En el vibrante mundo de Eros Club, Lee Hyusang, un empresario exitoso y abiertamente homosexual, hereda el negocio de su difunto padre. Con su fiel amigo Wooyoung a su lado, el club brilla con sus espectaculares shows de striptease mixtos y vibrante...
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"PREJUICIOS DESNUDOS"
Hyusang se reincorporó de la cama hasta levantarse por completo para tomar la copa de vino tinto a medio terminar que había dejado en la mesita de noche. Se paseó por la habitación con esta en mano bajo la atenta mirada de Jinwoo, quien dejó su mochila en el borde de la cama mientras se reincorporaba de la misma casi por instinto.
Solo entonces Hyusang se detuvo frente al gran ventanal, observando la vida nocturna de la ciudad. Por el reflejo del vidrio, pudo ver la hora en el reloj analógico brillante: 12:40 AM. Jinwoo, con la mirada, le recorrió la fina curva de la silueta del rubio, lo pequeña que lucía su cintura a causa de sus caderas esbeltas. Hyusang no solo era guapo de rostro, su rostro andrógino iba en conjunto con una figura que seguramente tuvo años de trabajo físico para llegar a ese punto.
—Es usted un joven ambicioso, debería darle crédito a eso —murmuró dándole vueltas al líquido rojo antes de darle un trago a este, terminándoselo por completo para dejarlo en la mesita más cercana.
Solo entonces lo encaró. Mientras se acercaba hasta quedar frente a él, Hyusang analizó el rostro ajeno detenidamente. Lo primero que notó fue su cansado semblante y, aunque quiso usar eso como una excusa para mandarlo a casa, no pudo, no cuando había estado añorándolo por tanto tiempo.
—Jinwoo... —Los vellos del mencionado se pusieron en punta al mismo tiempo que este observó cómo la mano del rubio se extendió a su dirección vacilante y, justo cuando iba a tocar su mejilla, se detuvo por un momento.
El estómago del bailarín se estrujó ante la acción ajena. Sus ojos volvieron a encontrarse, donde Hyusang pedía a través de los suyos un silencioso consentimiento. Jinwoo tragó saliva; tenso, sin embargo, asintió.
Vacilante, el rubio le acarició la mejilla con suavidad, ascendiendo hasta sus cejas, y pasó con gentileza su pulgar por dejado de los ojos, donde la zona yacía oscurecida debido a lo que seguro era falta de sueño. Los ojos del pelinegro se cerraron por medio segundo cuando eso ocurrió, pero volvieron a abrirse un momento después, atento a las acciones ajenas.
—Han sido días difíciles para ti, ¿no es así? —Hyusang le susurró.
Las pupilas dilatadas del mismo recorrieron las facciones del contrario antes de finalmente usar sus dos manos para trazar su contorno; descendieron desde su cuello hasta sus hombros, pecho, costillas y cintura. Tomó el dobladillo de su camisa volviendo a hacer contacto visual.
Jinwoo retuvo el impulso de retroceder, de atrapar las muñecas del rubio para parar sus intenciones, quería incluso pedirle un momento para prepararse y, aunque sabía que Hyusang le daría tiempo, su ego le impidió retroceder.
—¿Me permites quitarte la camisa? —interroga este. Jinwoo tragó saliva. Observó con detenimiento las facciones de su jefe por un largo momento y tomó una bocanada de aire.