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"DESEOS PROHIBIDOS"

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"DESEOS PROHIBIDOS"

Minho apareció en su campo de visión con una amplia sonrisa para sentarse junto a sus piernas. Apoyando su mentón en la rodilla del rubio, centró su atención en el tatuado.

—Cuéntanos qué tal te fue. Seguro que viste a chicas muy guapas —Hyusang rodó los ojos ante su descaro; casi tuvo la necesidad de tirarle del cabello.

—¿Te interesa su viaje o las mujeres con que se acostó allá? —Lo miró mal—. Sabes que tiene novia, es absurdo que preguntes eso.

—Tú eres el que está insinuando encuentros sexuales, yo solo pregunté por chicas. —Soltó una carcajada al ver la reacción del mayor.

Jinwoo abrió ligeramente sus labios para poder decir algo respecto a la recomendación de su jefe para dejar Eros y continuar con sus planes a futuro, detalle que apreciaba de forma considerable, sin mencionar que ese hecho lo hacía sentirse importante para él, aunque... No consideraba necesario irse; por ahora, todo estaba bajo control. Los contratos que estaban firmados eran ligeros. No quería dejar de bailar. Él lo tenía muy en claro.

Sus días solían ser agotadores porque también tenía que ir y venir directo al hospital, pero no le importaba si eso le mantenía ocupado. Jinwoo solía olvidarse de sus problemas en ese sitio.

Eso, quería decirle aquello, deseaba admitirle que el sitio que tanto lo incomodó era su lugar más seguro, o eso fue la idea hasta que fue interrumpido por el médico de su novia. Centró su mirada en la forma en la que ambos parecían ser bastante cercanos, la forma en que el tipo abrazaba la pierna del rubio con comodidad y este parecía estar acostumbrado a eso. Detalle que no debería importarle, pero en aquel momento, había diez mil dudas construyéndose en su cabeza de manera apresurada. Donde una de ellas encabezaba la lista: ¿Por qué él no podía hacer lo mismo?

—No. No tuve tiempo para ese tipo de planes; estuve muy ocupado con los entrenamientos y descansando. —Se negaba a verse como un aguafiestas, pero era la verdad.

Alejó su mirada del que ha estado hablando antes, y la desvió al centro del salón, arrugando levemente el entrecejo, aunque no era consciente del gesto; a simple vista parecía lucir poco conforme, casi molesto.

—Me pondré a ensayar —murmuró aquello, levantándose enseguida del suelo para continuar con su habitual práctica. 

Esa noche debía presentarse y esta vez debía hacerlo por su cuenta, por lo que, si quería rendir y volver a dar un magnífico show, entonces debía apresurarse a prepararse, ya que se ha integrado al resto de los bailarines, entablando charlas prontas con los nuevos.

Con lo que ha ganado en la competencia, podría darse unos cuantos lujos, pero era obvio que el sentimiento de ambición estaba siempre presente en él; que no había dudado en firmar y renovar más contratos cuando se le presentó la oportunidad que su entrenador le ofreció. 

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