36

23 3 2
                                    

"LA POSESIÓN DE EROS"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"LA POSESIÓN DE EROS"

Las pupilas de Hyusang parecían casi engullir sus iris por completo; su respiración artificial se transformó en jadeos anhelantes, como si todo el oxígeno del planeta hubiera desaparecido por completo. Se sentía como pez fuera del agua. Su piel ardía como si estuviera envuelta en brasas del mismo infierno, y en lugar de ofrecerle un calor reconfortante, le causaba un intenso dolor. Cada centímetro de su piel estaba hipersensible, sudorosa, clamando por atención. 

Quiso convencerse de que el alcohol que había ingerido antes de su visita había agudizado la sensibilidad de cada terminación nerviosa de su cuerpo. El rubio sintió que su alma casi quería escapar de la trampa de carne que limitaba su existencia en el momento preciso en que aquel Adonis se levantó de su asiento para acercarse a él. Cada lento y tortuoso paso a su dirección se sintió como cien años de cruda agonía. Su cuerpo se tensó con intensidad, provocando dolor, y algunos de sus miembros comenzaron a experimentar calambres como resultado.

—Por favor, conejito. Lo necesito, necesito de tu contacto, necesito que me tomes de nuevo y acabes con esta agonizante abstinencia; lo necesito, solo... Por favor, hazlo, o creo que moriré —suplicó, con lágrimas brotando de sus ojos, sobrepasado por la desesperación. Las cadenas que lo aprisionaban solo intensificaban su dolor, llevándolo al borde del abismo, donde la pérdida de su cordura parecía inminente—. Asumo plenamente la responsabilidad por haberte hecho esperar. Simplemente, actúa. Haz algo por favor.

Mientras Jinwoo contemplaba su cuerpo desnudo, la habitación se sumió en un silencio absoluto. Salvo por su respiración, se convirtió en un auténtico caos y se dirigió hacia él.

El peso de su torso se dejó caer sobre Hyusang, quien, al abrir las piernas, logró arrastrarlo suavemente sobre las sábanas blancas hasta que quedó reclinado. Sus labios van al cuello ajeno, dejando un rastro de besos húmedos desde su hombro hasta el lóbulo izquierdo de su oído. Luego de realizar una intensa inhalación en su dermis, atrapó aquel olor que tan loco lo volvía, acto que Hyusang agradeció para sus adentros. Las caderas de Hyusang pronto se removieron; ni siquiera se sintió avergonzado de estar frotándose contra él como si estuviera en celo.

Jinwoo giró la cabeza y, en ese instante, sus labios se encontraron en un beso incendiario, uno tan intenso que solo les permitió jadear sobre sus bocas, mientras el otro suspiraba con fervor sobre la misma. Sus lenguas se entrelazan y se disipa la escasa paciencia que le quedaba. Los dedos tatuados se deslizan rápidamente por su cuello, apretándolo en el momento en que se separa de su boca, permitiéndole al rubio contemplar aquellos ojos oscuros, colmados de deseo.

Kim era consciente de las expectativas de su jefe y también de sus propios deseos, pero anhelaba que él lo reconociera abiertamente. Se dio cuenta de que solo necesitaba descubrir la manera adecuada de motivarlo.

—No es suficiente. —El contacto visual era adictivo. Sin embargo, su mirada rompió el contacto al descender lo suficiente para apreciar el cuerpo que se encuentra debajo del suyo, luciendo únicamente esa ropa interior oscura que acentúa sus piernas tonificadas.

EROS CLUBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora