En el vibrante mundo de Eros Club, Lee Hyusang, un empresario exitoso y abiertamente homosexual, hereda el negocio de su difunto padre. Con su fiel amigo Wooyoung a su lado, el club brilla con sus espectaculares shows de striptease mixtos y vibrante...
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"MEMORIAS DEL COMIENZO"
Hyusang simplemente quiso apagar su teléfono. Era su día libre, Jinwoo no estaba y lo que menos quería era salir de su apartamento. Pero el constante llamado en el aparato ya empezó a tocarle los nervios, sobre todo, cuando identificó las llamadas: Song Jinsung. Eran casi las tres de la mañana y parecía que el sujeto no se rendía con facilidad, a pesar de que lo amenazó con demandarlo.
Soltando una cantidad considerable de maldiciones, agarró este mientras se reincorporaba en la cama, tratando de ignorar el malestar físico que dejó su último encuentro sexual con un chico que conoció en su gimnasio, y, puesto de que se hubiera atrevido a dejarle marcas notorias en la piel, solo aumentó su mal humor.
El hecho de no haber podido mantener la promesa a Jinwoo de no buscar reemplazos en su ausencia le recordó que estaba llevando más lejos de lo necesario el romper las reglas. No tenían una relación, por lo que el sentirse mal lo hacía molestarse consigo mismo. No le debía fidelidad, que solo era un acuerdo de beneficios mutuos y era algo que no debía olvidar.
—¿Qué quieres ahora, Song? —respondió con frialdad; al otro lado, alguien se aclaró la garganta.
—¿Señor Lee? Lamento perturbar su hora de descanso; habla con el oficial Min. —Todo el sueño en el sistema del mencionado desapareció ante aquel hecho—. Lo que pasa es que el joven Jinsung está detenido por agresión e intento de robo; al parecer usted es su contacto de confianza...
Por un instante tuvo el impulso de decirle que no lo conocía, que era un simple estafador y que merecía que lo metieran en retención varios meses con servicio obligatorio, pero Hyusang se consideraba débil de corazón; odiaba ser tan malditamente compasivo con personas que no lo merecían en realidad. Quiso culpar a su padre por ello, por ser educado de esa manera y forjarle principios que no deberían estar destinados a todos los casos.
—¿En qué estación lo tienen? —El mayor preguntó. Una vez obtuvo la información, salió de la cama y se cambió para emprender camino al mismo.
Para su suerte, era cerca; mientras iba de camino, no pudo evitar recordar todas las ocasiones en que aquel chico con la edad de Jinwoo había ocasionado desastres a lo largo de su corta vida, cómo su vida había sido influenciada por la violencia y estaba convencido de que su madre era culpable de todo lo que le ocurría a su hijo. No le molestaba el hecho de que lo haya abandonado en su caso, porque para eso debía haber un vínculo emocional y no existía. Jamás reconocería a esa mujer como su progenitora, y eran esos momentos en que se sorprendía de que aquella extraña era la excepción de la crianza de su padre, que le era imposible empatizar con ella.
El proceso de pagar la multa al llegar fue breve antes de que apareciera en su campo de visión aquel joven esposado que tantos problemas le ha causado. Tenía un feo moretón en su ojo que lo tenía tan hinchado que era imposible abrirlo; Hyusang distinguió cortes en sus mejillas y un feo hematoma en su cuello. Su camisa estaba rota y manchada de sangre y tierra en conjunto con el cabello negro grasoso. Este ni siquiera lo miró cuando llegó a su lado, por lo que luego de agradecerle al oficial, ambos salieron en conjunto en un incómodo silencio donde, al parecer, Jinsung tomó la iniciativa de ir caminos por separados.