En el vibrante mundo de Eros Club, Lee Hyusang, un empresario exitoso y abiertamente homosexual, hereda el negocio de su difunto padre. Con su fiel amigo Wooyoung a su lado, el club brilla con sus espectaculares shows de striptease mixtos y vibrante...
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"EMOCIONES ENCADENADAS"
Para cuando Jinwoo recibió los resultados de sus pruebas de ETS aquel martes en la mañana. Se vio así mismo releyendo el contrato que había impreso en uno de aquellos locales con propósitos estudiantiles de impresión. Se dirigió directamente a su apartamento y dejó caer su culo en el sofá desgastado, soltando un suspiro de cansancio.
Sus ojos recorrieron las extensas cláusulas en las que se estipulaban demasiadas condiciones, pero para ese punto no se oponía a ninguna. En realidad, todo aquello lograría darle un beneficio, no solo para él mismo, sino para el rubio.
Pasó lo que quedó de día libre en ello, leyendo con paciencia el asunto en el que se iba a involucrar, aprovechando que no visitaría aquel día a Yuna.
Sus ojos fueron a una cláusula en específico. Esa condición de no besarse mutuamente le parecía algo extraña; pero lo entendía, quizás más de lo que lo hizo en aquel momento en que lo escuchó de su boca por primera vez. Porque diablos. Jinwoo se veía incapaz de plantarse frente a su jefe y besarlo.
Se sentiría extraño, de por sí toda la situación de estar con alguien de su mismo sexo le resultaba raro a tal punto de que le ponía el pelo de punta. No se querría imaginar cómo demonios pensaba arreglárselas para hacer que... se levante. O siquiera pueda disfrutar del acto.
Hecho que le mortificó desde que acordaron los detalles finales.
¿Y si no lograba tener una erección? ¿Tendría que recurrir al Viagra a cada encuentro? ¿Y si lo hace mal? ¿Deberá ver porno gay con antelación al acto? Jinwoo jamás había tenido ningún contacto físico con alguien de su mismo sexo, por eso para ese punto se encontraba replanteándose muchas cosas, sobre todo la idea de que ya no podía echarse para atrás. Lo iba a hacer, fuese como fuese.
Encontraría la manera de que funcionara.
Aquella noche se dirigió a su trabajo, como lo había de forma habitual, después de haberse puesto en contacto con el hospital y recibir noticias de que su novia había estado como normalmente estaba: sin mejorías; pero tampoco había empeorado desde la última vez que tuvo una recaída, y eso quizá le dio cierta esperanza al azabache.
Pasó por la barra y saludó al personal que cruzó su camino por educación antes de tomar lugar junto a uno de ellos. Aunque no solía ser tan abierto con interactuar en sus trabajos, había encontrado la manera de forjar amistades, en especial, allí.
Sus ojos recorrieron el salón en general, donde pudo notar que aquella noche, al ser sábado, la clientela solía aumentar. Sus ojos fueron a la segunda planta, donde notó la presencia de Park Jihoon detrás de las consolas.
—¿Estás buscando a alguien en concreto? —le preguntó Seojun a su lado antes de llevarse la cerveza a la boca.