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"ENCUENTROS A LA LUZ DE EROS"

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"ENCUENTROS A LA LUZ DE EROS"

Todo el cuerpo del Lee Hyusang empezó a hormiguear con anticipación; su ritmo cardíaco terminó igual de afectado ante la acción del bailarín. Por consiguiente, lo escrutó con la mirada, buscando respuestas. No lucía ebrio; estaba seguro y tampoco destilaba un olor fuera de lo usual, por lo que no pudo hallar explicación a su comportamiento, ni mucho menos encontrarle el sentido de lo que ha estado pasando por su mente y aún prevalecía en sus pensamientos, atormentándolo a tal punto que había perdido el brillo en aquellos oscuros orbes que tanto lo caracterizaban. 

Tenía demasiadas preguntas; quería reñirle por no haber respondido a su mensaje. Por lo que, apoyando los codos a sus laterales, el rubio reincorporó el torso sin dejar de mirarlo, ocasionando que la bata se abriera, dejando a la vista su pecho desnudo. El cabello aún húmedo caía sobre sus cejas debido a la reciente ducha. 

—Jinwoo... —El aroma del perfume del tatuado le dilató las pupilas y casi podía verse a sí mismo con sus labios entreabiertos, intentando encontrar una pregunta coherente ante su aparición y su actitud, mientras el ajeno tiraba la mochila en el suelo—. Minho-ssi me ha mantenido informado sobre lo ocurrido. Lo tiene controlado. ¿Has estado bien? ¿Has comido?

¿Había ocurrido algo más? ¿Era ignorante de algo importante? ¿Pasó un acontecimiento fuera de su entendimiento que haya motivado al tatuado actuar de ese modo? 

Intentó reincorporarse, pero terminó en las mismas condiciones y por iguales causas. Jinwoo volvió a presionarlo contra el colchón, evitando que se levantara. Este, en aquel instante, se sentía distinto; ya no iba con fines de pasar el tiempo, de conseguir dinero, y hacer aquello solo por la necesidad de obtener toda aquella remuneración económica. Él supo que no quería eso. Anhelaba algo más. Deseaba sentirse vivo de nuevo, porque, de alguna forma, no lo estaba.

No en ese momento. 

—¿Qué ocurre? —Tragó saliva con fuerza ante aquella mirada, y algo dentro de Hyusang se estremeció. 

El azabache observó el rostro ajeno y luego su vista escaneó el cuerpo entero del rubio. Sus pupilas se habían dilatado, ensombreciendo su mirada. Estas volvieron al punto de inicio, donde notó el rostro sonrojado de su jefe, sus labios rojizos y el resto de su anatomía medio cubierta. Quiso concentrarse en él, no en su aspecto, o estaba seguro de que terminaría cediendo. Aun así, primero debía asegurarse de que todo aquello se encontraba bien. 

Fue directo hacia él, apoyando una de sus rodillas en la cama; ambas manos le tomaron el rostro, apenas tuvo la oportunidad y sus largos dedos acariciaron su mentón firme, y luego obligó al mayor a retroceder, de modo que quedó así sobre él, afianzando sus extremidades sobre la misma para no dejar caer su peso entero encima del contrario con sus alientos chocando entre sí. Sus labios se enredaron con la piel del cuello ajeno enseguida, acto que estimuló la neurología de Jinwoo, haciendo que este olvidase lo que acababa de suceder en el hospital, donde le habían puesto un sinfín de advertencias sin sentido. 

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