bien, pero me salió sin pensar estaba picado por lo que tú me dijiste, aunque no lo justifico, sé que te dolieron mis palabras, pero de verdad que me siento mal, no me gusta verte llorar y menos porque sea por un tonto como yo.

- Gavi sabes si sabes que esas palaras me iban hacer daño porque las dijiste.

- Dije lo primero que se me paso por la cabeza sin pensar cómo te las podías tomar o por como ibas a reaccionar. Por favor perdóname.

- Te perdono. – dijo y yo la abrace. – Pero a cambio me tienes que llevar a PortAventura.

- Anda qué pides poco tu no. – se río.

- Es que quiero ir desde que llegue y no quería ir sola y que mejor momento que este.

- Bueno está bien. Esta semana no puedo, pero la siguiente tenemos tres días de vacaciones te llevo te lo prometo. – ahora fue ella la que me abrazo y yo no podía estar más feliz de haber solucionado las cosas.

Fuimos a la cocina desayunamos y la propuse ir a casa con los chicos a pasar allí el día.

- Hola chavales traigo compañía. – dije entrando al salón y Leila venía detrás mío.

- LEILA. – gritaron los chicos cuando la vieron.

- Hola niños. – hablo ella.

Deje a Leila con los chicos en lo que yo subía a ducharme y cambiarme ya que seguía con la ropa de ayer, cuando estaba listo baje.

- Gavi. – hablo Lamine cuando me vio. – Nos ha estado contando leila que la tienes que llevar a PortAventura porque no nos llevas a nosotros también.

- Si queréis venir os compráis vosotros la entrada, yo la llevó porque era la consecuencia, pero vosotros no entráis en el plan.

-Gavi. – hablo Leila y todos nos giramos hacia ella. – Pues ahora que lo pienso también les tienes que invitar a ellos.

- Eso eso. – dijo Fermín.

- Muy bien Leila. – hablo Lamine mientras le chocaba la mano a Leila.

- Si venga si queréis también os pago un viaje a las Bahamas.

- No estaría mal, pero eso en verano. – hablo Ferrán.

- Podemos hacer una cosa. Esperamos a que vengan Pedri y Lucía se lo decimos y si quieren vamos todos. – dijo Leila.

- Ellos no tienen ningún problema en quedarse solos seguro que mal no se lo pasan. – hablo Ferrán riéndose.

- ¿Vemos una peli? – pregunto Lamine.

- Vale, pero ¿dónde está mi hermano desde que durmió en mi casa no le he visto? – hablo Leila.

- No sé, por casa no ha pasado. – hablo Fermín.

- Bueno pues ir escogiendo una peli voy a ver si me lo coge.

- Vale.

Teníamos que ir al entreno a las seis asique todavía teníamos bastantes horas para estar por casa, pusimos una peli de miedo porque a leila no le gustaban.

- No me lo coge. – dijo llegando al sofá.

- Siéntate. – la dije dándole golpes al sofá a mi lado.

- ¿Cuál habéis escogido? – pregunto

- Una de miedo. – contesto Lamine y ella suspiro.

- Sabéis que no me gustan el miedo. – hablo Leila.

- Si tienes miedo abrázame. – la dije en un susurro para que solo me escuchara ella.

Nos pusimos a ver la peli, había algún susto, pero tampoco eran muy fuertes, hasta que llego uno en el que Leila se abrazó a mi dejando de mirar la tele.

- No pasa nada rubia. – dije mientras la apretaba más contra mí.

Así seguimos durante toda la peli, cuando acabo Leila se había quedado dormida abrazada a mí, decidí subirla a mi cuarto para que estuviera más a gusto y durmiera más tranquila y no teniendo a los chicos pegando gritos a su lado. La puse sobre la cama, la di un beso en la cabeza y me bajé un poco las persianas para que no la molestara la luz y volví al salón.

Me senté en el sofá pensando en lo que producía Leila en mí. Esa niña se había convertido en una persona muy importante para mí. Cuando la volví a ver por segunda vez en Barcelona me propuse a mí mismo arreglar las cosas y protegerla. Desde el primer momento me parecía preciosa y ahora que la tenía en mi cama durmiendo tenía claro que no la quería perder por nada en el mundo. La había cogido un cariño especial, ese tipo de cariño que solo se lo puedes coger a una persona porque sabes que va a ser ella quien te va hacer feliz siempre, pues ese cariño era el que yo le tenía a Leila y no quiero por nada del mundo separarme de ella.

Fuero pasando las horas y como veía que Leila no bajaba y yo tenía que cambiarme subí cogí la ropa del entro la metí en la mochila y la deje un mensaje para que cuando se despertara supiera que nos habíamos ido. Bajé al jardín cogí una flor y se la deje al lado de la nota donde estaba escrito.

"Rubia nos hemos ido a entrenar volvemos a las nueve, no te vayas así cenamos todos en casa

PD: te quiero. PG."

TODO LO QUE HAGO ES POR TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora